Miles de niños arropan a Papá Noel en su llegada a Valladolid

Aunque el barbudo más famoso del mundo y su nutrido séquito –350 personas más seis carrozas– ya estaban listos desde unas horas antes, no fue hasta las 18:35 horas cuando arrancaron su desfile por la ciudad en un recorrido que partió desde el paseo de Filipinos y desembocó en la Plaza Mayor, después de atravesar el corazón de la ciudad arropados en todo momento por los vallisoletanos.

Porque Santa Claus, recién llegado desde Laponia, se dio este sábado un auténtico baño de masas en la capital. De hecho, la gran afluencia de público era lo más comentado entre los asistentes. «No sé que habrá pasado este año, pero hay muchísima gente», afirmaba un grupo de padres, mientras cogían a hombros a sus pequeños.

Era esa, o haber llegado a Filipinos con suficiente antelación –a las seis en punto ya era imposible coger sitio incluso en la segunda fila a lo largo de todo el paseo–, la única manera de poder ver con detalle la comitiva y las coreografías preparadas por las decenas de elfos, duendes, soldaditos y patinadores que acompañaban a las seis carrozas.

También anticipaba una multitudinaria Cabalgaza la densidad del tráfico por todo el centro de la ciudad desde varias horas antes –encontrar un aparcamiento a un lado y otro del Arco de Ladrillo se antojaba prácticamente misión imposible– y el continuo flujo de peatones en la misma dirección. Hasta el punto de que los treinta segundos habilitados en los pasos de peatones para atravesar la calzada se quedaban escasos. Pero los vallisoletanos salieron de casa con antelación y llegaron a tiempo para saludar a Papá Noel e incluso, en algunos casos, entregarle sus cartas gracias a la inestimable colaboración de sus ayudantes.

Al ritmo de 'Suéltalo', la popular canción de Frozen, y algún que otro villancico, una orquesta de osos polares abrió el desfile, ambientado en un cuento dividido en tres actos, cinco minutos después de la hora prevista. Tras la banda, un enorme regalo de Navidad avanzaba la entrada al Reino del Hielo con Elsa, la Reina de las Nieves, su íntimo amigo el muñeco de nieve Olaf y Gazi, la simpática vaca de Leche Gaza, a bordo de una impresionante carroza que expulsaba pompas de jabón que simulaban la caída de nieve.

Tras ellos, un amplio grupo de soldaditos precedían a un enorme tren repleto de luces, que llevaba a bordo de sus vagones –con apariencia de carruajes– a personajes tan conocidos por los más pequeños de la casa como Cenicienta, Maléfica o las hadas madrinas.

También se dejaron ver, por ejemplo, Blancanieves, Peter Pan o el Genio de Aladdin. Seguidamente, desfilaban los ayudantes con carritos cargados de cartas, así como renos y decenas de elfos para anunciar la llegada del más deseado y aclamado: Papá Noel, que montado en una imponente carroza –que, por cierto, estrenaba– no dejó de saludar y repartir besos durante todo el recorrido a los miles de niños que no quisieron perderse su visita a la capital vallisoletana.