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El Primero de Mayo sirvió para mostrar, en Valladolid, el doble foco en torno al empleo. Por un lado, el Gobierno mira a lo macroeconómico. ... Crecimiento, récord de generación de empleo, «un modelo económico que funciona», defendió la ministra de Igualdad, Ana Redondo, «más de 10 millones de mujeres que trabajan y cotizan a la Seguridad Social», aumento del salario mínimo. Por el otro, los sindicatos, liberados ya de Vox en la Junta de Castilla y León, miran a lo microeconómico. Al bolsillo del trabajador y sus condiciones laborales. «La reivindicación principal, no la única, se basa este año en la reducción de jornada a 37 horas y media semanales. Es nuestro gran objetivo», decía Vicente Andrés (CCOO). «Castilla y León es una tierra hostil y una tierra difícil para los salarios; en Castilla y León, en jornada laboral pactada, estamos trabajando dos días más que el conjunto del país y en cuanto a los salarios, estamos un 10% por debajo del resto del país», señalaba Óscar Lobo (UGT).
Todo, en el fondo, se ampara en lo mismo. Un escenario macroeconómico favorable, de crecimiento, que permite que el 1 de mayo haya llegado con un récord de ocupados en Valladolid, 245.103. Por encima de la media autonómica. Por encima de la media nacional. «Somos la economía que más ha crecido en 2024. Que probablemente más vaya a crecer en 2025», presumió la ministra de Igualdad. «El día del trabajador, una jornada para recordar que en Castilla y León hay más personas trabajando que nunca», reivindicaba su cuota de responsabilidad el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco.
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Y a estos números les ponían la guinda los representantes sindicales. «Vimos cómo creció la economía el año pasado el 3,2%, es decir, somos un 3,2% más ricos que el año anterior. Las empresas han aumentado sus márgenes empresariales de forma importantísima, más que nunca, un 8%, y ayer veíamos los datos de la banca, cómo han incrementado en el primer trimestre más de 8.500 millones los beneficios. Por lo tanto, estamos en un momento donde es posible, después de 40 años, dar un salto en la calidad de vida de la gente trabajadora y reducir el tiempo de trabajo», arengaba Vicente Andrés.
La de Valladolid fue una manifestación tranquila, con buen tiempo y cuatro mil manifestantes, según la Subdelegación del Gobierno, además de otros quinientos en la concentración convocada por CGT y CNT. Alguno, sin embargo, echaba en falta algo: «Pocos jóvenes», advertía una pareja rumbo a la plaza de la Universidad, donde terminó la marcha. Curiosamente los que se enfrentan a un contexto más incierto, con la IA como elemento disruptor en muchos sectores, con los precios de la vivienda al alza, con los salarios lejos de poder permitir unas condiciones de vida holgadas, no eran ni mucho menos el sector mayoritario en la manifestación. Al margen de los sindicatos hubo una nutrida representación del PSOE, tanto municipal como autonómico, con la nueva portavoz de las Cortes, Patricia Gómez Urbán. También estuvo Valladolid Toma la Palabra, incluidos los ex concejales del Ayuntamiento María Sánchez, Manuel Saravia y Alberto Bustos como acompañantes del tándem actual, Rocío Anguita y Jonathan Racionero. A la cola de la marcha se situaron simpatizantes de Podemos.
Vox habló desde la distancia que dan las redes sociales. El ex consejero de Industria y Empleo, Mariano Veganzones, hoy militante de base de la formación en Valladolid, tuiteó: «El PP se suma a los sindicatos en sus reivindicaciones sindicales y además les apoya con 2.100 millones de euros para que no les falten las gambas». Un mensaje ilustrado con una foto trucada de la firma del acuerdo del Diálogo Social con Vicente Andrés (CCOO), Óscar Lobo (UGT), Santiago Aparicio (CEOE) y Alfonso Fernández Mañueco.
El presidente de la Junta presumió de ese acuerdo, sin embargo. También en las redes sociales. Achacó los buenos resultados macroeconómicos a un logro colectivo «que nace del Diálogo Social». «Desde la Junta de Castilla y León apostamos por el empleo de calidad y seguro y reconocemos la labor de trabajadores, empresarios y autónomos. En definitiva, de quienes con su esfuerzo hacen que avance nuestra tierra», remachó.
Su némesis política desde ya mismo, Carlos Martínez (PSOE), calificó como «lavado de cara» ese acuerdo con sindicatos y patronal. El líder autonómico de los socialistas estuvo presente en la manifestación de Soria, ciudad de la que aún mantiene la Alcaldía. Con Luis Tudanca ya rumbo al Senado, su organigrama se distribuyó geográficamente. Él se ocupó de Soria; Nuria Rubio, de León; Patricia Gómez, de Valladolid y Daniel de la Rosa, de Burgos.
Martínez recordó que hay tareas pendientes después de los acontecimientos internacionales. De nuevo la macroeconomía. O la Gran Macroeconomía. Un factor crucial que obliga a mirar a la microeconomía. «Necesitamos planes estratégicos de desarrollo, de posicionamiento, para poder aprovechar todas nuestras potencialidades. Por eso tiene más relevancia la reunión que mantuve con la Junta de Castilla y León. Y seguimos a la espera de dar ese siguiente paso, la aprobación o no de los aranceles y las decisiones que se puedan tomar o no a ese respecto nos obligan a estar alerta y a poner en marcha el plan estratégico en defensa del empleo y de la automoción, que acordamos como uno de los objetivos a corto y medio plazo».
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