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El Lope de Vega se queda desnudo tras desprenderse de la ruinaEn el chasis. Prácticamente desnudo. Tan solo sigue en pie su reconocible fachada azulejada con vistas a la calle María de Molina, ahora sujeta con ... un poderoso andamio, la gran sala de herradura, joya de teatro del XIX, y los arcos laterales que se han descubierto en estos primeros compases de la obra. Los trabajos de rehabilitación del Lope de Vega cumplen los primeros cinco meses y dejan una imagen desde el aire, grabada con un dron y que usted puede ver en el vídeo que incluimos en esta información, que da idea del calado de la intervención.
El inmueble histórico se ha desprendido del grueso de ruinas que rodeaban el espacio escénico tras completarse el 80% de la labores de demolición, aunque con este complejo tajo nunca se sabe. «Seguramente nos iremos encontrando con más sorpresas, sería la primera vez que no me pasara con una obra de estas características», advierte el arquitecto Óscar Ares, autor de un proyecto que ha redactado junto con el estudio madrileño Paredes Pedrosa.
Se alertó de su deplorable estado mucho antes de que máquinas y obreros entraran en su interior. De hecho, sobre una primera previsión de inversión de 6,8 millones de euros se pasó a los más de 13 que costará devolver a escena a este clásico de la ciudad. El inmueble teatral era «un enfermo casi terminal», que, eso sí, aún albergaba un corazón fuerte y bello, que merecía la pena mantener para que, desde ese cogollo, bombeara un nuevo espacio cultural acorde al siglo XXI.
«Se ha demolido buena parte de la estructura, que carecía de resistencia mecánica, eran zonas muy dañadas que no aguantaban pesos ni circulaciones», detalla el también director de la obra. Libre ya se esos volúmenes inservibles por su deterioro total, se inicia ahora una nueva fase en este inmueble, obra del arquitecto Jerónimo de la Gandara e inaugurado en 1861.
Es hora de comenzar a trabajar en la única parte que merece de la pena mantener del que es el teatro más veterano de la ciudad. «Hemos dejado desnuda totalmente la sala en herradura y ahora esa envolvente se consolida con unos hormigones proyectados», apunta Ares. Para ello se utiliza la técnica del gunitado o también conocida como hormigón disparado. Se trata de un sistema constructivo basado en proyectar la masa mediante un cañón o una manguera de alta presión. Esto permite crear construcciones sobre cualquier superficie.
«Es crear como una camisa que hace más sólido lo que es el volumen, porque aunque sea del siglo XIX, eso no significa que estuviera bien construido, esto nos va a resolver esas deficiencias estructurales y mecánicas que tenía el edificio», explica el máximo responsable de los trabajos. A la par que se forra el inmueble en semicírculo que alberga el tesoro del Lope de Vega, los operarios de la unión de empresas formada por Cabero Edificaciones y OHLA trabajan ya en las nuevas cimentaciones que soportarán las construcciones de nueva factura previstas en la entrada de María de Molina y en el lateral de Veinte de Febrero.
En estas franjas está proyectado generar dos volúmenes nuevos. El del acceso principal contará con el hall para recibir a los visitantes, así como con una nueva sala en la parte alta sobre esa recepción para albergar espectáculos de diferentes formatos. En el ala de Veinte de Febrero, surge otra estancia también para acoger representaciones o actos de tipo cultural o social. En total, mil personas podrán utilizar estos tres espacios de forma simultánea, de ellas 501 sentadas en las butacas del espacio del XIX (736 para eventos de pie, ya que se podrán retirar los asientos).
Así, esta operación obliga a generar una nueva configuración constructiva en María de Molina y en Veinte de Febrero con nuevos forjados de hormigón armado que crearán espacios diáfanos y dobles alturas. «Se va a trabajar de fuera hacia dentro». Es decir, comenzar con esas nuevas edificaciones en la parte más exterior de la parcela para ir adentrándose luego hacia el centro del teatro.
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El arquitecto explica que también han arrancado las labores de restauración que hay que llevar a cabo con más mimo por parte de empresas especializadas en rehabilitación de piezas artísticas. Se trata de los elementos ornamentales del teatro. Ya se ha desmontado toda la «tablazón» y en breve empezará el proceso de desmontaje de algunas de las partes del propio teatro del XIX, como los lienzos con distintas alegorías de la cubierta de la que colgaba la gran lámpara (también a restaurar) y el gran telón, que ya se ha llevado a limpiar y reparar para que pueda volver al gran escenario del Lope como nuevo, según detalla Óscar Ares.
Será casi al final de la obra, con un plazo de ejecución de 22 meses sobre el papel, cuando estos adornos vuelvan a la sala. Habrá que ser «muy cuidadoso» para instalar los nuevos sistemas de climatización e iluminación y que los espectadores que acudan a la herradura no los aprecien, que no interfieran en la estética del teatro original. Para la última fase también se dejará la construcción de la gran torre escénica: un gran cubo de 28 metros de altura que acogerá la moderna tramoya del nuevo Lope de Vega. «Los montajes escénicos son ahora muy complejos, llevan mucho aparataje, mucho desarrollo y, evidentemente, necesitamos una torre como la que tienen los grandes teatros de todo el mundo», subraya Ares.
En este momento, entre veinte y treinta personas están trabajando en las obras tanto en las labores de reconstrucción propiamente dichas como en las oficinas de asistencia técnica. Tras el susto del incendio que se registró el pasado 4 de diciembre y del que siguen sin aclararse las causas -«fue algo fortuito»- se han reforzado las medidas de seguridad en un tajo que se ha desprendido de las partes con más riesgo, como entramados de madera o muros que estaban completamente vencidos y destrozados.
Los arquitectos valoran ahora qué hacer con los arcos que han aparecido ocultos tras las demoliciones realizadas. Los importantes condicionantes técnicos no permiten saber si se podrán incorporar a las zonas de nueva creación o habrá que prescindir de ellos. «Lo estamos estudiando», señala Ares, quien insiste en que el proyecto «no pretende recuperar un mausoleo», sino rehacer un teatro manteniendo su elemento de más valor, pero adaptado a las necesidades de un espacio escénico moderno.
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