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Quien espera, desespera. Si al refrán castellano le añadimos que esa espera es por motivos de salud, la incertidumbre crece. Las listas sanitarias publicadas recientemente ... por la Junta de Castilla y León recogen un descenso del número de pacientes que están en cola para entrar en quirófano, pero también que en los escalones previos para acceder a esa lista, que son la primera consulta con el especialista y la realización de pruebas diagnósticas, ha aumentado el número de personas. No todos los diagnósticos de ese 'tapón' humano acabarán en la mesa de operaciones, pero es previsible que una parte de esos enfermos que aguardan al especialistas y a las pruebas, una vez superado ese 'escollo' de demora sí lo haga.
Ese es el escenario general para valorar los múltiples matices de las listas sanitarias. En puertas de quirófano había 42.107 personas a finales de 2021, con la covid aún alimentando olas de contagios, cifra que había bajado a 39.361 al cierre de este septiembre. También la demora media en días desde que el especialista prescribe oficialmente la necesidad de operación hasta que el cirujano mete el bisturí recoge una evolución positiva, de 144 a 108 jornadas, pero este promedio autonómico en días esconde importantes diferencias para los pacientes, según la especialidad médica y la provincia en la que estén empadronados o, incluso el barrio en el que residan, porque en Valladolid existe disparidad en días entre el Clínico y el Río Hortega.
El consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, defendía la semana pasada en una entrevista con El Norte de Castilla el esfuerzo que ha realizado su equipo desde diciembre de 2021 para reducir la lista de espera quirúrgica y reconocía el reto que afrontaban para lograr «unas demoras más o menos homogéneas en la comunidad». Un desafío por la dispersión de la población en un mapa extenso, la organización en áreas hospitalarias y las distancia entre centros. El consejero resaltaba el avance en la mejora de la lista (de quirófano) por medidas como el aumento de la eficacia en la jornada de trabajo ordinario, el autoconcierto o uso de instalaciones fuera de esa jornada, por las tardes, y el concierto externo ofreciendo a los pacientes la opción «voluntaria» de operarse en centros privados. Desde la oposición en las Cortes, tanto el socialista Jesús Puente como Francisco Igea, vicepresidente de la Junta en la etapa en que Cs gestionó la Sanidad autonómica, han incidido en los debates parlamentarios en la discriminación que implican las diferencias entre hospitales y el aumento de pacientes en las listas de consultas externas y pruebas diagnósticas, También mantienen esas tesis los procuradores de UPL, Soria ¡YA! y Por Ávila. Algo que achacan a una gestión deficiente y, por tanto, mejorable.
Los números exponen las diferencias entre hospitales que critican desde la oposición y reconoce el consejero. El desequilibrio territorial para entrar en quirófano hace, por ejemplo, que los 1.895 pacientes que esperan en Salamanca una operación traumatológica, de rodilla, cadera, hombro, afronten una demora media de 207 días, frente a las 76 jornadas que tienen por delante de promedio los 671 pacientes que aguardan quirófano en esa especialidad en el Hospital Clínico de Valladolid. Y de sufrir cataratas y requerir una operación para recuperar nitidez en la visión, mejor no estar empadronado en Zamora, Miranda de Ebro o Aranda de Duero, que registran esperas medias de 86, 93 y 106 días en sus hospitales, frente a los 36 de Burgos o los 29 del Clínico vallisoletano. Todas son cifras de esperas medias, que encierran pacientes que son operados con mayor rapidez, con prioridad 1 y 2 por el peligro que entraña la evolución de su dolencia, y pacientes con prioridad 3 que suelen superar de largo ese calendario. Su patología no pone en riesgo la vida, pero puede tener que afrontar la espera, caso de las lesiones de hombro, rodilla o cadera, con dolor o limitación de autonomía.
El análisis de los números de las esperas sanitarias en Castilla y León refleja esa evolución a la baja, en pacientes y días, de la lista quirúrgica, pero también el crecimiento del número de personas a las que su médico de Familia ha remitido al especialista y todavía no ha logrado una primera consulta. Eran 203.011 en diciembre de 2021 y ahora se encuentran en esa situación 245.131. Son 42.120 pacientes más, en estos casi tres años, los que no han accedido a ese primer contacto con el traumatólogo, el cardiólogo, el ginecólogo... El balance de la Consejería de Sanidad a fecha de 30 de septiembre sitúa la espera media para esa primera consulta en 90 días, pero aquí también es enorme la disparidad en la demora, según especialidades y áreas hospitalarias, con los centros de Zamora, Salamanca, El Bierzo, Burgos y Aranda de Duero con una gestión de esas primeras consultas que arrastra retrasos por encima de los promedios autonómicos. Llegar al urólogo en Salamanca implica una media de 225 días, frente a los 17 de León (que son 76 en Ponferrada) o los 18 del Clínico de Valladolid, que son 94 en el Río Hortega.
La espera media oficial para acceder a una consulta externa de Traumatología en este último centro, en el Río Hortega, es de 72 días. Es la realidad estadística junto a la que discurren en paralelo las realidades particulares de los pacientes. M. J. G., de 48 años, de los que 20 ha estado levantando y acostando ancianos en una residencia, solicitaba cita el 25 de octubre, con el volante de su médica de Familia para que el especialista valorara un fuerte dolor lumbar que arrastra desde hace tiempo. «Tengo días malísimos», explicaba en el mostrador, con el estupor de ver que la primera cita libre, en el Centro de Especialidades de Arturo Eyries era para... el 25 de septiembre de 2025. Salió para casa con la hora para tomar el 'nolotil' para el dolor superada, con su cita para dentro de once meses y la posibilidad de reclamar para ver si le adelantan la consulta. «Es vergonzoso», resumió.
Esa pauta de desequilibrios provinciales se repite en la práctica en la mayoría de especialidades. Si un paciente oftalmológico afronta en Zamora casi cien días de media para pasar por quirófano, antes de llegar a eso habrá tenido que acceder al especialista. La primera consulta con el oftalmólogo conlleva a los zamoranos aguardar casi un año, un promedio de 342 días. Tampoco es liviano lo que esperan en Salamanca: 195 días. La brecha con los centros de Valladolid es grande: los 2.100 pacientes en cola para la primera consulta con el oftalmólogo del Río Hortega tienen por delante 16 días de media y los 1.952 del Clínico, un mes.
A la espera para ver al especialista, que ha crecido en número de pacientes respecto a diciembre de 2021, se suma la de los que aguardan a que les hagan la resonancia magnética, el TAC o la ecografía que han prescritos esos doctores una vez que han logrado cruzar el umbral de la consulta.
La demora para pruebas diagnósticas contabilizaba en diciembre de 2021 un total de 36.221 personas. El pasado 30 de septiembre esa bolsa de pacientes era de 44.151. Hay 7.930 personas más esperando que les realicen una prueba diagnóstica. Según los datos de la Junta, 2.484 más que hace casi tres años pendientes de un TAC, 6.920 más pendientes de una resonancia magnética y 773 más a la espera de una 'eco'. Sólo mejora en la parte de pruebas diagnósticas la lista de espera para mamografías. Las 1.205 mujeres que aguardaban a finales de septiembre son 701 menos que las que lo hacían a la altura de la Noche Vieja de 2021.
Las demoras de atención sanitaria son un clásico entre las quejas que llegan al Procurador del Común, Tomás Quintana. El defensor autonómico resolvía recientemente la reclamación de un paciente al que le tocó esperar un año para operarse de la cadera en el Río Hortega sin posibilidad, en su caso, de poder tomar los analgésicos recetados por el traumatólogo para paliar los dolores. También la de un soriano que era la segunda vez que llamaba a su puerta impulsado por el trato sanitario que recibía. La última resolución del Defensor autonómico es de hace unas semanas. Al paciente le prescribieron en octubre de 2023 un cateterismo que debía realizarse en el Hospital de Burgos, paso previo para entrar luego en quirófano en el Clínico de Valladolid.
El especialista le dijo que ese cateterismo no podía demorarse más de tres semanas o un mes. Siete meses después, en mayo, aún no tenía cita. Tras poner la queja y solicitar información el equipo de Tomás Quintana a la Consejería de Sanidad, le informaron de que ese cateterismo se había hecho en junio. En el caso de este paciente, las demoras son consustanciales a su historia clínica. Había sufrido una espera de más de dos años con una revisión en el Servicio de Cardiología del Hospital Santa Bárbara de su provincia, cuando necesitaba revisiones anuales. «Resulta plenamente comprensible el malestar del interesado», remarcó el Procurador del Común en la resolución que envió a Sanidad tras investigar el retraso del cateterismo en Burgos, instando a poner medios para reducir esperas.
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