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Luis, Susana, Francisco Javier, María Elicia, Pablo y Enrique, en la Plaza Mayor de Valladolid. A. Mingueza

Valladolid

Los fundadores de Motos Copa se desligan de la macroestafa: «Fuimos los primeros sorprendidos»

La familia Fernández vendió el concesionario en 2016 al actual investigado después de 76 años ininterrumpidos como referentes de las dos ruedas en Valladolid

Álvaro Muñoz

Valladolid

Sábado, 11 de octubre 2025, 19:27

Solo los que peinan más canas, o los que simplemente no tienen nada que peinar, conocen que lo que actualmente se llama Motos Copa empezó ... bajo el nombre de Casa Paco. Eran los años 40. «Cerca de la Plaza Mayor había un establecimiento con el mismo nombre, así que mi padre le dio la vuelta. Pasó de Paco a Copa», refleja a sus 80 años Francisco Javier Fernández, uno de los cuatro hijos de Francisco (Paco), fundador de lo que se ha conocido casi siempre como Motos Copa.

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Junto a Francisco Javier se encuentra su hermana María Elicia, los dos hijos de Paco que aún viven, además de otros cuatro sobrinos (Pablo, Luis, Susana y Enrique) que esta semana se han juntado para salir al paso de las últimas informaciones del negocio que regentó la familia Fernández hasta 2016 tras 76 años como referentes, como mínimo en la provincia vallisoletana, del negocio del motociclismo. A ellos son los primeros a los que les ha dolido la detención del hombre al que le vendieron el concesionario y todo lo que englobaba la marca de Motos Copa. Ahora, pretenden que su nombre, el de la familia Fernández, no se manche tras el cierre inesperado del negocio después de que el nuevo propietario, sin vínculos con la familia, fuera arrestado por estafar presuntamente a una treintena de personas que compraron recientemente una moto y se han quedado sin vehículo y sin dinero. En más 100.000 euros cuantifica la Policía Nacional la estafa.

«Cuando lo vimos, nos quedamos flipados. De hecho nos hemos enterado casi por la gente que nos llamaba. 'Oye, ¿qué habéis hecho? ¿Qué ha pasado?', nos decían. A mi tío (Francisco Javier) le han llamado de Orense, de Jerez y de muchos concesionarios de toda España, pero le conocían en toda España. ¿Qué había pasado? El que es el motero, motero, así como familiares y amigos ya sabían que lo habíamos vendido, pero mucha gente en Valladolid lo desconocía. Teníamos que desligarnos de las últimas noticias. Somos los primeros sorprendidos», añaden los sobrinos tras un especie de encuentro familiar en la Plaza Mayor.

Para este reportaje son muchas las anécdotas que han recordado, varias de ellas acompañadas con fotografías en blanco y negro y que ahora comentan. Se ven con unos cuantos años menos, cuando correteaban y trabajaban por las que eran sus instalaciones de Motos Copa. «Mi padre empezó en la calle Don Sancho. Al principio arreglábamos bicicletas. No fue hasta que nos mudamos a la calle Santuario cuando nos centramos en las motos», agrega Francisco Javier, que nació entre motos y a sus 80 años sigue montando, y uno de los cuatro hijos de Paco. Los otros son Enrique, José Mari (estos dos ya han fallecido) y María Elicia.

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«Cuando lo vimos, nos quedamos flipados. De hecho nos hemos enterado casi por la gente que nos llamaba. 'Oye, ¿qué habéis hecho? ¿Qué ha pasado?', nos decían»

Tercera generación de Motos Copa

La familia, en sus orígenes, también tuvo equipo ciclista y otro de motos. Todo ello mientras el nombre de Motos Copa crecía en la ciudad y la provincia. De Paco, el negocio pasó a manos de sus cuatro hijos. Continuaron con la saga, incluso uno de ellos, José Mari (fallecido muy joven a los 36 años) era el delegado de la Federación de Motociclismo (hasta compartieron momentos con la leyenda Ángel Nieto). Ellos también fueron el germen de lo que es actualmente Pingüinos. «Fue la delegación que más carreras hacía. De pequeños nos llevaban a todos a poner estacas, cintas y a contar pasos, que nosotros no teníamos ni idea. La verdad es que no teníamos fines de semana, era una dedicación completa», rememoran los sobrinos, la tercera y última generación de los Fernández antes de la venta.

Arriba, la leyenda Ángel Nieto con José Mari Fernández. Enrique y Francisco Javier, detrás del mostrador y Enrique con una Suzuki, en imágenes antiguas.

Los primos, hasta quince, como ellos mismos apuntan «aprendimos a montar en moto antes que a mamar». Su vida giraba en torno al negocio familiar, referente en provincia y, en muchas ocasiones, traspasaba esas fronteras. Prácticamente no había vallisoletano que no conociera a la familia Fernández. Sus motos estaban presentes en cada rincón al ser las que adquiría el Ayuntamiento para la Policía Municipal, por citar un ejemplo.

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El negocio pasó por varios locales de la ciudad hasta que se asentaron en el paseo Juan Carlos I. Entre otros aspectos el punto de encuentro de la familia. No había nadie que no pasara por allí. Todo ello mientras la familia seguía creciendo y con las dos ruedas como forma de vida. «Casi todos tenemos moto, seguimos practicando nuestro pequeño vicio, que ha sido siempre la moto, el estar allí rodeado de cascos...», prosiguen los primos.

La moto de la comunión del Rey

De esos más de setenta años de historia son centenares de anécdotas las que reviven. Algunas no se pueden contar públicamente, pero aún recuerdan una fotografía que tenían en el local en la que entregaban una motocicleta de cross al Rey de España Felipe VI. «El Rey Juan Carlos le compró una moto de cross en la tienda por su comunión y cuando salían de la iglesia, mi padre se la entregó. Y esa imagen la tengo grabada porque teníamos la foto en el local. Habrá que preguntarle a Felipe VI si todavía guarda esa moto», rememora Luis Fernández, el primo más pequeño de todos y uno de los que más ha trasteado en los últimos años en la tienda.

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En 2016, Francisco Javier se jubiló y traspasaron la tienda. Daban por cerrada la saga familiar, aunque el espíritu motero aún lo mantienen intacto. También en el paseo Juan Carlos I, pero en otro punto, se volvió a abrir Motos Copa sin rastro de los Fernández, lo que ha derivado en una amplia investigación policial y una presunta estafa ya judicializada.

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