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En Valladolid ya no hay excusas para no ser romántico a cualquier hora del día. Mary Floristas se ha propuesto revolucionar el sector floral con ... una innovadora propuesta, el primer escaparate expendedor de ramos y plantas en la ciudad. Con esta máquina, los vallisoletanos podrán disfrutar de flores frescas y de calidad en cualquier momento del día o de la noche, los 365 días del año.
El escaparate combina tecnología punta y diseño para garantizar que los productos estén siempre en óptimas condiciones. Dispone de varios apartados, cada uno con su respectiva puerta, donde hay expuestos ramos, plantas decorativas y otros arreglos florales para ocasiones especiales.
La oferta es amplia y se adapta a los gustos y necesidades de los clientes. Todos los artículos tienen el mismo precio que en tienda. «Siempre hemos buscado maneras de acercar las flores a las personas, y este sistema es una muestra de nuestro de compromiso con la innovación y el servicio al cliente», señala María Molpeceres, florista de cuarta generación.
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Sofía Fernández
«Al instalar esta máquina expendedora nuestro objetivo es dar respuesta al cliente moderno que busca una compra rápida, cómoda y con autoservicio. La inmediatez se valora muchísimo, por eso nuestro sistema está diseñado para ofrecer soluciones a quienes necesitan un detalle floral al instante. Si te invitan a una cena a última hora, ya es posible comprar unas flores y quedar estupendamente con nuestro anfitrión, por ejemplo«, añade.
El funcionamiento del escaparate es simple e intuitivo. Los clientes pueden elegir entre ramos de rosas, arreglos de paniculata y eucalipto o plantas como anturios o terrarios que apenas requieren mantenimiento. Todos los productos están perfectamente acondicionados gracias a un sistema de refrigeración y aireación que mantiene cada planta o ramo en su temperatura ideal. Además, el pago se realiza exclusivamente con tarjeta, evitando problemas de efectivo y garantizando mayor seguridad.
La iniciativa ha sorprendido a los clientes habituales y a los numerosos transeúntes que cada día recorren la calle del Val. Son muchos los que se paran para curiosear y todos destacan la originalidad del proyecto. «¡Qué novedad! ¡Esto no lo hay ni en Madrid!», dice una vallisoletana sorprendida. José Ramón Vidal y David Primo, son clientes habituales de la floristería y no dudan en que lo utilizarán en cuanto les surja una oportunidad. «Nos parece una idea genial. Nos gusta mucho regalar flores como detalle y esta máquina expendedora nos va a resultar muy práctica. Seguro que le sacamos mucho partido», comentan ambos. Kevin de la Horra y Paloma Peña no han podido por menos de pararse a echar un vistazo a la nueva máquina. «Es una idea brutal. Muy innovador. Valladolid necesita empresarios y emprendedores con buenas ideas como ésta», señalan ambos.
Fue en una feria donde a María se le ocurrió la idea de instalar una máquina expendedora para su tienda familiar. «Quería modernizar el negocio para dar mayores facilidades a nuestros clientes. Es algo muy nuevo, de hecho, en España hay muy pocas máquinas de este tipo. Iremos cambiando la oferta según la época del año. En San Valentín colocaremos ramos con corazones, peluches y otras sorpresas. Por el Día de la Madre también ofreceremos productos especiales«, comenta María quien gestiona la floristería junto con su madre, Marta Herrán.
Ambas se muestran muy orgullosas de la buena aceptación que está teniendo. «Cualquier momento es bueno para regalar flores. Esta máquina permite a nuestros clientes sorprender a sus seres queridos sin importar el día ni la hora. Estamos en una ubicación ideal, a pocos minutos de cualquier punto de la ciudad. Ya no hay excusas para no llevar un detalle. Ahora ser romántico es más fácil que nunca», comenta María.
Mary Floristas es una de las floristerías con más solera de la ciudad. La fundó Mary Martínez, la abuela de María, quien empezó vendiendo claveles a la puerta del mercado del Campillo. «La ayudaba su madre y más tarde mi abuelo, que fue el fundador de la Escuela Española de Arte Floral. Hace 52 años abrieron la tienda, que por aquel entonces era mucho más pequeña. Más tarde, mi madre, Marta, se hizo cargo del negocio y junto con mi padre, lo llevó a lo más alto. Mujeres de cuatro generaciones distintas de mi familia nos hemos dedicado a las flores. Es el trabajo más bonito del mundo», concluye María Molpeceres.
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