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Amigos del Folklore, la tradición que sigue latiendo en Valladolid
El día de la patrona realizaron un pasacalles por el centro de la ciudad
El día de la patrona, la Virgen de San Lorenzo, el centro de Valladolid se convirtió en un gran escenario lleno de colores, trajes típicos ... y de música tradicional. Los ochos grupos que forman el Colectivo Amigos del Folclore –Besana, Ribera del Pisuerga, Mies y Barro, La Victoria, Pilarica, Pisuerga Huerta del Rey, La Trébede y Castellanos de Olid– se lanzaron a recorrer la ciudad para recordar a todos que la tradición sigue muy viva realizando un triple pasacalles con salida desde Fuente Dorada, Santa Ana y Cruz Verde, que confluyó en la Plaza de Zorrilla, donde se hizo una gran actuación conjunta.
Pero detrás de los trajes y las jotas hay una historia de esfuerzo y unión. «Amigos del Folclore tiene su origen alrededor del año 2000, en un homenaje multitudinario que organizamos a Francisco del Pozo 'Pachín', un dulzainero que consagró su vida a la difusión de la música tradicional castellana. Él tocaba con numerosos grupos y todos nos unimos para recordarle tras su fallecimiento. Aquello nos hizo darnos cuenta de que podíamos seguir colaborando y unirnos en beneficio del folclore», recuerda Rafael Higelmo, del grupo Pilarica.
«Al final, el folclore son nuestras raíces, es lo que somos», explica Marta Manzano, del grupo La Victoria. «Estamos muy acostumbrados a que en otras provincias se cuide mucho y esté muy presente en las festividades. Sin embargo, en Valladolid, siempre ha estado muy denostado. Nuestros abuelos celebraban así sus fiestas, con bailes populares y honrando a sus patronos. Recuperarlo es mantener viva nuestra memoria», continúa esta amante de la tradición, quien considera que no siempre ha sido fácil hacerse hueco en el programa festivo de la ciudad. «Tenemos que pelear mucho por conseguir un espacio. El folclore siempre queda relegado, cuando debería estar presente no solo en fiestas, sino en recepciones, inauguraciones, actos institucionales… en cualquier ocasión donde Valladolid quiera mostrar lo que es. Así sucede en otras provincias y se valora mucho. ¿Por qué aquí no?», prosigue Raquel Casado, de Ribera del Pisuerga.
La clave para que esta tradición no desaparezca está en los niños. «Nosotros llevamos años con escuela infantil, y este curso tenemos las clases llenas. Los niños aprenden jugando y muchos siguen bailando cuando crecen. Es nuestra mejor forma de transmitir el folclore», explica Higelmo con orgullo. En algunos grupos, incluso, la afición ha saltado de hijos a padres. «De repente, las madres y los padres de los niños también se animan. En nuestro caso, tenemos talleres de adultos que están llenos. Es bonito ver cómo vuelve gente que había dejado de bailar cuando tuvo hijos y ahora recupera ese tiempo», añade Sara Díaz, del grupo Mies y Barro.
El Colectivo Amigos del Folclore tiene claro que seguirá luchando por dar a conocer las tradiciones de nuestra tierra. «Queremos mantener los dos momentos clave del año, San Pedro Regalado y la Virgen de San Lorenzo, y seguir creciendo», señala Rafa. «No podemos perder lo que tenemos, y a la vez necesitamos más espacios para mostrar que el folclore sigue siendo parte de Valladolid. Llevamos muchos años viendo que nos están comiendo el terreno, incluso en nuestra propia tierra, otros tipos de folclore. Vemos que en muchos pueblos se celebran romerías donde hay más flamenco que dulzaina y eso no puede ser», indica Marta.
La ilusión está ahí y estos danzantes y músicos van a seguir luchando. «Tenemos cantera, tenemos ganas y tenemos un público que siempre responde. Lo único que pedimos es más visibilidad, porque el folclore no es pasado. Es presente y, si seguimos cuidándolo, también será futuro», rematan.
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