Eva Fernández: «El reto de Cruz Roja es intensificar el seguimiento telefónico a más de 35.000 personas»
Coordina la oenegé, que ha desplegado el plan Responde con una plantilla de 830 profesionales y 14.020 voluntarios en las 79 asambleas de Castilla y León
Antes del estallido de la crisis del Covid 19, la actividad social más cotidiana y masiva de Cruz Roja se desenvolvía a través de su servicio de teleasistencia a 17.000 personas mayores en Castilla y León, en paralelo a la atención a drogodependientes, refugiados, inmigrantes, indigentes y mujeres víctimas de violencia de género así como otras acciones de presencia en la cara más amarga y esquinada de la sociedad. Ahora la pandemia obliga no solo a mantener todo eso, sino que ha disparado la demanda de ayuda con nuevas necesidades, urgentes buena parte de ellas.
«Somos una organización que ayuda a las personas que lo necesiten, intentamos aliviar el sufrimiento humano y dar apoyo a las instituciones», resume Eva Fernández, requerida estos días en los numerosos campos de emergencia donde opera esta oenegé apoyada por 100.000 socios en Castilla y León.
La pandemia ha obligado a reajustar objetivos y a trazar el plan Responde. «Hemos suplido las visitas presenciales por el contacto telefónico con aquellas personas que estaban en diferentes proyectos a fin de dar respuesta a las nuevas necesidades derivadas del Covid 19. El reto es intensificar el seguimiento telefónico a más de 35.000 personas, las demandas de ayuda siguen creciendo, hay que dar cobertura a situaciones de gente que demanda medicinas, alimentos... así como respuesta a otra serie de carencias derivadas del confinamiento. Intentamos tranquilizar a esas personas, paliar la soledad del encierro en sus casas, gestionar su cesta de la compra, su medicación...».
Consejos y recomendaciones
Entre tanto, la institución sigue prestando atención presencial en frentes como el acompañamiento a centros sanitarios, toxicomanía, asistencia psicosocial y personas sin hogar. «Estamos haciendo seguimientos más continuados; antes teníamos la indicación de hacer al menos una llamada al mes para ver cómo estaban nuestros usuarios, si necesitaban algo, y ahora mismo en algunos casos la realizamos semanalmente».
Movilización solidaria
Remarca Eva Fernández que la colaboración de sus 14.020 voluntarios se revela como esencial en la historia de la institución, aunque con especial repercusión en los pueblos y capitales de Castilla y León, donde actúan en estos días de temores y zozobras «Sin ellos no podríamos llegar a la totalidad de las personas a las que atendemos; el voluntariado para nosotros es una forma de movilización social, el reflejo de una sociedad civil activa y solidaria que hace que los lugares en los que vivimos sean mejores gracias a las personas que no miran para otro lado, que quieren estar donde se les necesita y dan algo muy importante, su tiempo, lo único que no se recupera».
La dirigente de la institución que nutre su presupuesto con un 53% de financiación pública se congratula de que en los últimos días la solidaridad haya engrosado la lista de colaboradores de Cruz Roja con 190 altas. Y también de que el 60% del voluntariado sean mujeres. «Cuando todo esto pase –vaticina– tendremos que intensificar nuestra ayuda de forma exponencial, ahí estaremos desde las 79 asambleas de las capitales y los pueblos de la región».
«Queremos llegar al último rincón del medio rural»
El de la gente que vive en los pueblos de Castilla y León es un sector en el que Cruz Roja atisba un gran recorrido en su labor asistencial. «Que en en los pueblos habiten menos personas que en las capitales nos obliga a intentar ofrecerles los mismos servicios, especialmente a los mayores, los más vulnerables; de ahí que otro de nuestros desafíos sea llegar hasta el último rincón del mundo rural», sostiene Eva Fernández.
Califica ese propósito como «una obsesión». «Lejos de retirar el apoyo a nuestras asambleas comarcales, hemos crecido en puntos de presencia, pequeños espacios de voluntariado en poblaciones muy pequeñas. Queremos llegar hasta el último rincón de Castilla y León y prestar el servicio que necesiten las personas que viven allí».
En ese empeño, alega la coordinadora de la oenegé, la digitalización será el principal aliado. «Nuestra presencia tendrá un gran apoyo en la tecnología gracias a dispositivos como el 'Cuídate más', una evolución de la teleasistencia que, además de ofrecer ese servicio, permite seguir parámetros de salud como tensión, peso o glucosa, entre otros, con la posibilidad de hacer llegar esos datos al facultativo, a familiares y, por supuesto, al propio interesado».