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Personajes de Valladolid: miguel de cervantes

El Museo Casa de Cervantes de Valladolid es la única vivienda del escritor que se conserva en España

carla calvo

Valladolid

Martes, 27 de agosto 2019, 06:45

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    Infancia y juventud

    Miguel de Cervantes Saavedra.

    Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá de Henares (Madrid). Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, pero se sabe que tuvo que ser entre el 29 de septiembre (día de San Miguel, de quien podría haber recibido su nombre siguiendo la tradición de nombrar a los hijos según el santoral del día del nacimiento) y el 9 de octubre de 1547 (día en que fue bautizado). Su infancia no transcurrió en una única ciudad debido a que su padre, cirujano de profesión, se vio obligado a ir en busca de prosperidad y de trabajo por distintas partes de la geografía española. A pesar de la pobreza de su familia, el padre de Cervantes se preocupó en gran medida por la educación de sus hijos. El futuro escritor fue un lecor precoz y sus dos hermanas sabían leer, cosa poco usual en la época incluso entre las clases más adineradas. Durante su juventud, el escritor fue asiduo espetador de las representaciones de Lope de Rueda.

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    Educación en Madrid y fuga a Italia

    Retrato de Miguel de Cervantes Saavedra. / E.Mackenzie.

    Después de haber vivido en varias ciudades andaluzas, la familia del escritor volvió a Madrid en 1566. No se sabe con certeza si Cervantes asistió a la universidad, pero su nombre aparece como autor en una antología publicada por la escuela humanista de Juan López de Hoyos. Sin embargo, no está claro si participó en esos círculos como profesor o como discípulo. En 1569 Cervantes se marchó a los dominios españoles en Italia, donde se alistó en el ejército como soldado en la compañía de Diego Urbina. Las fechas de su estancia en en Italia coinciden con el registro de una condena de arresto y amputación de la mano derecha en Madrid a un tal 'Miguel de Cervantes', por lo que puede ser que su viaje a tierras italianas fuera más bien una huida.

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    El Manco de Lepanto

    Representación de la Batalla de Lepanto.

    Embarcado en la galera 'Marquesa', Cervantes participó en 1571 en la Batalla de Lepanto. Formaba parte de la armada cristiana, perteneciente a la Liga Santa, dirigida por don Juan de Austria. Este enfrentamiento entre la coalición católica y el Imperio otomano resultó con la derrota de los turcos por parte del ejército español. Esta victoria marcó a Cervantes, quien relataría la gloria vivida en la batalla en muchas de sus obras. Sin embargo, también en esta lucha el escritor resultó herido de gravedad en su mano izquierda, que si bien no tuvo que ser amputada, quedó inutilizada para siempre, ganándose así el apelativo de 'El manco de Lepanto'. A pesar de todo, tras unos meses en el hospital reanudó su vida militar y recorrió varias ciudades italianas. En 1575, cuando regresaba de Nápoles a España, su embarcación fue abordada por una flota turca y tanto él como su hermano fueron secuestrados. Pasó casi cinco años apresado en Argel, donde intentó escapar hasta cuatro veces y sufrió numerosas torturas hasta que lograron pagar el rescate para liberarlo.

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    Nacimiento del Quijote

    Ilustración de Don Quijote. / Gustave Doré

    Cuando volvió a España, Cervantes renunció a la carrera militar. Entre los años 1581 y 1583 escribió su primera obra literaria, 'La Galatea', una novela pastoril que tuvo cierto éxito en su época y animó al escritor a dedicarse a escribir comedias. Sin embargo, no pudo competir con la fama de Lope de Vega, con quien mantenía una perenne enemistad. Años más tarde acabó por dedicarse a recaudar impuestos atrasados. En 1597 fue encarcelado en Sevilla tras la quiebra del banco donde depositava sus recaudaciones. Durante su estancia en la cárcel nació 'Don Quijote de la Mancha'. No se sabe bien si empezó a escribir la obra estando preso o solo engendró la idea de la que acabaría siendo la obra más destacada de la literatura española.

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    Museo Casa de Cervantes

    Fachade de la Casa de Cervantes. / Henar Sastre

    En 1604 Cervantes se instaló en Valladolid, empujado por el traslado de la Corte a la ciudad. De hecho fue en la capital vallisoletana donde se iniciarían los trámites para la publicación del Quijote y donde escribió tanto el prólogo como las poesías preliminares. La tasa para la venta del libro se extendió en Valladolid el 20 de diciembre de 1604 y a finales de ese mismo año se puso a la venta en la ciudad. A Madrid no llegaría hasta enero del año siguiente. Su residencia se encontraba en el antiguo 9 de la calle Rastro Nuevo de los Carneros y fue allí donde se cree que escribió parte de sus Novelas Ejemplares. Esta vivienda es a día de hoy el mayor patrimonio cervantino en Valladolid. Convertida en Museo dependiente del Estado, es la única casa del escritor que se conserva en España. Gracias a la conservación de los escritos de dote de una de sus hijas y el etstamento de su mujer, se pudo conocer las posesiones del escritor y amueblar la casa. Las piezas no fueron propiedad de Cervantes, pero son muebles de la época, lo más similares posibles a los que tuvo el hogar.

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    Rincones cervantinos de Valladolid

    Portada original de la primera edición del Quijote.

    Valladolid cuenta con una calle en honor a Cervantes, pero además la ciudad aparece en diversas de las obras del escritor en forma de rincones y detalles. Por ejemplo, parte de 'El casamiento engañoso' se ambienta en el Hospital de la Resurrección (que se ubicaba en el solar que hoy ocupa la decimonónica Casa Mantilla) y en el libro también aparece la Puerta del Campo, que daba acceso a la calle Santiago, que vuelve a aparecer en 'La ilustre fregona', donde también se mencionan las fuetnes de Argales. En 'Viaje al Parnaso' aparece el río Esgueva y el Pisuerga se menciona en 'El Coloquio de los perros', 'La Galatea' y en el Quijote. El escritor también habla de la iglesia de San Lorenzo en 'La gitanilla' y en 'El Licenciado Vidriera' incluiría un pasaje donde, ante la pregunta de qué lugar es mejor si Valladolid o Madrid, se responde «de Madrid, los extremos; de Valladolid, los medios. No lo entiendo repitió el que se lo preguntaba. Y dijo: de Madrid, cielo y suelo; de Valladolid, los entresuelos».

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