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«Es una barbaridad», señala Ignacio Arranz con orgullo al ver la sala de entrenamientos de su centro de deportes lleno, de lo que un ... día fue, un proyecto en el aire. Y es que Arranz ha hecho realidad uno de sus sueños que ahora está en físico en el número cinco de la calle José María Lacort. «He creado una máquina deportiva que ha sido una completa revolución», apunta el CEO del centro Deconfree. El proyecto no venía de nuevas. Nacho contaba ya con una larga experiencia previa en el mundo deportivo que le ha facilitado mucho el camino recorrido.
«Hace muchos años fundé un club de natación, Natación Valladolid: 'El Refugio'», explica. «Pasado un tiempo cree un gimnasio en el que estuve más de 10 años y luego tuve la oportunidad de fundar y presidir la sociedad de gimnasios de Valladolid y de Castilla y León», continúa. Fue en esta última ocasión donde Arranz se dió cuenta de un problema que había pasado desapercibido durante mucho tiempo. «Las máquinas de cardio tenían muchas deficiencias y no cumplían debidamente con sus objetivos», aclara el deportista.
La máquina elíptica estaba teniendo una baja eficiencia, tanto que en muchos casos «está produciendo lesiones y un bajo rendimiento». Había que poner soluciones, y lo más importante, desde Valladolid. «Quería crear una máquina nueva con todas las facilidades que no presentaba la elíptica». Tras hacer una labor de investigación y embarcarse «totalmente solo» en la creación de un proyecto se presentó un nuevo problema.
«La ingeniería y la fabricación en España daban para poco y comencé a buscar contactos fuera de España», apostilla. Fue ahí cuando Nacho Arranz conocería a una de las piezas claves de su proyecto, su futuro socio, Pablo Gonzalez. «Es un chico de Valladolid que se encarga de hacer todos los contactos con las fábricas desde China». Desde allí González se encarga de enviar nuevos prototipos de máquinas para que Nacho pueda probarlas desde Deconfree. Es así como nace la Deconstruct 331.
«El nombre viene a hacer referencia a que es una elíptica deconstruida», que era lo que realmente se pretendía. El proyecto que parecía que comenzaba a coger carrerilla se topa con otro obstáculo en pleno 2019. «Llegó la pandemia y pensé que iba a ser una muerte súbita de todo», aclara Arranz, que en esa temporada solo podía utilizar la máquina para realizar ensayos.
Desde diferentes partes del mundo ambos socios cayeron en la cuenta que el tiempo muerto del covid-19 podría aprovecharse para algo más valioso. «Mejorar la 331 y llevarla al siguiente nivel», aprovechando que el contacto con las ingenierías de China seguía abierto. Así fue como en cuestión de un par de años la Deconstruct original de 65 kilos a la que tanto cariño le había cogido Arranz, evoluciona a la 531 de 150 kilos y con todo tipo de innovaciones.
«La 531 cuenta con una pantalla táctil con 32 niveles de resistencia y redes sociales incluidas. Te puede medir hasta el pulso», detalla. Pero eso no es lo único reseñable del artefacto. «Con esta máquina se trabaja todos los músculos del cuerpo cada muy poco tiempo, cada dos segundos aproximadamente», relata el entrenador. Lo que haría que en tan solo 30 minutos de entrenamiento se estuviesen utilizando más de mil veces todos los músculos. Pero todo depende de la velocidad y del nivel del usuario que esté utilizando el artefacto. «Desde una persona mayor que necesita ganar algo de movilidad a un deportista de élite», explica Arranz, que señala que todo el mundo puede utilizar este invento sin casi esfuerzo.
Tan pronto como se puso en funcionamiento la máquina, llegaron los resultados. «Se observó que con esta máquina se lograba quemar muchas calorías a gran velocidad. En el caso de los participantes femeninos la quema de calorías era de 1.020 y en caso de los chicos 1.017 por hora. Una locura», exclama. Es así como la 531 pasa a ser la máquina que hoy en día puede quemar más calorías. «Más incluso que la bicicleta elíptica que es lo que se toma como referencia», agrega Arranz. Sin embargo, el entrenador aclara que el invento va mucho más allá de esta función.
«En paralelo al desarrollo de la máquina en la Universidad de Alicante ya se estaban haciendo estudios científicos para valorar el consumo de oxígeno para determinar la calidad del ejercicio», precisa. Los resultados sorprendieron mucho. Tanto, que el invento ha llegado a presentarse en uno de los eventos deportivos más prestigiosos del año.
«Llegamos hasta la edición FIBO Global Fitness en Alemania y a tomar protagonismo en la revista Scientific Journal of Sport and Performance», señala Arranz. Y es que ahora el centro de entrenamiento Deconfree tiene puesta las expectativas en un futuro no muy lejano. «Queremos consolidar el estudio de entrenamiento en Valladolid, para que la gente que asista a este espacio tenga la oportunidad de entrenar de una manera única», explica.
El proyecto ha causado tanta repercusión que hasta la unidad de oncología, la sociedad española contra el cáncer y la universidad de Valladolid se han interesado por hacer un uso especial de la Deconstruct 531. «Me pidieron un ejemplar porque hace poco han abierto un estudio de entrenamiento para aquellas personas que aún están en tratamiento o que acaban de salir de la enfermedad», con el fin de que esta sirva como acondicionamiento físico y en un futuro no muy lejano poder abrir gimnasios especializados para este tipo de casos.
La máquina que surgió como un prototipo diseñado exclusivamente en Valladolid ha terminado siendo un invento con proyección internacional, que no deja de lado la que siempre ha sido su casa. «Las plazas que se abrieron para los entrenamientos están cubiertas, pero se han puesto a disposición otras nuevas para que cada vez podamos llegar a más personas», termina.
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