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Operarios de la empresa Mongil Demoliciones, acompañados por compañeros de la compañía Imesapi, han comenzado en la mañana de este martes los trabajos de derribo ... del edificio en ruinas de la plaza de San Nicolás número 1, que permanecerá acotada con un vallado de seguridad hasta que temine la intervención. La labor va a ser compleja, porque las primeras fases hay que llevarlas a cabo a mano ante el riesgo de que el inmueble colapse y se derrumbe por completo, lo que afectaría al caserío colindante, en especial al bloque de viviendas del número 7 de la calle Puente Mayor, que pega pared con pared con la decrépita construcción y que en sus bajos alberga una panadería-repostería.
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Vista de la trasera del edificio
Una grieta profunda
separa cada vez más
los dos edificios
Colegio Isabel
la Católica
Puente Mayor
N
Solar bajo el que
hay unas cocheras
Vista de la fachada del edificio
Derrumbe
de la pared
medianera
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Cascotes
que han provocado
cortes de luz
N
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Desde las once de la mañana, un técnico subido en una grúa-cesta, situada en la misma plaza, ha comenzado a retirar, ayudado de una larga vara, los elementos que presentaban mayor peligro de caída de la parte superior de la medianera, unas planchas de cemento que estaban prácticamente colgadas de la cubierta. Durante la inspección que realizaron los responsables de esta firma a primera hora también se han detectado también unas placas de amianto, que se retirarán en los próximos días siguiendo el protocolo de seguridad, con trajes de protección, mascarilla y transporte del material hasta un punto autorizado.
Fuentes consultadas prefieren no concretar aún cuánto tiempo podrían prolongarse los trabajos. El lunes, el responsable de Urbanismo, Ignacio Zarandona, apuntaba que entre quince y veinte días, aunque todo dependerá de lo que se vayan encontrando durante un derribo en el que se irá de arriba hacia abajo, en una operación de desmontaje de los elementos muy cuidadosa para evitar un repentino colapso.
De momento, no está previsto utilizar maquinaria más pesada para la demolición, como podrían ser cizallas o una pala excavadora. Al mismo tiempo, hay que desescombrar el solar contiguo al inmueble a demoler, donde se ha acumulado hasta el momento todo el material de la medianera desprendido y que ya está prácticamente desbordado por los cascotes.
El coste de este derribo está valorado en los 300.000 euros, un dinero que el Ayuntamiento de Valladolid adelantará ante la emergencia de la situación y que obliga a abordar la obra por ejecución subsidiaria. El Consistorio repercutirá la factura final a los dueños, que hasta el momento no han atendido los requerimientos de Urbanismo. Desde 2005 pesa sobre esta finca una declaración de ruina económica, el habitual paso previo a la orden de derribo, que ha ido acompañada de diferentes comunicaciones a los dueños para que cumplan con sus obligaciones urbanísticas.
En uno de los balcones del edificio aún cuelga un raído cartel en el que se lee 'Se vende este edificio'. Eso ya no ocurrirá. En todo caso, la propiedad podría en un tiempo enajenar el solar resultante, que, eso sí, a buen seguro tendrá valor en el mercado inmobiliario al ubicarse en una buena zona del centro de la ciudad.
Su avanzado estado de deterioro ha llevado al Ayuntamiento a hacer una excepción con la fachada protegida de esta casa. La peligrosa situación del bloque impide mantener en pie esa envolvente catalogada. Se valoró colocar un andamiaje de arriostramiento para asegurarla mientras se derribaba el resto, pero los técnicos lo desaconsejaron ante la debilidad de estructural del bloque. Urbanismo ha determinado, sin embargo, que el futuro inmueble que se construya en el terreno tendrá que reproducir la estética de esa fachada catalogada que ahora se pierde por la dejadez de la propiedad.
Los vecinos del entorno llevaban temiendo un desenlace como el que se ha producido desde hace ya unos años. Han sido testigos de la caída continua de cascotes desde el lateral, aunque ha sido este pasado fin de semana cuando las alertas se han disparado tras deprenderse buena parte de la medianera, lo que ha dejado el interior del bloque al descubierto. Estos derrumbes han tenido, además, consecuencias. Por un lado, el corte total de la plaza al tráfico. Y por otro, los problemas de suministro de electricidad y agua que han sufrido en sus viviendas en algunos momentos al afectar los derrumbes a las redes que les dan servicio.
Además, se ha tenido que acotar una superficie de la parcela interior del número tres de la plaza, así como perimetrar parte de primera planta del sótano de garajes, de la que se han retirado varios coches para evitar afecciones ante un posible colapso de la casa abandonada.
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