Los ciudadanos que hicieron cola para recoger fresas gratis: «Fuimos porque están carísimas»

Más de medio millar de personas aguardaron su turno en una cola que parecía no tener fin y que contó con presencia policial para su organización con el fin de no entorpecer el paso a las furgonetas que reparten mercancía a las tiendas del centro de la ciudad. La fila, que se iniciaba antes de las 10:00 horas de la mañana, llegaba al cruce con Claudio Moyano y daba la vuelta hasta María de Molina. «Están muy caras las fresas y si las dan gratis pues venimos a por ellas», confesaba Patricia Muñoz, que llevaba casi 40 minutos en la cola cuando comenzaba a ponerse en marcha.

UPA repartió un total de 500 raciones empaquetadas en tarrinas de 3 fresas grandes o 4 pequeñas. Así, las fresas de Huelva regresan a sus orígenes, donde nacen las plantas. «En Castilla y León, 52 viveristas trabajan y producen entre Valladolid, Ávila y Segovia la planta que posteriormente llevamos a Huelva para que crezca la fresa», explicaba Aurelio González, responsable de UPA Castilla y León. «Aquí tenemos las condiciones climatológicas perfectas para que la planta crezca con garantías y quién sabe si en un futuro podremos tener fresas de Valladolid de manera más tardía como ocurre con la patata», puntualiza.

La campaña que reivindica que las fresas de Huelva son «sanas, seguras y sostenibles» defiende los componentes que tiene esta fruta para la salud porque «son antioxidantes, ricas en vitamina C y en vitamina B1, que es la que nos hace estar de buen humor». Asimismo, defienden la sostenibilidad del producto «con rigor en los medios de producción, incluido el agua» y la seguridad del producto que «tiene un control exhaustivo para tener un producto de calidad», esboza Francesco Moreno, vicesecretario de UPA Andalucía.

«Ayer la fresa de Huelva se estaba vendiendo en Reino Unido a 18 euros. Aquí en España rondan los siete, ocho y hasta nueve euros», explica Manuel Piedra, secretario de UPA Huelva, quien sentencia: «Esto es algo que no puede ser». «Podemos promocionar que la fresa de Huelva es sana, segura y sostenible pero al cliente le importa el precio. Los agricultores cobran dos euros el kilo y ahí va incluído el transporte hasta el lineal de los supermercados», argumenta.

«Alguien se está quedando con el dinero de los agricultores y de los consumidores», sentencia Manuel Piedra, secretario de UPA Huelva. Las fresas que se entregan este año en diferentes partes de España -el miércoles en un encuentro escolar en Medina del Campo y el jueves en León- son de la variedad marisma, creada por la empresa FMN. En España, el consumo de fresas es de 2,32 kilos/per cápita en el último año -desde diciembre de 2023 hasta noviembre de 2024-, mientras que, en el mismo periodo del año anterior, se situó en 2,14 kilos/per cápita.

Todo por unas fresas

Media hora antes de las 10:30 de la mañana, la hora prevista para el reparto de fresas, los primeros interesados en disfrutar del dulzor de esta fruta comenzaban a formar cola a la altura del quiosco de final calle Santiago, cerca de Plaza Zorrilla. María José Vázquez, una de las primeras en la cola, aseguraba haberse enterado por la tele de que iban a repartir fresas y aseguraba: «a mi me encantan y he venido a por ellas». Justo detrás de ella se encontraba un matrimonio de jubilados, Isabel Fernandez y José Luis Miguel, quienes confesaban: «el año pasado también estuvimos y este año, repetimos. Es un producto que nos gusta mucho y hay que apoyar a los agricultores españoles y comprar producto español».

Al situar el reparto de la fruta de temporada en plena calle Santiago, punto neurálgico durante las mañanas de estudiantes, trabajadores y vallisoletanos que transitan el centro de la ciudad, son muchos los que se han encontrado con la cola sin saber muy bien qué estaba ocurriendo. Valentina Rodríguez, era una de las sorprendidas por la cola: «Pensé que había pasado algo pero están repartiendo fresas y he decidido quedarme». Casi media hora después de que la fila empezase a moverse para recoger la tarrina de fresas, se agotaban las existencias y unas 50 personas que todavía aguardaban su turno se quedaban sin la posibilidad de saborear gratis el dulzor de Huelva.