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Jueves, 24 de agosto 2017, 13:28
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Los jardines tienen sed. Piden agua. Una semana después de que el Ayuntamiento dejase de regar con las tomas del Pisuerga por las restricciones impuestas por la Confederación Hidrográfica del Duero a causa de la sequía, el servicio de Parques del Consistorio ya tiene a pleno rendimiento un operativo para mantener con vida toda la masa vegetal posible.
Cinco camiones cisterna, algunos cedidos por el área de Limpieza, recorren desde hace siete días las principales zonas verdes de la ciudad, especialmente las situadas en la zona oeste de la capital. Del aspersor se ha pasado a la manguera, lo que obliga a desplegar también a más personal en las tareas.
La prioridad es dar agua a los arbustos y a los árboles más jóvenes, los que tienen menos de cuatro años y que aún no están asentados, según explica Ángel Asensio, responsable del departamento municipal. Campo Grande, donde se estudia realizar una toma de riego desde el estanque, Moreras, Poniente, Ribera de Castilla, Huerta del Rey y Parquesol son ahora las zonas más sensibles y, por tanto, las que hay que vigilar con más intensidad. Los técnicos tienen claro que si la sequía persiste, la mayor parte del césped morirá en diez días. El coste para reponerlo oscilaría entre los dos y los cuatro millones de euros dada la superficie afectada (en total 216 hectáreas). Pero son las masas arbustivas y arbóreas las que más preocupan, porque el coste y el tiempo para su reposición es mucho mayor. Asensio explica que aunque el césped amarillee y esté seco, no significa que esté muerto. Además, su aguante depende de dónde esté situado. Morirá más rápido el expuesto al sol, que el ubicado en zonas de sombra.
La concejala de Medio Ambiente, María Sánchez, mantendrá a primera hora de la mañana de hoy una reunión para determinar si se toman medidas contra la contaminación atmosférica, después de que durante tres días seguidos –lunes, martes y miércoles– las estaciones de medición hayan superado el límite de 120 microgramos por metro cúbico de ozono. Este episodio obliga a activar el plan municipal contra la polución con acciones como la limitación de la velocidad a 30 kilómetros por hora o el cierre del centro al tráfico.
El Ayuntamiento solicitó ayer a la CHD permiso para realizar riegos de urgencia con el objetivo de garantizar la salubridad en algunas zonas verdes. Según aclaró Asensio, en parques con alta densidad de perros los restos de las heces y los orines pueden ser un foco de infecciones. Con el sistema de riegos habitual estos residuos se diluyen, pero ahora con las restricciones quedan en la superficie de las masas tapizantes. «Puede ser un foco de garrapatas y bacterias y es necesario que en esas áreas podamos contar con más agua», aclara el experto, que espera la respuesta del organismo de cuenca para intervenir en varios parques del oeste.
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