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Una mujer camina por delante de un escaparate de la calle Santiago. Rodrigo Jiménez

El Black Friday llena las calles de Valladolid con protagonismo del comercio local

Los compradores aprovechan las ofertas mientras que los pequeños negocios de la ciudad valoran el impulso de campañas como esta

Celia Martínez

Valladolid

Viernes, 28 de noviembre 2025, 19:39

Valladolid ha amanecido este viernes con un pulso inusualmente acelerado por el Black Friday. Desde primera hora las principales arterias comerciales -la calle Santiago, Teresa ... Gil o Plaza Mayor-se han llenado de unir constante de gente que buscaba aprovechar descuentos. El murmullo de las conversaciones, las bolsas balanceándose entre manos apresuradas y los primeros escaparates iluminados por la Navidad daban el pistoletazo de salida a una jornada que promete intensa.

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A media mañana, la ciudad ofrecía una imagen de familias comparando precios, jóvenes en busca de tecnología rebajada y compradores ocasionales atraídos por ofertas que «solo duran un día». Los establecimientos, tanto pequeños comercios como grandes empresas, muestran carteles de descuentos mientras los dependientes atendían sin descanso, en un ambiente donde la mezcla de ilusión y prisa marcaba el ritmo de las interacciones.

El bullicio del Black Friday en Valladolid venía acompañado de historias de compradores muy distintos entre sí. Myriam Martínez, de 28 años, ha combinado la compra online con la física y ha explicado que este año había «picado más de lo previsto»: «He comprado material de artesanía en temu por unos 60 euros, y luego he visto un abrigo en El Corte Inglés por 120 euros que no podía dejar pasar». También quiso apoyar el comercio local, por lo que ha comprado una sudadera y una camiseta por 75 euros en el establecimiento FoogaPlan.

Algo similar le ha ocurrido a Samuel Martín, de 25 años, quien ha asegurado que se ha comprado una chaqueta de cuero en Zara y una sudadera por unos 50 euros, «aunque el gasto gordo ha sido una cámara de video de 1.700 euros en Mediamarkt».

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La tecnología se ha convertido también en un reclamo para los jóvenes; en concreto Alicia Velasco, de 24 años, ha comprado una Nintendo switch dos en oferta, un gasto que aseguraba «estaré esperando a ver si lo rebajaban durante semanas, y hoy ha sido el día». En contraste, Rosa Gutiérrez y Amalia, ambas de mediana edad, han afrontado este día con otra filosofía: «Hemos comprado un abrigo y unos zapatos, aunque queremos gastarnos lo mínimo posible», aseguraban. Sus compras se han realizado en pequeños comercios una decisión que defienden por qué «en las tiendas de barrio te atienden mejor y en las grandes empresas no llegan ni a atenderte».

Entre los más jóvenes, María Martínez de 19 años, salía de Bershka con un jersey y una falda, mientras aseguraba que «no quería pasarse de 30 euros». En el extremo opuesto estaba Natalia Pérez, que reconocía sin pudor que este año se había permitido un capricho «entre Zara y Kiko Milano me he gastado unos 300 euros solo en ropa y maquillaje».

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Mientras tanto, Jaime Gamarra y María Teresa González, que han aprovechado este día para viajar desde Segovia a Valladolid, se mostraban más tranquilos respecto al presupuesto: «Hemos comprado unos zapatos y un chaleco, y andamos en búsqueda de un bolso». «Gastaremos lo que nos apetezca», comentaban antes de remarcar algo que para ellos era incuestionable: «Siempre compramos en pequeño comercio».

El pequeño comercio

Lejos del brillo de las grandes cadenas, el pequeño comercio de Valladolid ha vivido también su propio Black Friday, tratando de competir con cercanía, trato personalizado y promociones ajustadas a sus posibilidades. Muchos comercios de barrio han aprovechado la fecha para atraer nuevos clientes y recordar el valor de la compra de producto local. Para estos negocios, la jornada representa tanto una oportunidad de ventas como un recordatorio de la necesidad de diferenciarse en un mercado cada vez más dominado por las grandes superficies.

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En este marco el gerente de la tienda de ropa Maja y Majo, Javier Alonso, explica que la campaña ha ido transformándose con los años: «El Black Friday cada vez dura más tiempo. Antes era solo el viernes, luego se le unió el sábado, y en la actualidad se ha alargado hasta prácticamente una semana».

Además, reconoce que esta extensión continuada del periodo de descuentos viene marcada en gran parte por la presión del mercado, por lo que a que asegura que, tanto en un comercio dedicado a la moda como el suyo, o en el resto de los ámbitos «puede llegar a fastidiar un poco la temporada de invierno».

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Alonso manifiesta que, aunque las tiendas notan un incremento del movimiento durante estos días, no siempre se produce un beneficio para el comercio local, debido a que «lo que se vende con descuento, no se vende en el resto de temporada y por lo tanto se pierden beneficios». Para el gerente, el balance del Black Friday es positivo, pero «entre comillas», ya que asegura que muchos consumidores esperan únicamente a estas fechas para comprar: «están esperando a esta semana para acercarse», una dinámica que, según advierte «dificulta mantener un ritmo estable de ventas durante el resto de temporada».

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