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Decoración en fiestas de revelación del género del bebé. El Norte

Los bautizos civiles no cuajan en Valladolid, pero sí la moda de revelar el sexo del bebé en una fiesta

La Diputación no tiene constancia de que ningún ayuntamiento haya regulado ceremonias de bienvenida alternativas a las religiosas, aunque sí se planifican algunas a través de empresas

Raúl R. Méndez

Valladolid

Domingo, 24 de agosto 2025, 08:40

Mismo funcionamiento que una boda civil, pero para dar una bienvenida laica al recién nacido y presentarlo en sociedad. Uno de los primeros antecedentes de ... un bautizo civil en España se remonta al año 2007, en la localidad de Rivas-Vaciamadrid, cuando el entonces alcalde del municipio, José Masa, de Izquierda Unida, aprobó una ordenanza municipal que permitió a los concejales de la localidad oficiar una especie de 'bienvenida democrática' al neonato. En la ceremonia se leían artículos recogidos en la Constitución de 1978, en la Convención Internacional de los Derechos Humanos o en la Declaración de los Derechos del Niño. En Cataluña, el municipio de Alella (Barcelona) lo ofreció por primera vez en 1998, aunque no fue hasta 2004 cuando se celebró el primero, en Igualada.

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Siguiendo esa senda, 25 niños recibieron en febrero de 2009 su bautizo civil en La Bañeza, el primero de Castilla y León, una celebración que se desarrolló bajo la denominación de acto de bienvenida a la comunidad, y en la localidad vallisoletana de Torrelobatón Cloe Cojo Lorenzo fue la protagonista de este tipo de ceremonia en 2011. Catorce años después, esta fiesta de bienvenida civil, como alternativa al sacramento religioso, no ha llegado a cuajar en la provincia, al menos en un entorno institucional. La Diputación de Valladolid no tiene constancia de que ningún ayuntamiento de la provincia haya desarrollado un reglamento que regule está opción laica al ritual de bienvenida católico y desde el Ayuntamiento de la capital señalan que no hay iniciativa ni solicitud alguna en este sentido.

Sin embargo, las empresas de catering sí detectan cierto auge en este tipo de celebraciones, con un tono familiar, reducido e íntimo, generalmente sin presencia de un oficiante civil.

«Aunque no son ni mucho menos mayoría, y se cuentan con los dedos de una mano», explica Edurne García, una de las encargadas de Mil Sabores, que ofrece servicio de catering especializado para eventos. Según explica, un bautizo civil, en apariencia, es exactamente igual a uno católico, pero sin «tantas formalidades». Algo más familiar, sin «protocolos» y celebrado directamente en un restaurante o en un local reservado para la ocasión, donde se sirve comida más propia del día a día, como «empanadas, tortillas, un poco de embutido, croquetas y hasta hamburguesas o perritos calientes».

En cuanto al número de comensales, señala que «es muy similar» al de un bautizo convencional, al igual que el precio medio, que se sitúa «entre los diez y quince euros por persona. En casos más excepcionales, puede ascender hasta los 20 o 30 euros, pero no suele ser lo habitual».

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«Observamos un aumento notable de los bautizos católicos y de la cifra de comensales, que llegan a rozar los cien»

Javier Martínez

Appetite Catering

En ocasiones, la fiesta de bienvenida, en la que se presenta el niño a los amigos y conocidos de la familia, se pospone «hasta que el niño ya ha cumplido los 6 o 7 años», indica la encargada de Mil Sabores. «Es una moda algo reciente, ni siquiera se le da ese apodo de 'bautizo civil'. En el caso concreto de mi empresa, hemos celebrado pocos, pero sí hemos llegado a organizarlos. Los tiempos están cambiando mucho. Ahora, los cumpleaños también se han popularizado, estamos gestionando muchos». De hecho, dice que no paran de diseñar eventos «para celebrar los cuarenta o los cincuenta años de una persona, algo que antes no se hacía ni se veía tanto».

Javier Martínez no ha organizado ningún bautizo civil a través de su empresa, Appetite Catering y, de hecho, lo que observa es un «aumento notable y constante de los bautizos católicos», en los que, además, se está incrementando el número de comensales «hasta rozar los cien invitados en algunos casos». Lo que sí tiene claro que está en auge son las llamadas fiestas de revelación del sexo del bebé. Son pequeños eventos, que se han hecho muy populares a través de las redes sociales, a los que se invita a familiares y conocidos cercanos a los padres para revelar el género del futuro neonato. «Suele haber unos treinta o cuarenta invitados, muchos menos que en los bautizos, porque es una ceremonia más íntima. Y el procedimiento es sencillo: se muestran globos, o se explotan, o incluso aparece humo azul o rosa para anunciar a los invitados si los padres esperan un niño o una niña», resume Martínez.

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Entierros civiles

«Ojalá nacieran más niños en el pueblo para poder decir que sí, que definitivamente organizamos desde la corporación municipal algún tipo de bautizo civil, pero no es el caso. Aquí ya no nacen niños. Los últimos que nacieron fueron precisamente los míos; llevo tres y ya me he rendido», explica entre risas Elisa Cerrillo, alcaldesa de San Pelayo, localidad situada a unos cincuenta kilómetros de la capital. La ceremonia laica que sí se ha llegado a celebrar en San Pelayo es la de «entierros civiles», en los que, básicamente, se siguen las pautas de un sepelio tradicional pero «sin contar con la Iglesia», explica Cerrillo.

«El último caso fue el de mi padre, que falleció hace ya un tiempo», recuerda. «Tras la cremación, en lugar de un cura o un oficiante católico fue la propia familia, yo en concreto, la que dirigió unas palabras a los asistentes, que en ceremonias más laicas son menos. Es un ambiente algo más íntimo y personal».

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