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El aprendizaje del castellano deja 3,5 millones de euros al año en Valladolid

El aprendizaje del castellano deja 3,5 millones de euros al año en Valladolid

Los turistas idiomáticos suelen ser universitarios que buscan conocer en la ciudad cómo es la cultura del país

Rubén V. Justo

Valladolid

Lunes, 8 de octubre 2018, 13:40

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El 26 de septiembre fue el Día Europeo de las Lenguas, una efeméride que se celebra en todos los países de la Unión Europea y que lleva fija en el calendario desde 2001. Pese a sus buenas intenciones, pasa prácticamente desapercibida en España, pero lo cierto es que el castellano es una fuente de ingresos que para Valladolid supone tres millones y medio de euros anuales. Cinco mil personas acuden a la ciudad cada año para aprender el idioma: suelen quedarse una media de casi seis semanas y gastan un promedio mensual de 1.004 euros.

El 71% de los extranjeros que acuden a Valladolid para aprender español son estudiantes universitarios. Como Leonardo Acebedo, brasileño que el año pasado voló desde San Luis, después de que la Universidad de São Paulo cubriera con una beca su estancia en la ciudad y le permitiera cursar diversas asignaturas del grado de Periodismo que imparte la Universidad de Valladolid. El perfil de Leonardo es el más habitual entre los turistas idiomáticos, un joven que cambia las aulas de su país por las de la ciudad.

Menos habitual es el caso de Adrien, que comenzó un contrato en prácticas en el Punto Turístico de la Acera Recoletos a través de un convenio que la Universidad de Angers (Francia) firmó con la UVA. Adrien es el vivo ejemplo de los ideales de multiculturalidad y diversidad lingüística que trata de promover el Día Europeo de las Lenguas: habla español e inglés de forma fluida, un poco de italiano, además de su francés nativo. No descarta lanzarse al alemán en el futuro «aunque lo ve complicado», dice mientras se ríe. Antes había estado en Madrid y Barcelona, pero escogió Valladolid «porque era una ciudad que desconocía». Antes de conversar con él, estaba leyendo en la pantalla de ordenador de su puesto de trabajo la historia de la vieja catedral de Valladolid. Precisamente conocer el entorno, su historia y cultura es uno de los puntos que más motivan a los turistas idiomáticos.

No solo buscan conocer los entresijos de la lengua de Cervantes, sino que quieren integrarse en nuevos ambientes y –en el caso de Valladolid– descubrir eventos tan emblemáticos como la Semana Santa, la Seminci o los espectáculos de Teatro de Arte de Calle (TAC). Muchos aprovechan su estancia para viajar alrededor de España, Europa y, solo algunos, a otros continentes.

Es un turismo que mantiene continuidad a lo largo del año y del que proceden ciudadanos de diversos países, aunque los más habituales, según el informe del Observatorio Cultural y Turístico de Valladolid, son los estadounidenses (19%), italianos (14%), británicos (10%) y alemanes (6%).

La Universidad parece ser el epicentro que fomenta este tipo de turismo. Además, no son pocos los interesados que se apuntan a la Escuelas de Idiomas para perfeccionar el manejo del castellano. El año pasado, en la Escuela Oficial de Idiomas de Valladolid (EOI) se registraron 105 matriculados en cursos de español; de ellos, 47 eran de países europeos. En ese sentido, El Observatorio Cultural y Turístico de Valladolid realizó 760 encuestas en las 14 escuelas de idiomas que se reparten a lo largo de la ciudad. La opinión que dejaron los encuestados fue de sobresaliente, de 8,48 puntos sobre diez.

No es una afirmación casual, también es un punto de vista que secunda la Fundación General de la Universidad de Valladolid (FUNGE): lo que «vende son las experiencias». La UVA regula programas como Erasmus Plus KA 103 y Erasmus Plus KA 107. Ambos planes pretenden fusionar la formación académica con la vida social y el descubrimiento de la historia y cultura vallisoletana.

Muchos erasmus de la ciudad frecuentan los pubs, realizan excursiones y actividades de todo tipo. Todo eso tiene un comienzo. Cuando los estudiantes aterrizan en Valladolid, la UVA les asigna un mentor para que hagan sus primeros contactos, conozcan la institución universitaria y desarrollen con éxito tareas básicas –pero difíciles cuando no se domina el idioma– como encontrar alojamiento o abrir una cuenta bancaria.

Luego, el programa Erasmus Student Network (ESN) –una herramienta que la UVA pone a su disposición– les sirve para realizar los primeros contactos que finalmente se traducirán en la formación de un amplio grupo con el que desarrollar actividades que facilitan su integración social en la ciudad. Larissa fue una estudiante erasmus que estuvo dentro del sistema ESN y aclara que «tenía un grupo de WhatsApp con otros mentores y erasmus» y hacían «cenas, charlas y fiestas». Era su red de apoyo fuera de su entorno habitual.

Adrien trabaja en el punto turístico R.V..J.

Adrien, encargado: habla cuatro idiomas y realiza prácticas en el Punto Turístico

Es francés y estudia el último año del grado de Turismo de la Universidad Pública de Angers. Antes había estado en Madrid y Barcelona, pero se animó a instalarse en Valladolid porque era una ciudad que desconocía. Además de francés, habla fluidamente inglés y español y algo de italiano. Vino exclusivamente para afianzar sus estudios universitarios con un idioma extranjero.

Leonardo posa con la bandera de su país R.V..J.

Leonardo Acebedo, exalumno de la UVA: estudió periodismo y destaca la seguridad que hay en las calles

Leonardo avanzó su tercer curso universitario en Valladolid gracias a una beca convenio entre la Universidad de São Paulo y la UVA. A veces no entiende alguna expresión coloquial, pero puede mantener una conversación estable en español. Destaca la seguridad que tienen las calles vallisoletanas en comparación a las de Brasil y agradece la experiencia universitaria.

Larissa trabaja en su domicilio de Valladolid. R.V.J.

Larissa Pascoal, universitaria: su objetivo era estudiar y logró unas prácticas en la factoría de Renault

Larissa no consiguió ninguna beca. Todo lo que tiene viene del bolsillo de su familia, primero, y del dinero que consiguió en trabajos locales, después. Se graduó en Ingenieria Industrial en la Universidad de UFSCar (Brasil) y decidió estudiar el máster de lógistica que imparte la UVA. Compagina el curso con unas prácticas remuneradas en la factoría de Renault.

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