

El acceso al barrio vallisoletano de La Overuela estará cortado 11 días para reponer el firme del puente
La calzada cedió unos centímetros por una capa «insuficiente» de hormigón sobre las canalizaciones, previa a la reforma de 2018
Los técnicos municipales han descartado este lunes que el talud del puente de piedra (sobre la desembocadura del arroyo Berrocal al Pisuerga) de la carretera ... de acceso a La Overuela haya cedido y han confirmado que el hundimiento de la calzada, detectado el viernes por la tarde, se debió a una «capa insuficiente de hormigón» sobre las canalizaciones subterráneas de telefonía y electricidad que discurren justo por debajo del tablero. «Los vehículos comenzaron a pasar hace poco más de un año por este lado de la calzada (más próximo al talud del río ), cuando se habilitó un paso peatonal en la margen izquierda (siempre en sentido de entrada al barrio), y el paso de los vehículos ha causado un efecto muelle que, al tratarse de un punto blando, ha acabado originando este hundimiento», han explicado fuentes municipales antes de aclarar que los operarios, eso sí, «van a picar el tramo completo de la calzada (unos veinte metros) para extender una capa más gruesa de hormigón sobre las canalizaciones».
Esta intervención, aunque de escasa entidad, implicará el corte de la entrada principal a La Overuela desde el cruce de la ronda norte durante los próximos once días. Los trabajos, si todo va bien, permitirían reabrir la carretera el 14 de febrero.
«Lo que necesitamos es una nueva entrada por el canal y que no pasen los camiones»
Los técnicos municipales inspeccionaron por la mañana el tramo afectado, una vez descubierto el punto exacto del hundimiento, para garantizar, por un lado, que «el talud (más que centenario) está consolidado y no muestra signo alguno de cesión» y, por otro, el origen del hundimiento de la calzada. «Se trata de una capa de hormigón muy fina que cubría estas canalizaciones y que no se tocó cuando se realizó la remodelación de este paso a finales de 2018 (entre agosto y diciembre)». El problema es que aquella intervención, en la que se invirtieron 316.000 euros para unir el carril bici y el espacio peatonal entre el barrio y la ronda, obligó a los vehículos a pasar casi al borde mismo del quitamiedos (este estrecho punto está regulado por semáforos para alternar el paso) y el firme acabó cediendo. Los técnicos decidieron finalmente descubrir un tramo de cuarenta metros lineales sobre la citada canalización y aprovechar «el corte de la carretera» para afianzar este punto «en condiciones».
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Así que los residentes de La Overuela (en torno a un millar), como ya les ocurrió durante las obras de hace apenas año y medio, tendrán que volver a acostumbrarse a dar «la vuelta al mundo», sobre todo, para salir del barrio. «Muchos vecinos ya entraban por la calle 41 (un estrecho acceso desde la carretera de Burgos sobre el Canal de Castilla), pero el problema es que para salir hay que dar un rodeo tremendo hasta tomar el enlace de la carretera de Cigales (kilómetro 117 de la A-62) y salir hacia Valladolid», explica Óscar de Castro, un vecino que apunta a que el problema pasa debido a que «muchos camioneros se confunden con el GPS y se meten por la carretera a pesar de que está prohibido (el paso de vehículos pesados solo se permite hasta la planta de la antigua Tafisa)». Ese peso pudo causar en parte el hundimiento de la calzada en el puente.
Retrasos con los autobuses
El caso es que la carretera de La Overuela permanecerá cortada durante los próximos once días con los consiguientes trastornos para la vida diaria de los vecinos. «Esta mañana ha habido niños que han llegado tarde al colegio o al instituto y las rutas de los autobuses urbanos son ahora muchísimo más largas –los vehículos tienen que entrar y salir por la salida 117 de la autovía–», apuntaba Belén Rodríguez antes de concretar que «algunos chóferes de los autobuses escolares se niegan, incluso, a entrar por el desvío actual hasta la explanada de la entrada en la que recogen a los pasajeros».
La parada principal de Auvasa (líneas 24 y B1) en la plaza de Alfonso X se mantiene y el resto se han suprimido y trasladado temporalmente al número 27 de la calle 41.
La ausencia de señalización de los desvíos tampoco ayudan en exceso a los foráneos a la hora de encontrar las rutas alternativas de entrada y salida del barrio. «Lo que necesitamos es una nueva entrada amplia por el canal (desde la carretera de Burgos) y que eviten el paso de camiones», coinciden en señalar Luis Miguel Arroyo, uno de los tenderos del barrio, y veteranos como Ángel de la Rosa, quien anticipa que «otra vez estaremos dando vueltas como hace un año hasta que abran el paso».
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