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Un grupo de jóvenes selecciona papeletas para votar.
¿Por qué hay tanto abstencionismo en la Universidad?
Elecciones en la UVA

¿Por qué hay tanto abstencionismo en la Universidad?

La participación electoral, que bajó casi diez puntos entre los docentes, es directamente proporcional a las condiciones laborales

Antonio Corbillón

Valladolid

Sábado, 19 de marzo 2022, 00:09

Helena Castán, primera aspirante a ser rectora de la Universidad de Valladolid (UVA), se quedó en las elecciones de este jueves a las puertas de disputar la segunda vuelta a Antonio Largo Cabrerizo, quien repetirá cuatro más en el cargo. Entre las propuestas renovadoras de la catedrática en la Escuela de Informática estaba la creación de una especie de «sello propio para estimular el sentimiento de pertenencia a la Universidad».

Un análisis posterior de los datos electorales le dan la razón. El grado de implicación de los 25.527 integrantes del 'universo UVA' es directamente proporcional a la condición que ocupa en el escalafón. En el seno de la institución sigue preocupando los bajos índices de participación que se repiten tras cada convocatoria electoral. Este jueves se batieron todos los registros anteriores, con caídas porcentuales de cinco puntos en el caso de estudiantes (solo votó el 13,53%) y personal de Administración y Servicios (79,68%) y de nueve puntos en el caso de los docentes (apenas votó el 51,44%, frente al 60,46% en la primera etapa de Largo Cabrerizo.

En el intrincado organigrama de la Universidad aún se puede afinar más el 'microscopio' para descubrir hasta qué punto la categoría determina el interés en participar. Así, entre los profesores con vinculación permanente (este capítulo incluye los 'pata negra' caso de los catedráticos), la participación mantuvo un comprometido 78,42%, frente a los no doctores/docentes e investigadores a tiempo completo, que bajaron hasta el 58,01%. En la cola se quedaron, una vez más, los profesores a tiempo parcial y asociados, que no llegaron al 20% (19,57%). «Esto solo demuestra que, los que se sienten de la casa, se involucran», indican fuentes cercanas al Rectorado.

Aparte del contrato que se tenga, cada escuela de la UVA es un mundo. La Escuela de Ingenieros Industriales es una de las que menos votos de profesores depositó. No llegó ni de lejos al 50%. «No sé las causas -reconoce su director Jesús Pisano-. Por más que insistimos desde la dirección no hay manera. Hay cansancio y cuesta encontrar a gente que se implique en ocupar cargos, coordinar grados… o votar». El decano de la Facultad de Medicina, José María Fidel, reconoce que la implicación del profesorado estable «es muy alta, somos pocos y no hace falta mucha campaña». Otra cosa son los casi 300 que dan clases concretas, vienen de los hospitales y casi no saben ni dónde queda la Facultad.

La evolución a la baja de la implicación entre los docentes parece ir de la mano de una de las grandes preocupaciones del equipo de gobierno: el aumento de la precariedad, con un margen de profesores externos o asociados por encima del 30%. Las malas condiciones, la caída de la tasa de reposición de las bajas durante los recortes de la crisis y lo poco atractivo de las plazas 'engrasan' el desapego del cuerpo docente.

El colectivo más numeroso, con más de 20.000 personas, es el de los estudiantes. En esta ocasión han batido su récord de abstencionismo. Y eso que aprecian «la labor de este equipo rectoral que suavizó las exigencias estudiantiles y ayudó mucho en este tiempo de pandemia», asegura el portavoz de la Asociación para la Defensa de los Derechos de los Estudiantes (ADDE), Pablo González. Este colectivo integra a varios cientos de delegados en las aulas. Y atribuyen la casi nula participación al hecho de que «muchos alumnos creen que, con que vote su delegado, ya están representados. A nivel individual, casi habría que llevarles de la mano».

Doctorados y másteres

Ni con eso se lograría mover a los que estudian másteres y doctorados. Este jueves solo 5 de los 328 másteres (1,52%) se acercaron a las urnas. Entre los doctorandos, apenas 35 de los 956 que cursan uno en la UVA (3,66%). En la Escuela de Doctorados no les justifican pero les entienden. «No van a clase, apenas pisan los pasillos y no generan colectivo alguno».

En esta línea, desde Alternativa Universitaria, el grupo más activo en los pasillos, se lamentan del «desinterés por el asociacionismo y de la desinformación sobre lo que podemos conseguir que lleva a la mayoría al pasotismo», explica su portavoz Aida Castroviejo. Esta estudiante cree que en demasiadas aulas «sería complicado que mucha gente se entere siquiera de cual es el papel de un rector».

La situación preocupa también en los despachos. La vicerrectora de Alumnos, Cristina R. Cubo, cree que una de sus asignaturas pendientes es «hacer pedagogía para que sepan las opciones de participar en la vida universitaria, que son muchas». Y cita el Claustro, el Consejo de Gobierno o las comisiones de todo tipo que dicen cosas que les afectan. Aunque Cubo reconoce que «tienen poco tiempo y les cuesta sacarlo del resto de su vida personal».

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