El Condesa Eylo se hace con el reinado de los argumentos de debate
Sesenta alumnos han participado en esta primera edición del concurso convocado por el Colegio de Economistas, que se espera tenga continuidad en los próximos años
Antonio G. Encinas
Viernes, 18 de marzo 2016, 09:15
Luis Fuentes, de Ciudadanos, lee una réplica que ya trae escrita. Pablo Fernández, de Podemos, gesticula porque la presidenta de las Cortes no le concede el turno porque por reglamento ya no puede hacerlo. Sarrión (IU) saluda a los trabajadores de Lauki y se enreda hasta que la misma presidenta le reconviene «señor Sarrión, haga su pregunta». Un aplauso corto, solitario, de tres palmadas, rompe el silencio y se lleva una mirada reprobatoria de todo el hemiciclo. «Señor Herrera, vaya terminando», insta Clemente por tercera vez al presidente de la Junta, que se extralimita de tiempo en cada respuesta.
Todo esto sucedió en apenas media hora en las Cortes de Castilla y León, el pasado martes.
En un giro curioso, mientras las nuevas Cortes acogían a los políticos de hoy, las antiguas Cortes, las de Fuensaldaña, servían para ver en acción a, quizá, los políticos de mañana. Los estudiantes de Bachillerato que alcanzaron la final del concurso de debate organizado por el Colegio de Economistas de Valladolid. Los institutos Condesa Eylo y Pinar de la Rubia eliminaron en semifinales a Santa Teresa de Jesús y Pinoalbar. El tema ya estaba decidido con antelación: ¿Se debe autorizar la descarga de archivos con valor económico y/o cultural a través de las plataformas P2P (plataformas no comerciales)? Solo se sorteó quién defendería cada postura.
El formato no permite dudas ni errores. Una primera exposición de tres minutos, dos refutaciones de cuatro minutos y las conclusiones en otros tres. Catorce minutos para argumentar y dos oradores por equipo como mínimo. Y, en la final, ante un jurado en el que se encontraban el decano del Colegio de Economistas, Juan Carlos de Margarida; el presidente de la Diputación, Jesús Julio Carnero; el subdirector de El Norte, José Ignacio Foces; el director regional de Onda Cero, Ignacio Fernández Sobrino, o el director general de Radio Televisión Castilla y León, Eduardo Álvarez. Y cámaras de televisión. Y fotógrafos. Y periodistas. Y nervios, claro.
Comienza el Condesa Eylo. Y para empezar esa voz conocida. La de Paula Rodríguez. Inconfundible, viene a la memoria su divertida ponencia en TEDxYouth Valladolid hace unos meses, sobre la necesidad de conjugar humor y ciencia.
Argumentos a favor. «La cultura es de los ciudadanos y los ciudadanos son libres», «las empresas olvidan a los artistas», «un juez ha dictado que las redes P2P son legales».
El Pinar de la Rubia contraataca. Argumentos en contra. «¿Dónde queda el derecho de los creadores a ser retribuidos por su trabajo y por generar obras?», «los únicos que se benefician son las páginas ilegales con contenido que ellos no han creado», «si no descargárais no existirían estas páginas, sois partícipes».
Son vehementes, apasionados. Interpelan al adversario. Se retan con humor. Pero no se confundan. Con la misma pasión y vehemencia han defendido, en estas dos jornadas, las posturas contrarias. Porque no se trata de tener razón, sino de aprender a exponer, rebatir, argumentar, discutir, escenificar.
El triunfo del equipo que argumentó contra el jurado
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lCondesa Eylo defendió la postura favorable a permitir las descargas de archivos con valor cultural o económico a través de redes P2P. Lo hizo también en la semifinal, aunque no en las rondas anteriores, en las que los equipos alternaban posición. El jurado no valoró el tema. De hecho, antes de la lectura del acta, Augusto Cobos enfatizó que «todo el jurado está en contra de las descargas ilegales». Pero se calificaban la naturalidad y la expresividad, el empleo de evidencias, la variedad de los argumentos, el contacto visual y el dominio del espacio, entre otras cosas. Ahí el Condesa Eylo fue mejor. Y ganó a pesar de defender la propuesta contraria al sentir del jurado.
Apenas rebasan el tiempo fijado. Los de una bancada aplauden a los de la otra. Los discursos están preparados y apoyados por datos, por citas bien documentadas, por casos recientes. Se ceden la palabra durante las refutaciones para permitir que el contrincante pregunte, responden con brevedad y concisión y siguen con su exposición. Con cordialidad. Sin leer más que para apoyarse. Sin que nadie les llame la atención por sobrepasar el tiempo. Sin que les tengan que explicar las reglas del juego. Ateniéndose al tema.
Acabada la final, el hemiciclo entero, con el jurado, se pone en pie. La ovación se prolonga durante casi un minuto, en agradecimiento a un espectáculo magnífico. Y sí, claro. Hubo un ganador. Con siete votos a favor, se impuso el Condesa Eylo. Aunque en realidad lo que ganó fue el debate en su más honrosa acepción.