La lucha contra el nematodo del pino
El trabajo de monte y el de laboratorio complementan un arduo ejercicio de detección de un gusano invasor dañino, cuya labor va por buen camino para declarar la comunidad libre en 2017
J. LÓPEZ - ICAL
Lunes, 9 de marzo 2015, 20:59
El trabajo diario de Alejandro Beltrán discurre entre pinares. Acompañados por Juan José, un peón, y equipados de motosierra, hacha, un taladro que hace la labor de una antigua barrena, spray y PDA con GPS, recorren decenas de kilómetros a diario por caminos y pistas forestales en busca de indicios que puedan esconder el nematodo del pino. O más bien, su labor se centra en verificar que los montes no están contaminados por este gusano invasor, cuya vía de introducción más probable es Portugal -a donde llegó de China-, y que puede acabar con los pinos de Castilla y León, un rico escenario que no puede permitirse el lujo de ignorar a esta especie tan dañina.
«Nuestro trabajo se desarrolla en un 90% en el monte recogiendo muestras de árboles muertos y también de otros en verde (sin síntomas) en base a un sistema de mallas determinado con antelación en oficina», relata Alejandro González, uno de los técnicos de campo, que desarrolla su labor en la comarca de Ciudad Rodrigo, en la zona fronteriza entre Salamanca y el vecino Portugal.
Buscan pinos con decaimiento y secos que se detectaron previamente desde el aire mediante una serie de vuelos estacionales con helicóptero, muestreando en su mayoría pinos negrales (Pinus pinaster) en un punto señalado por una malla elaborada mediante un GIS (Sistema de Información Geográfica) y la ayuda de ortofotos. El muestreo se inicia en el tronco, a la altura del pecho, y se toman cuatro puntos del árbol con la ayuda de una broca salomónica de 20 milímetros de diámetro, que extrae virutas de madera del pino. Si está en decaimiento o seco, en ese momento, se fotografía, se tala y se marca para después codificar las muestras, recogiendo también viruta de las partes altas del tronco, en especial en las zonas con síntomas de decaimiento. Si la muestra es sobre un ejemplar verde los agujeros se taponan de nuevo a la espera del resultado.
Pero el trabajo de estos todoterrenos forestales es una pieza más en la lucha contra el nematodo. Junto a ellos se encuentra todo un trabajo previo en las oficinas estableciendo protocolos de trabajo, mallas de muestreo, vuelos de prospección de decaimientos y de bordes de incendios y trampeos. En trabajo posterior de laboratorio en el Centro de Sanidad Forestal de Calabazanos (Palencia), dependiente de la Junta, se analizan las muestras que los técnicos recogen en el monte, en industrias, en frontera o en trampas para detectar o descartar esta especie y poder declarar a la comunidad libre del nematodo, algo que podría lograse, como pronto, en 2017.
Solo un caso
Para ello, aún hay que esperar y trabajar con constancia, pues debe transcurrir el periodo de cuarentena establecido en la normativa comunitaria, cuatro años sin nuevas detecciones, establecido por la Comisión Europea desde que se encuentra un positivo.
En Castilla y León, en diciembre de 2013 apareció el primer y único positivo en un pinar de un monte de Sancti-Spíritus que linda con la autovía A-62, y que se cree que pudo aterrizar allí mediante algún cargamento por carretera proveniente de alguna zona contaminada por la enfermedad en el vecino Portugal. Con lo que hasta finales de 2017 será una zona demarcada por el nematodo.
Pero existe otra que también preocupa, aunque no se originó en Salamanca, sino en Valverde del Fresno, en Cáceres, en febrero de 2012, aunque por cercanía se tuvo que definir su correspondiente zona demarcada, tal y como marca la normativa, al establecerse una circunferencia de 20 kilómetros de radio. Estas distancias están determinadas principalmente porque el vector de esta enfermedad es el escarabajo cerambícido 'Monochamus', necesario para transportar el nematodo y contagiar otros pinos sanos. En esa zona, la barrera natural de la sierra juega a favor de Castilla y León porque dificulta el vuelo del insecto.
Trabajo en toda la comunidad
El jefe del Servicio de Defensa del Medio Natural, Vicente Rodríguez, señala que la lucha se lleva a cabo en toda la comunidad, aunque se focaliza principalmente en las zonas de riesgo alto, en la provincia de Salamanca y en la frontera con Portugal, un país declarado en su totalidad con nematodo del pino desde 2008. «Independiente de que no haya focos, la normativa europea nos obliga a hacer inspecciones de campo para comprobar que no hay nematodo», detalla.
En esta lucha se analizan todos los posibles frentes existentes, masas naturales a través de mallas sistemáticas, vuelos de árboles con decaimientos, bordes de incendios del año anterior, trampeo del vector, inspecciones de mercancías sensibles en aserrados y controles en frontera y finalmente análisis en laboratorio.
Para un correcto y organizado trabajo en el descarte de la presencia del gusano, el Centro de Sanidad Forestal elabora anualmente un mapa de zonas de riesgo en función de su cercanía a Portugal y a los puntos en los que se ha detectado algún caso. Así, las masas afectadas por haber aparecido un positivo se talan y destruyen de forma rigurosa. En Sancti-Spíritus, por ejemplo, además de eliminar el monte donde aparecieron 135 pinos positivos, se taló también toda especie sensible en un radio de otros 500 metros.
Posteriormente se establece una «zona tampón» de 20 kilómetros por seguridad, aunque en Sancti-Spíritus fueron 14 por la baja densidad de pinos en su entorno, que es mayoritariamente dehesa de encinas y robles. «En las zonas demarcadas se localizan los árboles con decaimiento, se talan y se muestrean, eliminándose los restos, en cualquier caso, aunque no esté confirmada su vinculación al nematodo», comenta Rodríguez, quien añade que pueden estar afectados por otro tipo de ataques.
Alrededor de las zonas demarcadas por la presencia de este organismo se establecen una zona de riesgo alto, otra de medio y otra de bajo. En cada una de ellas, en base a la menor posibilidad de que aparezcan positivos, se realizan muestras en los pinos con una mayor o menor densidad. En total este año está previsto muestrear, solamente en estas mallas sistemáticas, unos 2.500 puntos, a los que se añadirán todos aquellos puntos con decaimiento, bordes de incendios y entornos de industrias de la madera que se localicen bien desde el aire. Además se realizan inspecciones en industrias de la madera y sus entornos.
En la zona salmantina demarcada más próxima a Valverde del Fresno se analizan al año entre 3.500 y 6.500 pies de pino con decaimiento. «Son números muy altos y la razón son las peculiaridades de la zona con árboles de edad avanzada», señala Rodríguez. Por su parte, en Sancti-Spíritus, con menor presencia de especies sensibles, en 2014 se muestrearon algo más de 1.000 pies con decaimiento en la «zona tampón» y en lo que va de año menos de 200, por lo que parece razonable pensar que el número se mantenga o caiga de forma progresiva en sucesivas campañas.
Talas condicionadas por el vector
Ana Martín, técnica del Centro de Sanidad Forestal de Calabazanos (Palencia), manifiesta que en la zona demarcada de Sancti-Spiritus se cortaron 67 hectáreas de pino en un monte de más de 150 que también contaba con cipreses, que permanecen en el monte, y eucaliptos. En cambio, en la frontera con Cáceres «todo se complica, porque los ayuntamientos viven del aprovechamiento del monte y están deseando finalizar el periodo de cuarentena establecido en las zonas demarcadas para no tener condicionado el aprovechamiento y la venta de madera».
Esta madera se puede talar bajo condiciones muy controladas y en base a la normativa vigente para impedir que el insecto pueda alcanzar nuevos territorios. No obstante, antes de que esta madera salga se hace un remuestreo, por seguridad, no permitiéndose su traslado hasta que no se conoce el resultado del análisis y sólo a industrias autorizadas. Por protocolo, la madera que se tala en una zona infestada se astilla allí mismo y se utiliza para biomasa. En épocas autorizadas a industrias se permite para producción de tableros de partículas que asegura su destrucción.
Hasta el momento, mientras que en Sancti-Spíritus se detectaron 135 pinos positivos, todas las muestras recogidas en la zona aledaña a Valverde del Fresno han resultado negativas. Por fortuna para las arcas de la Administración regional, todos estos muestreos están controlados y son financiados, en parte, por el Gobierno central y por la Comisión Europea a través de Fondos de solidaridad.
Al margen de muestrear el arbolado, Bruselas obliga también analizar las poblaciones del vector, lo que se hace a través de su captura mediante el empleo de trampas cebadas con feromonas atractivas, lo que permite disminuir sus poblaciones y posibilita su análisis para saber si son portadores del nematodo. En Sancti-Spíritus durante el año 2014 se instalaron 180 trampas y se recogieron cerca de 9.500 escarabajos que resultaron negativos.
Además de las prospecciones en campo e industrias de la madera, también se controlan unos 200 vehículos a la semana en la frontera con Portugal, tanto en la provincia de Salamanca como en la de Zamora, y en los límites de las dos zonas demarcadas ubicadas en el territorio castellano y leonés, para verificar que se cumple la normativa que regula la lucha contra el vector en los envíos comerciales y éstos se realizan con las suficientes garantías fitosanitarias.
En los últimos tres años no se ha registrado ningún positivo y el nivel de documentación y transporte ha mejorado mucho. Martín sostiene que se comprueba el pasaporte fitosanitario, que asegura que la madera del país vecino ha superado un tratamiento térmico consistente en aplicar 56 al menos grados centígrados en el corazón de la madera al menos durante media hora
Impulso a partir de 2008
Calabazanos cuenta con una docena de trabajadores, más el apoyo que reciben por técnicos en las diferentes provincias. El centro, una antigua casa del Icona, empezó su andadura en 2003, pero fue en 2008 cuando recibió un fuerte impulso con la puesta en marcha del laboratorio de patología, y que casualmente coincide con la intensificación en las labores de prospección del nematodo ante el agravamiento de la situación en Portugal y el consiguiente cambio en la normativa europea.
No obstante, no solo trabaja con este gusano, sino también con otras especies nocivas como el chancro del castaño, un hongo que ha hecho mucho daño en los últimos cien años, pero cuyas medidas de recuperación a través de inoculaciones está teniendo éxito.
El nematodo es una especie exótica invasora en sentido forestal. Por eso, Martín defiende que la zona de cuarentena establecida con los diferentes riesgos se justifica porque el arbolado autóctono «no tiene defensa para ellos y son especialmente peligrosos». Recuerda también que cuando arrancó el trabajo del centro, el 90 por ciento de las prospecciones se dirigía a conocer el estado fitosanitario del monte analizando la posible presencia de plagas o enfermedades autóctonas comunes en las masas forestales. Pero el incremento del transporte de mercancías a nivel mundial ha complicado este hecho, con lo que son infinitos los organismos nocivos exóticos que pueden alcanzar nuevos territorios en cuestión de días u horas.
Proceso complejo
Paula Zamora, técnica del laboratorio, explica el proceso de las muestras desde que llegan a sus manos. «Se guardan en estufas durante 15 días, a 25 grados, para favorecer la reproducción del nematodo en el caso de que la muestra estuviera infestada. De esa manera es más fácil su extracción. Se codifican, se riegan un poco, se agitan y se extrae el aire, favoreciendo con todo ello condiciones de humedad y temperatura idóneas para la reproducción del nematodo», señala.
Tras ese proceso deberían apreciarse un «montón» de individuos si la muestra procediera de material vegetal infestado. Tras una filtración con mallas específicas después de mantener una parte de la muestra vegetal durante 48 horas en agua, el filtrado se lleva a una placa de Petri donde se observa en una lupa binocular. Si en la muestra hay nematodos, tanto si son 'Bursaphelenchus xylophilus' -el del pino- como si son de otro tipo, como el 'B. mucronatus', se recogen con una pequeña aguja y se profundiza en la confirmación de su identificación en el microscopio.
En el caso de que se detectara un caso positivo rápidamente la muestra se remite al Laboratorio Nacional de Referencia en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, en Madrid, quien debe confirmar la identificación.
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