La ONG Asvai atenderá a menores y sus familias con trastornos de conductas

La Fundación Social de la Asociación Vallisoletana de Ayuda a la Ancianidad y a la Infancia (Asvai), una ONG creada en el año 2000 que está vinculada a la institución de beneficencia más centenaria de Valladolid, como es la residencia de personas mayores Nuestra Señora del Carmen (Antiguo Asilo de la Caridad), pondrá en marcha este mes de noviembre su primer centro de ayuda a los menores y sus familias, que padecen trastornos sociales y emocionales, unas conductas originadas, principalmente, por la actual crisis económica.

«Se trata de una iniciativa que responde a la necesidad de atender a aquellos jóvenes que precisan una atención especial. El programa principal que se pondrá en marcha es el del apoyo psicosocial a menores afectados tanto por la exclusión social como no», explica Ruth Fuertes, educadora y coordinadora de la Fundación Social de Asvai.

Para ello, esta ONG ha comprado un local de unos 300 metros cuadrados cerca de la Plaza de Vadillos, que ha sido acondicionado este verano con fondos propios, y que servirá para impartir talleres en aulas y atender también a las personas con discapacidad o movilidad reducida.

Un esfuerzo que ha partido desde que entró el nuevo equipo directivo de la Fundación, que se ha propuesto a ampliar la atención social a otros ámbitos diferentes al de la ancianidad. En total, se han destinados 90.000 euros. El mobiliario ha sido donado por parte de Caja España, y procede de las antiguas oficinas de la entidad, que han tenido que cerrar como consecuencia de la crisis financiera. También han ayudado para las aulas y la biblioteca el Patronato del Hospital San Lázaro de Mayorga de Campos, y del Colegio Virgen Niña de Valladolid.

Según explica Ruth Fuertes, «esta atención especializada a los menores y sus familias con carácter no público no existe hoy por hoy en Valladolid. Es cierto que hay organismos que disponen de servicios de apoyo escolar y de otras actividades, pero de una atención psicológica tan amplia no hay, excepto en esas entidades especializadas como es Aspaym. Nosotros pretendemos atender a todo tipo de personas cuyo rasgo principal quizás sea que tengan pocos recursos económicos».

El nuevo local, que llegó a pertenecer en su día a una organización que trabajaba con inmigrantes (Desod), dispondrá también de una zona de comedor, cuyas provisiones serán facilitadas por la Cruz Roja y el Banco de Alimentos.

El personal que desarrollará estos programas estará compuesto por seis personas, de las cuales cuatro serán psicólogos, maestras y educadoras sociales.

Emigrantes con pocos recursos económicos y familias en desempleo, cuyos hijos precisan no solo programas de atención emocional especializado, sino también de apoyo educativo, serán a las que se atenderá en primer lugar.

«Hemos detectado en Valladolid que existe una demanda para atender estos problemas que tienen algunas familias desestructuradas, que están sufriendo más el paro. En esta situación, la estabilidad familiar se ve afectada y las conductas de los menores más todavía», insiste Fuertes.

Los programas de Asvai se ejecutarán en coordinación con los colegios y los Centros de Acción Social (Ceas). «No se pretende duplicar los recursos en estos ámbito, sino complementarlos», dicen desde la ONG El establecimiento de normas, la comunicación entre padres e hijos, los perjuicios generados por el consumo del alcohol y otras drogas, serán algunos de los pilares de su trabajo.

El coste previsto de esta atención será de ocho euros al mes (con atención de tres días a la semana), o de 21 euros al trimestre.

Pisos tutelados

Han pasado 149 años desde que la familia Tejedor, perteneciente a una estirpe de industriales vallisoletanos, promoviese la creación en 1865 de la Asociación Amigos de los Pobres, para atender a estas personas en la ciudad. Eran tiempos de beneficiencia, donde la pobreza era más visible.

A partir del año 1907, la Casa de la Caridad se hizo cargo de esta atención con los recursos que llegaban. «El asilo disponía también de una escuela, hasta que en 1972 se clausuró porque incumplía la normativa. Pero como consecuencia de ello, las hermanas franciscanas decidieron no cesar y crearon el colegio Virgen Niña», explica Ruth Fuertes.

Hoy, la nueva Junta Directiva de Asvai, que se renovó hace unos meses y que preside Carmen Zubiria, pretende recuperar los orígenes sociales en lo referente a la infancia. De ahí la puesta en marcha del nuevo local en la calle Palacio Valdés 3.

El centro asistencial de Vadillos aspira a estar abierto a todas aquellas familias, afectadas por la desatención institucional y que, con escasez de recursos, precisen ayuda. «El que tenga más, pagará un poco más. Se trata de resolver los problemas familiares», dicen desde la ONG, que no ha recibido ninguna ayuda institucional y que subsiste de la gestión de la residencia de ancianos, situada en la calle Chancillería 3.

La residencia religiosa Nuestra Señora del Carmen se ha visto también afectada por los recortes de las administraciones públicas en cuanto a la financiación de camas y de nóminas de su personal.

Sin olvidar sus orígenes, la Fundación Social de Asvai puso en marcha el pasado mes de septiembre una nueva experiencia como es el programa de pisos tutelados. Se trata de hogares, que son propiedad de la ONG (actualmente solo disponen de uno), en los que conviven en un mismo espacio un grupo de personas mayores de 60 años. Uno de los requisitos es que puedan valerse por si mismas. Los participantes, algunos viudos, no se conocen de nada.

Los asistentes a este programa residen en la vivienda y para el resto de actividades personales (comidas, lavandería o sanitarias) acuden a la residencia de la calle Chancillería. La presencia en estos pisos, por la abonan unos 700 euros al mes, es el paso previo a un internamiento posterior en una residencia.