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samantha gonzález
Martes, 16 de septiembre 2014, 11:43
El sector de la peluquería fue uno de los más castigados con la subida del IVA al 21% en 2012 ya que esta medida provocó un elevado cierre de este tipo de establecimientos. Sin embargo, la milla de oro de las peluquerías, como se podría denominar a la zona de la calle Gabilondo y la calle Florida, parece no haber seguido esta línea. Y es que nada menos que 10 locales de este tipo son los que se pueden encontrar a lo largo de los 740 metros que componen las dos vías, una cifra que resulta realmente sorprendente e incita a pensar en el motivo por el que tantos profesionales del sector escogen esta zona para instalar su negocio ya que la competencia en estas calles es muy elevada. Concretamente, en Gabilondo, los clientes pueden encontrar, de media, una peluquería cada 85,7 metros mientras que en Florida pueden hacerlo cada 46,7 metros.
La mayor parte de los peluqueros de estas calles coinciden en apuntar como principales razones de esta alta competencia el hecho de que se trate de una zona situada muy cerca de las estaciones de tren y autobús además de ser un área en el que reside una elevada densidad de personas mayores. «La gente mayor es la que viene con más frecuencia a peinarse, la mayoría vienen al menos una vez por semana. En este barrio viven muchas personas mayores y por eso es una zona muy atractiva para instalar un negocio de este tipo», explica una de las trabajadoras de la peluquería Yolanda, situada en la calle Florida, a lo que añade que «al estar situada en un lugar cercano a las estaciones hay clientas que vienen de otras localidades como Tordesillas o Alcazarén».
Pedro Orrasco, cuyo apellido da nombre a su peluquería de la calle Gabilondo que abrió hace más de 40 años también apunta a estos como los motivos principales del atractivo de la zona. «Aquí hay mucha gente mayor y estos son los que más van a la peluquería porque tienen su pensión todos los meses en el banco», explica Orrasco que recuerda que cuando él se instaló en esta calle «no había competencia».
Hace algo más de tres años se estableció en esta misma calle la academia de peluquería Llongueras para la que resultó fundamental a la hora de decidir el emplazamiento el hecho de tener «una buena estrategia de comunicación al tener las estaciones cerca», tal y como cuenta el administrador de la empresa Julián Martínez. Este asegura que cuando se instalaron en 2011 «no había más que cuatro peluquerías en la calle» y apunta como motivo de la apertura de tantos negocios de este tipo a la «atomización del sector» pues según Martínez «abrir una peluquería es una forma relativamente fácil de autoemplearse con una baja inversión».
Competencia desleal
El mayor problema que tiene este sector, a juicio del administrador, «es el intrusismo», es decir, las personas que van por las casas ejerciendo de peluqueros sin tener la actividad declarada. «Esto hace muchísimo daño», asegura Martínez ya que se trata de una competencia desleal con la que los dueños de los negocios de peluquería se ven realmente perjudicados pues «las personas que van por las casas pueden ofrecer precios mucho más bajos» que ahora con crisis son muy tentadores. Desde que esta llegase, muchos de los peluqueros de las calles Gabilondo y Florida han notado que aunque los clientes no han dejado de ir, muchos sí que acuden cada más tiempo. Así lo confirma Pedro Orrasco : «la gente con la crisis alarga más el corte, ahora vienen cada dos o tres meses y antes venían con más frecuencia», explica este peluquero que cree que «el truco para mantenerse no está en bajar los precios, sino en el buen trato al cliente». Lo mismo opina la dueña de la peluquería Xanthe, abierta recientemente en Villa del Prado, que asegura que «lo realmente importante es mimar al cliente».
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