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Era el tercer día que jugaba con sus gafas de realidad virtual. Recién estrenadas. Nuevas. Llevaba media hora jugando en su habitación cuando comenzó a notar que se calentaban. Rápidamente se las quitó, y estallaron en sus manos causándole lesiones en manos y frente. Es lo que le ha ocurrido a Ángel, un joven de León que el pasado 23 de mayo vivió uno de los mayores sustos de su vida.
Con un elocuente «si no me las llego a quitar a tiempo, me quedo ciego», el joven relata a Leonoticias los minutos de angustia que vivió mientras jugaba a 'OneGuard' con sus gafas de realidad mixta Meta Quest 3S que acababa de comprar y que, el día del accidente, solo había utilizado durante media hora.
«Noté que estaban calientes y, cuando las agarré con las manos, al momento, explotaron». La batería de litio comenzó a arder «con fuego verde y de todos los colores». En un acto reflejo al no ser capaz de apagarlas, las tiró por la ventana de su vivienda en León y con una manguera las intentaba apagar, mientras no paraban de arder. «La casa se llenó de humo, humo tóxico», recuerda.
En su cuerpo, las secuelas de lo vivido. Una pieza de las gafas se le incrustó en la mano, y «durante varios segundos vi cómo ardía y no se apagaba». Así lo refleja el parte de lesiones emitido en un centro de salud de la ciudad de León, donde se indica que el paciente presenta en la mano derecha «ampollas en la palma, con una lesión costrosa en la región del metacarpo de la palma izquierda donde dice que se le clavó una pieza de la máquina». También varias «excoriaciones de lesiones evolucionadas, tipo arañazo eritema y prurito». Las secuelas también llegaron a la frente, donde impactaron restos de las gafas, causándole «prurito y discreto eritema».
El susto fue «tremendo» y el estado de las gafas así lo refleja. Tras varios minutos intentando apagarlas, el resultado actual es el de un dispositivo siniestro total, con el plástico derretido e inutilizables. «Nunca había visto nada así, la cantidad de humo que salió hacía que me ardieran los pulmones», explica.
«No es normal que al tercer día unas gafas exploten. Me podía haber quedado ciego porque a la zona de las lentes también llegó el fuego. Si me explotan en la cara....», señala días después de lo ocurrido Ángel, todavía con el susto metido en el cuerpo.
Y del susto, a la rabia por la falta de responsabilidades y soluciones. Se ha puesto hasta «seis veces» en contacto con Meta, empresa que comercializa este dispositivo. Les ha explicado la situación y les ha exigido una respuesta «inmediata» que no llega. «Se limitan a lamentar la situación y a decirme que lo van a investigar, pero nadie ha venido a por la gafas ni me han dado ninguna solución», lamenta indignado, sobre todo por el temor de que algo así le pueda pasar a un niño.
Es el primer caso del que el leonés tiene constancia que ocurra en unas gafas de realidad virtual, y no entiende que «una marca tan grande tenga tan poca asistencia en temas tan serios como este que me podría haber causado daños irreparables. Menos mal que fui rápido para quitármelas, Deberían haberse puesto en contacto conmigo al día siguiente», denuncia.
Ya ha puesto en conocimiento de su seguro de hogar lo ocurrido y en breves cursará una denuncia para exigir soluciones ante uno de los mayores sustos de su vida con el deseo de que se tomen medidas y que nunca vuelva a ocurrir algo así.
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Óscar Beltrán de Otálora y Josemi Benítez (Gráficos)
Lourdes Pérez, Melchor Sáiz-Pardo, Sara I. Belled y Álex Sánchez
Cristina Cándido y José A. González
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