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Carlos López Fonseca reflexiona en su última novela sobre las consecuencias de ser joven y vincularse a ETA. :: LUIS ÁNGEL GÓMEZ
LETRAS

Carlos Fonseca: «Cuento una historia de amor con etarras de por medio»

El escritor Carlos Fonseca aborda en 'Luz negra' el drama de unos jóvenes enrolados en el mundo terrorista

ADRIÁN RODRÍGUEZ

Viernes, 23 de septiembre 2011, 02:27

Chillida sentía fascinación por el negro magnético del hierro que se forjaba frente a su casa de Hernani. Inspirado en «la luz negra» que atraía al escultor, Carlos Fonseca titula así su última novela, un viaje protagonizado por tres jóvenes guipuzcoanos que acaban enrolados en la lucha armada.

Carlos López Fonseca (Madrid, 1959), autor de 'Trece rosas rojas', la novela en que relata los fusilamientos de trece milicianas en la posguerra, aborda ahora un asunto sobre el que apenas hay referencias narrativas. «Da la sensación de que hay un poco de miedo, porque hay poquísimos libros sobre el tema de ETA. Me apetecía romper algunos tabúes de una realidad muchísimo más compleja de lo que parece. Es decir, detrás de un terrorista vasco hay una persona que se enamora, que tiene padres, que tiene un grupo de amigos y estudia», relata el escritor, que pretende indagar «en ese otro lado» y en las consecuencias de los actos violentos.

Motivado por las causas que pueden llevar a un chaval normal y corriente, nacido en la democracia, a introducirse en el entorno de ETA, Fonseca, periodista experto en terrorismo vasco, recrea las inquietudes de tres jóvenes que cruzan la tenue línea que separa la violencia callejera del terrorismo. «Creo que los chavales que acaban militando en la 'kale borroka' lo hacen por el convencimiento de que sus ideas no se pueden defender de otra manera que con el recurso a la violencia», explica el autor.

Para ello, dibuja a Eneko y Aritz, dos amigos que compaginan el estudio y el trabajo con su militancia política en la izquierda 'abertzale'. En medio de ellos está Libia, que «no tiene nada que ver con ese mundo e inicia una historia de amor con los dos etarras. Libia está para contar que detrás de los terroristas hay personas que sufren y se desenamoran. Finalmente uno, Aritz, quizás porque es más echado para adelante, decide dar el salto, pasar a la clandestinidad y cometer atentados, mientras que Eneko, que comparte sus mismos ideales, no está dispuesto a hacerlo y eso le plantea dudas y miedos».

Optimista

Carlos Fonseca se pasó dos años yendo y viniendo de su Madrid natal a San Sebastián, la ciudad de sus amores. Necesitaba reunir información y empaparse en el ambiente. «Cuando hablas con familiares y presos de ETA, te encuentras con padres que critican abiertamente lo que ha hecho su hijo, aunque el vínculo afectivo siga existiendo. Quizás porque comparten la misma ideología, otras familias sí se sienten orgullosas de ellos pese a todo. Te encuentras con estos dos polos». Esa dualidad que encontró Fonseca le sirvió para armar a los personajes de 'Luz negra'.

El autor niega que el previsible fin de ETA le haya empujado a publicar ahora un libro que ahonda en el conflicto vasco. «Es una casualidad que la novela se publique ahora», asegura, aunque admite que «posiblemente hoy sea más sencillo hacerlo que en los tiempos del asesinato de Miguel Ángel Blanco. En aquel momento podría ser malinterpretada».

Fonseca se siente optimista ante el probable fin de la violencia. «Personalmente, creo que la apuesta de la izquierda 'abertzale' es sincera, aunque no sea una apuesta moral. No se han detenido para decir que lo que ETA ha hecho en estos cincuenta años ha sido una barbaridad. Pero hay un hartazgo de la sociedad vasca con la violencia. Por eso, y porque la eficacia policial ha sido muy elevada, han llegado a la conclusión de que por ahora la violencia resta, no suma. La duda está en lo que hará ETA finalmente».

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