Edison, Marconi o Bell
Carlos de Julián Maître de Sala
ORCAJO
Domingo, 1 de mayo 2011, 03:04
Lleva un cuarto de siglo como maestro de sala en el restaurante La Codorniz, y otro tanto breándose por distintos establecimientos hosteleros de Segovia en ese sutil oficio de atender a los clientes que acuden a disfrutar de los placeres de la buena mesa servida con esmero. Carlos de Julián, como tantos otros niños de aquella lejana segunda mitad del siglo pasado, comenzó a trabajar cuando aún vestía de pantalón corto, pantalón que de inmediato hubo de cambiar por otro de pierna entera y cubrirse con un gorrito cilíndrico sin visera.
Era en el hotel Sirenas, donde estuvo de botones con tan solo doce años para saltar desde allí transcurridos otros dos al Mesón de Cándido, más tarde a Orly y al restaurante Canónigos de La Granja, hasta recalar en el restaurante de los hermanos Lino y Alfonso García de Frutos.
Si Carlos no hubiera dedicado su vida laboral a esta profesión, hubiera sido un técnico en electrónica, un ingeniero industrial o un perito en informática, un Edison, un Marconi, o un Graham Bell (pongan el nombre que quieran), porque a Carlos no hay aparato eléctrico o electrónico que se le resista, desde una simple estufa de resistencia de hilo hasta el más moderno iPad, Carlos sabe utilizarlo y repararlo, lo usa, lo abre, lo mira y lo rediseña si es preciso, y mientras atiende a un cliente que satisfecho del trato prolonga la sobremesa, él piensa en cómo mejorar con Photoshop esas fotos que acaba de hacer con su última cámara digital.
Hoy los niños no trabajan, juegan con el ordenador, el móvil o la tableta gráfica. Carlos no juega, ejerce de maitre de un restaurante, pero en sus ratos de ocio recupera aquella infancia perdida.
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