Un Colegio con solera
CARLOS ÁLVARO
Domingo, 28 de marzo 2010, 03:25
Las Jesuitinas se instalaron en Segovia el mismo año en que echó a andar el ferrocarril a Villalba. Aquel lejano 1888, la Madre Cándida María de Jesús llegó a la ciudad en busca de una casa para abrir un colegio. Muchos años estuvieron las Jesuitinas en el número 2 de la calle Trinidad, hasta que vieron que era inevitable encontrar un nuevo edificio debido al aumento del número de alumnas. El actual enclave de la calle San Geroteo, en pleno barrio hebreo, data del año 1920.
Desde entonces, el centro educativo ha ido creciendo y dando cabida a niñas y niños segovianos de varias generaciones. ¿Quién no tiene a alguien en la familia que ha estudiado en el colegio del Sagrado Corazón de Jesús? Al igual que el Claret, las Concepcionistas o los Hermanos Maristas, las Jesuitinas es un colegio con una historia larga y solera, mucha solera. La imagen que acompaña esta reseña forma parte de la memoria de un centro que permanecerá para siempre ligado a los recuerdos infantiles de miles de escolares. En ella puede verse al inolvidable Agustín Gómez Velasco, el primer profesor de Inglés que hubo en Segovia, entregando un diploma a su propia hija, Teresa, en presencia de varias religiosas del colegio.
Las antiguas alumnas siempre recordarán las enseñanzas de las monjas, que supieron transmitirles el espíritu de Madre Cándida, la religiosa guipozcoana que en 1871 fundara en Salamanca la Congregación de las Hijas de Jesús «para la educación católica de los pueblos» mediante «la enseñanza del Catecismo a los párvulos de uno y otro sexo». Madre Cándida, que en realidad se llamaba Juana Josefa Cipitria y Barriola, murió el 9 de agosto de 1912, pero su legado permanece inmarcesible tras los muros del colegio de la calle de San Geroteo, siempre a la sombra de la Catedral segoviana.
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