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JAVIER PÉREZ ANDRÉS
Viernes, 12 de marzo 2010, 01:51
S í, Parker. Al célebre gurú de la crítica especializada de vinos del mundo. Al que todos sus colegas debemos, desde el más humilde al más poderoso, que haya logrado que la sociedad norteamericana valore el vino, incremente su consumo y se convierta en buena compradora de elaboraciones de calidad. Sí, Robert Parker ha dicho públicamente que está interesado en las garnachas españolas y francesas, y que conoce la inquietud de un grupo de enólogos que está tirando de la garnacha de Ávila, de la histórica garnacha autóctona de la no menos histórica comarca tradicional de vino de Cebreros.
Por si hay alguna duda, José Peñín, el veterano gurú español, se manifestó recientemente a favor de las últimas garnachas expresivas que se están elaborando en Cebreros, Navaluenga y El Barraco. Es más, Peñín dijo públicamente que recientemente él mismo había hablado con Parker y éste le aseguró que sabía de los vinos de esta zona.
Al margen de esta bonita historia de declaraciones de mis respetados colegas (paisano y amigo en el caso del castellano y leonés Peñín), ahora de lo que se trata es de que, por última vez, la Consejería de Agricultura, a través del Itacyl, la Diputación de Ávila, el Ayuntamiento de Cebreros, mancomunidades y grupos de acción local del entorno se lo tomen en serio. El sector ya ha dado muestras de interés por la calidad. Los vinos de garnacha son una realidad. El mismo interés que las instituciones depositan en otros sectores para mentalizar, alentar y canalizar cualquier acción en beneficio de un entorno determinado debe aplicarse con los vinos de Ávila, empezando por una denominación.
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