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Semana Santa 2025
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Semana Santa 2025
La Luz del Cristo de Santa Cruz ilumina el Jueves Santo de ValladolidValladolid brilla con Luz propia. Dentro y fuera de la capital vallisoletana. En jurisdicción universitaria y catedralicia en otra multitudinaria mañana de Jueves Santo. Pero ... también en demarcación monárquica y conventual. Todo en la urbe contemporánea cuya arraigada Semana Santa vuelve a recorrer, a rezar y admirarse en la ciudad de otro tiempo que esta jornada es conocida y reconocida por naturales y forasteros. Los mismos que madrugaron con el sol para peregrinar con el Santísimo Cristo de la Luz en el ambiente más académico: desde el Rectorado de la UVa hasta la afamada Facultad de Derecho. Una institución que desde sus diferentes estudios, licenciaturas y grados vio nacer las cofradías vallisoletanas arraigándose en el seno estudiantil especialmente fervorosa al Santísimo Cristo de la Luz desde 1941.
Y la campana del Palacio del Cardenal Mendoza, como en los grandes fastos de la casa, sonó para dar comienzo al discurrir de concurridas filas cofrades, numerosas manolas además de profesorado de distintas facultades y directivos universitarios acogiendo al sobresaliente crucificado de Gregorio Fernández. El Cristo de la Luz peregrinando desde el zaguán a ras de la gente, escuchando al pueblo, aprendiendo de los estudiantes y hasta dando la bienvenida a muchísimos turistas que desde ayer abarrotan las aceras. Una multitud, los de aquí y los de allí que, como hacía muchos años, ponían en común directivos de las cofradías de la ciudad, no se veía. Y todos también con alma semanasantera porque son muchísimos los que asisten a esos momentos de para no perderse pero a su vez acompañan a las procesiones.
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El Cristo de la Luz precisamente reunió ayer a muchísimos peregrinos. Los de la esperanza. Los que admiraban y contemplaban a la conocida popularmente como 'La Perla' del maestro escultor que cinco siglos después de su hechura continúa con su mirada cautivadora tras unos gestos de dolor y una anatomía sufriente con la que compartió el drama de la Cruz este Jueves Santo. Un caminar donde todos querían estar: desde la salida en la plaza de Santa Cruz, ante la lustrosa fachada renacentista restaurada en los últimos meses y con muchos espectadores que querían encontrarse con esta imagen tras la suspensión del pasado año por las temidas lluvias.
Hoy, el amanecer ya atisbaba un buen y santo día. Aunque todos buscando sol porque las temperaturas aún eran bajas, de menos de 10 grados centígrados. Por eso, una de muchas anécdotas, las zonas soleadas eran las más concurridas hasta el punto de que en los hitos procesionales del recorrido, Santa Cruz, Universidad, Portugalete y Catedral había gente tanteando su sitio con bastante antelación. Porque todos querían acercarse e irradiarse de su Luz con miles de ciudadanos, por ejemplo, en el acto de homenaje de los estudiantes vallisoletanos en el fuero de los leones de la Uva donde el himno por excelencia, el 'Gaudeamus Igitur', reverberó hasta en los campus. De ayer y de hoy, porque escuchar estas piezas para muchos significó algo así como retroceder en el tiempo como se comentaban los unos con los otros en las aceras donde incluso, el caso de Carlos, José, Antonio o Luis, recordaban viejos tiempos.
Otra de esa procesión de momentos, de encontrarse con el crucificado pero también con el Sagrado Corazón de la torre de la seo metropolitana, con los leones universitarios o con imagen de Santa María de la Antigua entre las gárgolas del emblemático templo. El Cristo de la Luz recuperó su semblante procesional tras admirarse también meses atrás en el Museo Nacional de Escultura y siempre con una llamada muy identificativa de estos lares castellanos: el sonido anunciador de la dulzaina y tamboril a inicio de la planta procesional para continuar, por ejemplo, con temas tan sugerentes y reconocibles como de ciudad como 'Lux Aeterna', de los compositores Eugenio Gómez y Pablo Toribio, que interpretó magistralmente la Banda Sinfónica de Arroyo con un joven director, Diego Guijarro, que emocionado se estrena este año en estos compases musicales de la Semana Santa.
En el interior de la catedral, la parte mas devocional del desfile, con todos los bancos llenos y mucha gente de pie para seguir con especial atención el rezo de las estaciones del Vía Crucis, presidido por el propio crucificado desde la cabecera del templo y seguido por la cruz y ciriales de la hermandad donde, entre otros de los numerosos detalles de la planta procesional, cabe destacar los hábitos de capucha de algunos de sus hermanos que portaban enseres, las maceras universitarias que siempre tienen un papel de dignidad en todas las ceremonias de la institución que a su vez simboliza el poder de la autoridad y, por esto, fueron escoltando al Cristo de la Luz.
La escultura de madera policromada, con estremecedores detalles del dolor de la coronación y crucifixión, fue portada a hombros por varios turnos de 24 hermanos en unas andas con renovada decoración realizada por el riosecano Ángel Martín y con un exorno floral especialmente elegante conformado por un monte de iris morado y varios capullos de rosas rojas de emotivo recuerdo. Los cuatro velones de las esquinas volvían a estar apagados, que más que por simbolismo es por orden de su institución propietario, el Museo de Escultura, para evitar que la centenaria se ahúme y afecte a su policromía original.
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