Semana Santa

Dos procesiones protagonizan la mañana del Viernes Santo en Medina del Campo

El primero, muy temprano, la conocida como Procesión de Sacrificio que arrancaba pasadas las siete de la mañana de la iglesia de de San Miguel Arcángel para concluir en el monasterio de Santa Clara. Procesión popular en la que la Cofradía del Descendimiento y su banda de tambores alumbró y portó a hombros la talla del Cristo de Santa Clara, anónima del siglo XIV, realizando paradas para la meditación de algunos de los pasajes de la Pasión de Cristo.

En una de estas paradas, concretamente en la calle Puente Aguacaballos, tuvo lugar un año más una ofrenda floral en recuerdo a todas las personas víctimas de violencia de género. Antes de concluir la procesión, con las religiosas clarisas esperando la llegada de la imagen, en el barrio de La Mota, situado a los pies del castillo, como es costumbre sus vecinos tomaron el relevo a los cofrades para portar ellos mismos las andas durante el recorrido por sus estrechas calles y los aledaños de la muralla.

El segundo, ya pasadas las once de la mañana, con salida y llegada en la Plaza Mayor de la Hispanidad tuvo lugar la Procesión del Encuentro en la que desfilaron por un recorrido la imagen de Jesús Nazareno de las Angustias del siglo XVI obra de Francisco del Rincón, portado en andas y acompañado de las Cofradías Oración del Huerto y la Vera Cruz, Calvario, Nuestra Señora de las Angustias y Misericordia y Jesús Nazareno, y por otro recorrido la de Nuestra Madre Santísima de la Soledad de autor anónimo también del siglo XVI también portada a hombros y acompañada de las Cofradías Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna, Descendimiento, Santo Sepulcro, Cristo en su Mayor Desamparo y Nuestra Madre Santísima de la Soledad y Virgen de la Alegría.

Un emotivo encuentro frente a frente de la Virgen y Jesús en la que este se inclinó pareciendo que caía arrodillado ante su madre, movimiento realizado mediante un mecanismo hidráulico, mientras Fray Francisco Javier de María, Prior de los Carmelitas Descalzos de Medina del Campo, pronunciaba una breve meditación a los cofrades y fieles que abarrotaban el ágora medinense. Finalizada la procesión en la iglesia colegiata de San Antolín tuvo lugar la tradicional entrega y colocación de la corona de espinas a la imagen de Nuestra Madre Santísima de la Soledad, canto de la Salve Madre y la solemne promesa de silencio y amor a la Madre de Dios.