Manolo Mateo, con algunas de las creaciones que tiene en el garaje. M. R.
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Tapones convertidos en monumentos

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Manolo Mateo comenzó durante el encierro de la pandemia a realizar manualidades y ahora tiene todo un museo con materiales reciclados

Mónica Rico

Cuéllar

Lunes, 26 de diciembre 2022, 17:27

Todo comenzó durante las primeras semanas de la pandemia. El encierro se iba alargando y Manolo Mateo y su mujer, Tere, tenían que pasear, así ... que empezaron a hacerlo en el patio de su casa, con las paredes de ladrillo. Entre paso y paso, Mateo pensó que debería afanarse en adecentar esas paredes, por lo que cogió pintura blanca y cambió el aspecto de sus paseos diarios, pero no intuía que pronto tendría prácticamente un museo de maquetas de monumentos elaborados con tapones y otros materiales de plástico.

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Pintar el patio no fue suficiente, por lo que continuó por una cochera anexa a su casa, donde antes metía las sacas de piñones, por lo que las paredes arrastraban suciedad. Pintó esas paredes, pero el encierro seguía y pensó en hacer alguna manualidad para entretenerse. Buscó por internet y vio la posibilidad de realizar macetas con botellas de plástico, dándoles además forma de animales. Con ello podría alegrar un poco más su patio y los paseos diarios.

Lo primero fue una maceta con forma de cerdito, así que tomó una botella, recortó, pintó y dio forma. Ahí incluyó una planta, con una flor, y el resultado le gustó, por lo que continuó realizando estos peculiares tiestos, dándoles otras formas. Una jirafa fue su segunda creación, y siguió con un elefante. Poco a poco continuó realizando otras figuras de animales con botellas, hasta completar una colección en los que no faltan ejemplares como la gansa, el toro, el tejo, un rinoceronte, una cigüeña, una garza real, un murciélago, un caniche o una abeja.

Los animales se cuentan por decenas, pero llegó un momento que pensó en darle un uso a todos los tapones que se iban quedando de las botellas. Comenzó creando un castillo, «me lo imaginé en la cabeza», sin utilizar ninguna fotografía o imagen. Por entonces apenas se podía imaginar lo que da de sí un tapón. Al concluir su primera creación, una vecina le comentó que le parecía muy bonito, por lo que apostó por continuar realizando monumentos.

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En esta ocasión optó por algo conocido, el monumento segoviano por excelencia, el Acueducto, al que no le falta detalle, puesto que incluso tiene su Virgen. El resultado le gustó y le animó a continuar. Optó por otro que le resultaba familiar, la iglesia de San Nicolás de Bari, de Madrigal de las Altas Torres, municipio del que procede su mujer.

Aunque supuso un gran trabajo, comenzó a hacerla, en esta ocasión ya no solo con tapones, sino con moldes por dentro, con cajas sobre las que pega los tapones con el fin de dar forma al monumento y tener una base que sustente su creación. Igualmente ocurre con un enorme castillo con multitud de torres, una de sus creaciones más grandes, realizada con más de 11.000 tapones. En este caso buscó algo en internet y se propuso hacer el castillo de Disney, aunque poco a poco pensó en ir añadiendo y eliminando elementos, por lo que finalmente lo hizo a su manera, con tubos de cartón y botellas de agua para darle forma.

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Ahora, sus creaciones llenan la antigua cochera que comenzó a pintar, donde se pueden encontrar desde la ermita de Mata de Cuéllar, pasando por el Alcázar de Segovia, el Capricho de Gaudí o la Torre Eiffel.

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