Seis de cada diez segovianos viven en zonas obligadas a protegerse del radón
En 51 de los 209 municipios de la provincia de Segovia, las mediciones de este gas radiactivo arroja concentraciones superiores al nivel de riesgo
Uno de cada cuatro municipios de la provincia, incluida la capital, figuran en la lista elaborada por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) de poblaciones ... donde se requieren «actuaciones prioritarias contra el radón» debido a las concentraciones elevadas de este elemento radioactivo detectadas en las inspecciones llevadas a cabo. Así reza el criterio que mide la presencia de este gas. Este grupo de alto riesgo contiene 51 localidades segovianas entre las cerca de 1.600 que conforman la nómina nacional.
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El hecho de estar en esta relación insta a que se establezcan «las directrices para llevar a cabo las mediciones de este gas radiactivo natural en el interior de los centros de trabajo», como está recogido en la instrucción aprobada en el pleno celebrado el pasado mes de abril por el citado organismo oficial. España ha traspuesto al ordenamiento jurídico las disposiciones de la Unión Europea (UE) sobre las normas de seguridad básicas para la protección contra los peligros derivados de la exposición a radiaciones ionizantes. A grandes rasgos, requiere que los Estados miembros pongan en marcha planes nacionales de actuación contra el radón.
Un instrumento fundamental para garantizar la efectividad de esas iniciativas nacionales es la identificación de las zonas geográficas más expuestas, de manera que puedan dirigirse a ellas esfuerzos de forma prioritaria. Y eso es lo que hace el Consejo de Seguridad Nuclear en España con el mapa potencial de radón que localiza las zonas donde se superan los límites del baremo de referencia. Esa línea roja en la concentración de este elemento químico está situada en 300 bequerelios por metro cúbico, que es la unidad de medida de la actividad radiactiva del radón en el aire en espacios interiores, ya sean viviendas o lugares de trabajo.
La cuarta en el ranking regional
En Castilla y León, el departamento de Salud Ambiental de la Dirección General de Salud Pública de la Junta ha realizado recientemente un informe con las localizaciones y las correspondientes catalogaciones de la amenaza en función de la presencia del nocivo gas. El mapa autonómico del radón ha sido remitido al Consejo de Seguridad Nuclear para que lo tenga en cuenta en sus revisiones.
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Provincia a provincia, Segovia ocupa la cuarta posición del ranking regional de territorios donde se han detectado las mayores concentraciones. Por este orden, en la comunidad castellana y leonesa, Salamanca, Ávila y Zamora aportan más municipios a la lista nacional. En concreto, 233, 151 y 63, respectivamente.
Así se desprende de los resultados extraídos de una campaña desarrollada por la Administración autonómica que partía con, entre otros objetivos, la intención de cubrir toda superficie de la comunidad, como ha subrayado recientemente en una jornada sobre el gas radón celebrada en Segovia el jefe de Salud Ambiental de la Junta, Roberto Gago.
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Una vez tomadas las muestras, enviadas al laboratorio y analizadas por los profesionales que han formado parte del equipo que ha elaborado el estudio, en el que también ha participado la Universidad de Cantabria, se identifican en el mapa los entornos que agrupan a aquellos municipios donde las evaluaciones arrojan unas concentraciones por encima de los 300 bequerelios por metro cúbico.
Grandes padrones
Según los datos que maneja también Comisiones Obreras (CC OO) en un documento sobre la exposición a este gas cancerígeno, en Segovia, entre las 51 localidades de las 209 que configuran la dispersa geografía provincial donde los resultados arrojan niveles superiores y, por tanto, están calificadas como zona de tipo 2 en la escala de riesgo establecida, se encuentran la mayoría de los principales municipios por el tamaño de su padrón. La capital, El Espinar, Palazuelos de Eresma, el Real Sitio de San Ildefonso, La Lastrilla, San Cristóbal de Segovia o Villacastín forman parte de ese listado. También figuran otros términos del cintrurón metropolitano con más de mil habitantes, como Torrecaballeros, Bernuy de Porreros o Trescasas.
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Según esa nómina, en la provincia de Segovia hay más de 96.000 habitantes de los 158.227 empadronados a fecha de 1 de abril de este año que residen en una zona donde la norma obliga a protegerse del radón. Viven en municipios ubicados en la zona 2. Esos datos equivalen a decir que seis de cada diez segovianos moran en lugares donde la concentración de este gas rebasa los 300 bequerelios por metro cúbico.
El nivel
300 bequerelios
por metro cúbico es la unidad establecida para medir la concentración de gas radón en un lugar concreto. Si lo supera, la ubicación se cataloga como zona 2 por el riesgo alto. Por debajo, entre 200 y 300, es zona 1, que no hay obligación de tomar medidas.
Supone que el 5% del tejido urbano de esas localidades se encuentra en áreas con potencial de radón superior a dicho nivel. Por su parte, los pueblos que el mapa dibuja como zona 1 rebajan el nivel de riesgo; pero haberlo, haylo, como tiene en cuenta la Organziación Mundial de la Salud. Según la escala oficial de medición del potencial radón que utiliza como referencia el Consejo de Seguridad Nuclear para definir los lugares donde la exposición es mayor y donde conviene llevar a cabo algún tipo de intervención, los municipios integrados en la denominada zona 1 cumplen alguna de las siguientes condiciones: o bien hasta el 5% de sus entramados urbanos están en áreas con concentraciones potenciales por encima del umbral de 300 bequerelios por metro cúbico, o bien el mismo porcentaje del parque de viviendas y establecimientos está ubicado en superficies en las que la medición arroja un rango que va de 200 a 300 bequerelios.
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En estos casos, la instalación de una barrera de protección contra el radón es opcional, siempre que se disponga de una cámara de aire ventilada. En los que se hallan en la zona 2, la adopción de medidas de seguridad es obligatoria.
Esta normativa afecta tanto a obra nueva como a los trabajos de rehabilitación. Por lo tanto, los códigos de edificación han de incorporar medidas necesarias para evitar la entrada de este gas en los inmuebles de nueva construcción. También habrán de incluir acciones para reducir la exposición en las casas ya existentes.
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Para la detección
375 medidores
colocados en la provincia de Segovia para evaluar la presencia de gas radón. De ellos, 328 se instalaron en viviendas, en plantas bajas fundamentalmente, y los 47 medidores restantes, en edificios públicos.
La campaña llevada a cabo por los inspectores de Salud Ambiental, con el apoyo de las demarcaciones farmacéuticas, consistió en la colocación estratégica de 375 dispositivos de medición en la provincia segoviana, de los que 328 se instalaron en viviendas particulares y 47 en edificios públicos como ayuntamientos, centros de salud o colegios, entre otras ubicaciones. Según reveló el responsable del área en la presentación del estudio, el 7% de las evaluaciones superaron el nivel de los 300 bequerelios por metro cúbico, aunque dentro de esas localizaciones caben matices.
De ese 7%, hay un 1% en el que las concentraciones registradas se situaban entre los 600 y los 1.000 bequerelios por metro cúbico; y otro 1% en el que exposición era aún mayor al sobrepasar los 1.000 bequerelios detectados en la misma unidad de volumen.
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Roberto Gago especifica que el mapa provincial de radón se divide en setenta celdas de diez por kilómetros de ancho y largo para abarcar toda la superficie segoviana. Las mayores concentraciones descubiertas en las inspecciones se localizan en el sur, en la zona de El Espinar, al igual que en los entornos del Real Sitio de San Ildefonso y de la capital.
En la actualidad, existen diversos mecanismos para la protección de las edificaciones ante la amenaza del radón. Una de las medidas más sencillas es el empleo de materiales aislantes, de láminas impermeabilizantes que suponen una auténtica barrera contra este gas inodoro e incoloro.
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