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La Gimnástica Segoviana vendió cara su última vida en Primera RFEF, con su portero subiendo a rematar el último córner y una ovación de 3. ... 000 personas reconociendo su lucha. Remontó un 0-2 ante un candidato al ascenso como el Nástic, al que sometió en la segunda parte en busca del tercer gol, que, dados los otros resultados, solo hubiera mantenido al paciente en paliativos una semana más, pues hubiera necesitado cuatro tropiezos simultáneos en la última jornada. La permanencia no se perdió ayer, sino en los 10 partidos sin ganar en La Albuera, en esas tardes ante Osasuna, Ourense o Tarazona. Los de Ramsés Gil dieron la talla ante el último grande del calendario, como casi siempre, pero la mochila tras tanta derrota ante rivales más mundanos fue demasiado lastre.
Segoviana
Oliva, Abel Pascual, Sergi Molina, Rubén, Berlanga, Manu, Fer Llorente, Fernán, Javi Borrego, Diego Gómez y Josh Farrell.
2
-
2
Nástic
Rebollo, Paul, Dufur, Montalvo, Antoñis, Fernández, Óscar Sanz, Pablo Fernández, Torres, Joan Oriol y Víctor Narro.
Cambios Segoviana : Hugo Díaz por Fernán (m.74), Marcel Céspedes por Berlanga (m.74), Tellechea por Manu (m.77) y Álex Maroto por Diego Gómez (m.86).
Cambios Nástic de Tarragona: David Juncá por Joan Oriol (m.61), David Colcha por Víctor Narro (m.64), Álex Jiménez por Marc Fernández (m.64) y Antonio Leal por Dufur.(m.89)
Goles: 0-1: Marc Fernández (m.9), 0-2: Víctor Narro (m.13), 1-2: Rubén (m.17) y 2-2: Abel Pascual (m.39),
Árbitro: Juan Antonio Manrique Antequera (comité andaluz). Amonestó con amarilla a Manu por la Sego, a Pol Domingo, Torres, Sanz y Dufur por el Nástic. Expulsó por doble amarillaa a Javi Borrego.
Otros datos: La Albuera. 3.301 espectadores.
Ramsés sacó el dibujo de las jornadas previas, con tres centrales, dos delanteros, casi todos los rematadores posibles y Berlanga de vuelta por Astray. Por si hicieran falta más razones para ganar, antes de que pasara nada en las áreas llegó el gol del Real Unión ante Osasuna que descendía matemáticamente a la Sego con el empate. Ni cuatro minutos duró la calma. Así que el primer gol del Nástic solo echó sal a una herida abierta. Fue un balón en largo que Antoñín, usando su envergadura, ganó a Sergi Molina, que levantó los manos cuando se volteó sobre el césped, una acusación estéril. Cuando superó al alicantino, se le fue el balón largo al toparse con Abel en la cobertura, pero cayó manso a los pies de Marc Fernández, que superó la salida de Oliva y puso el 0-1. Como en el 5-0 con el que se cerró la primera vuelta, los tiempos felices azulgranas, el Nástic se adelantaba con un gol al borde del reglamento.
Una tormenta perfecta para la Sego, pues se juntaron la vulnerabilidad de un equipo que arriesga a la hora de perseguir marcador con un Nástic que, como avisó Ramsés en la previa, es imparable con resultado a favor. No tuvo tiempo su equipo para digerir el golpe cuando los catalanes cazaron la primera transición. Una carrera de Antoñín, que se deshizo con suficiencia de Fernán antes de regalar el gol a Víctor Narro ante la cobertura imposible de Manu. Minuto 13 y la supervivencia a tres goles.
Drama en su máxima expresión, pero la Sego volvió a acreditar aguante. Berlanga se quitó el cabreo con un misil que Rebollo mandó a córner. Primer aviso. Cuando tuvo que tocarla con los pies, el portero rozó la cantada, pero tuvo suerte: el balón se perdió por línea de fondo. La cosa siguió por el otro costado, con Fernán desequilibrando y Farrell forzando el córner. De ahí llegó el 1-2, un envío de Llorente que se filtró entre rechaces en el área chica para que Rubén metiera el pie de primeras como un delantero. Y la grada entonó el 'sí se puede'. Aquí no se rinde nadie.
Tras cuarto de hora de psiquiatra, el partido se estabilizó, la Sego ganó enteros y el Nástic asumió un papel más expectante. La necesidad de remontar alteró lo justo un dibujo inicial que difícilmente podía ser ya más agresivo. La porosidad visitante en su defensa a balón parado invitaba al optimismo; también sus pérdidas en la creación, algo que casi aprovecha Fernán con un tiro desde el balcón del área que desvió lo justo la defensa. En su último lance con marcador a favor, los catalanes avisaban con un córner olímpico de Roberto Torres. Pero sus carencias volvieron a aparecer. Córner de Fer Llorente desde la izquierda que remata Abel Pascual con contundencia en el primer palo. El balón golpeó en el larguero y botó dos veces antes de que Rebollo la cogiera. Sin ojo de halcón, el árbitro concedió un gol que cuesta validar en las repeticiones, pero la Primera RFEF llega hasta dónde llega. Así que al descanso como si no hubiera pasado nada.
El Nástic, envuelto en la centrifugadora con el debut de Luis César Sampedro como técnico a estas alturas, salió un equipo más calmado, más pendiente de amasar la posesión que de las rupturas. Su equipo sufría sin balón y se salvó en una estirada de Joan Oriol para desviar en una contra el remate propicio de Diego Gómez mientras Berlanga, solo a su derecha, le pedía el pase de la muerte. El corte le costó dejar el partido a la hora de juego.
A la Sego no le quedaba otra que ir a la presión como un perro de presa. Por más que amasase balón, el Nástic no recobraba la confianza y caían las pérdidas. En una de esas, Farrell filtró un pase a Fernán, que se sacó un tiro cruzado sin fuerza. Mientras, Dufur se llevaba por delante a Gómez para cortar una contra. La siguiente amarilla la vio el otro central, Óscar Sanz, el síntoma de una vulnerabilidad que no se traducía en ocasiones. Manu también entregó la suya –con toques anaranjados– por derribar a Antoñín tras una pérdida
Tan bien lo veía Ramsés que no movió el banquillo hasta el último cuarto de hora. Metió lo que le quedaba para atacar: Tellechea, Céspedes –se medía al equipo que le paga– y Hugo Díaz, el artífice del 1-2 en Sestao en el 96. Sampedro pedía a los suyos ganar metros, el Nástic también quería ganar, aunque el empate le asegura el 'play off'. La Sego vació el banquillo con Maroto y murió con uno menos tras la doble amarilla a Borrego. Metió los seis minutos de descuento en la centrifugadora: dos contras falladas del Nástic –Concha la mandó a las nubes y Torres la estrelló en el palo– a cambio de las dos últimas, generadas por Hugo Díaz. La primera desembocó en un rebote que no embocó Farrell; en la segunda, con 94 minutos y 30 segundos de reloj, la bajó perfecta con el pecho, dejó un bote y sacó un tiro cruzado que se marchó por centímetros.
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