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Vista general del Palacio de Riofrío, rodeado de bosque. Antonio de Torre

El Palacio de Riofrío albergará un centro de interpretación de espacios naturales

Es una iniciativa que sustituirá al actual museo de la caza y que cuenta con una inversión de hasta dos millones de euros

Lunes, 7 de julio 2025, 19:59

El Museo de Caza del Palacio de Riofrío tiene sus días contados tal y como lo hemos conocido hasta ahora, ya que se va a ... transformar en un Centro de Interpretación de los Espacios Naturales de Patrimonio Nacional para el verano de 2026 con una inversión que rondará los dos millones de euros. Este espacio actualmente cuenta con trofeos de caza y con una decena de dioramas que simulan el hábitat natural de los animales disecados, obra del reconocido taxidermista José Luis Benedito. El ingeniero de montes Javier Broncano destaca que «se va a modificar la musealización ya que hay para hacerla más atractiva para el público, siempre tomando como referencia la caza, sin perder este origen». Patrimonio Nacional destaca que se necesitaba ese cambio para «darle un aire distinto y adaptarlo a los nuevos tiempos».

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El Bosque de Riofrío es un espacio natural de 625 hectáreas dentro del cual se sitúa el Palacio de Riofrío. Este pertenece a la red de Reales Sitios de Patrimonio Nacional y está considerado Monumento Histórico-Artístico desde 1931. Este paraje natural está protegido por una tapia de mampostería de dos metros de altura que rodea a un recinto al que se puede acceder por dos puertas de hierro. Los accesos son controlados por el personal de seguridad. Los turismos y motocicletas que entran deben abonar cuatro euros y los autobuses, ocho. Las bicicletas y peatones pueden hacerlo de manera gratuita, así como los vehículos de empadronados en localidades próximas como La Losa, Navas de Riofrío, Revenga o el Real Sitio de San Ildefonso.

El bosque cuenta con 400 reses, de las que unos 250 son gamos y 150 venados, que están bajo la supervisión del equipo de profesionales que cuida este espacio natural con un plan cinegético aprobado por la Junta de Castilla y León y con un cuidado control sanitario. Además de estos animales, que son una de las señas de identidad de Riofrío, la fauna asentada incluye aves, algunas que anidan en el interior y otras que acceden de manera puntual.

El bosque cuenta con 400 reses, de las que unos 250 son gamos y 150 venados, que están supervisados por un equipo profesional

Búhos reales, buitres negros, leonados, el milano real e, incluso, el águila culebrera sobrevuelan este lugar y conviven entre las especies autóctonas y otras aves que migran desde tierras africanas. De este ecosistema animal quedan excluidas las cigüeñas que nidifican en las proximidades del bosque, como se puede apreciar mismamente en la vía férrea que conecta Las Navillas con la antigua estación de Renfe en Segovia o en el Soto de Revenga. Las cigüeñas evitan acceder al interior porque corren peligro de ser atacadas por otros animales. La fauna se completa con mamíferos como los zorros, garduñas o meloncillos. Según indican los responsables de los cuidados del bosque, suelen entrar muchos jabalíes.

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Entre los más de dos centenares de gamos que pueblan el Bosque de Riofrío, existen unos cuatro o cinco ejemplares blancos que llaman la atención del visitante si tiene la fortuna de divisarlos en las cercanías de la carretera que discurre por el interior del recinto, entre las puertas de acceso y el palacio. Normalmente evitan el contacto con los vehículos, huyendo hacia otros lugares cuando escuchan el ruido. Por el contrario, los ciervos y los gamos identifican a la perfección el todoterreno conducido por José Luis Pueyo, el guarda mayor del Bosque, sin que estos se inmuten. «Están acostumbrados a él, pero del coche que no conocen huyen», relata.

Estos animales pertenecen a la familia de los cérvidos y en muchas ocasiones resulta complicado distinguirlos, aunque hay que tener en cuenta unos detalles. Los gamos cuentan con cuernas palmeadas que se llaman palas, mientras que los ciervos tienen puntas en su cornamenta. Según indica el guarda mayor, son habituales las peleas entre los gamos machos, llegando incluso hasta la muerte ya que «cuando notan que alguno tiene una debilidad van a por él». Estos animales llegan a su plenitud a los siete años, viven poco más de una década. Anualmente en Riofrío nacen en torno a los 150 ejemplares de ciervos y gamos.

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La senda del mirador

Aunque la mayoría de los 42.373 visitantes que llegan a Riofrío lo hacen para conocer la riqueza patrimonial e histórica del Palacio, el bosque ofrece la posibilidad de mantener un estrecho contacto con la naturaleza en la Senda del Mirador, una oferta turística que se pretende potenciar con la elaboración de un proyecto que amplíe el millar de metros que pueden recorrer los senderistas para hacerla más atractiva e incluso accesible para sillas de ruedas. Esta iniciativa, que permitirá el acceso al interior del bosque, implica modificar el actual mirador desde el que se divisa la finca con el palacio al fondo. Muchos de los senderistas que realizan el recorrido lo hacen para escuchar la berrea, el ritual de apareamiento de los ciervos que se lleva a cabo en otoño.

La fauna del recinto se completa con los anfibios que viven en las zonas húmedas del recinto: tortugas, galápagos leprosos o sapos. El año especialmente lluvioso ha provocado un aumento de esta población, además de un bosque reverdecido. La vegetación está conformada por encinas y sabinas fundamentalmente.

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La protección y el cuidado de este bosque quedan reflejados también con el avistamiento de la torre de vigilancia que se divisa por encima de la puerta de acceso desde la carretera de Segovia y que está ocupada durante los periodos estivales para minimizar el riesgo de incendios.

El palacio

El acceso al interior del palacio se realiza por la puerta principal situada junto al parking de vehículos. Al entrar al edificio se puede contemplar un coche de caballos del siglo XIX, antes de subir las escaleras que conducen a la sala de la guardia adornada con tapices. El recorrido guiado, de una hora de duración aproximadamente, conduce al visitante al salón de billar americano con una mesa del siglo XIX y un contador colgado en la pared para contabilizar los tantos de las partidas que en su momento pudo disputar el rey consorte Francisco de Asís de Borbón, esposo de la reina Isabel II. Otro de los monarcas que tuvo como residencia este palacio fue el rey Alfonso XII durante el verano de 1878, mientras guardaba luto por la muerte de su mujer, la reina María de las Mercedes de Orleans.

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Un nuevo proyecto persigue ampliar los espacios naturales que pueden recorrer los senderistas

La visita prosigue por el salón del servicio del comedor, la sala anexa que cuenta con una larga mesa preparada para doce comensales y el oratorio, cuyas paredes están recubiertas con 149 cuadros religiosos del pintor italiano Giovanni del Cinque. Fernando Maderuelo lleva trabajando como guía del palacio desde hace cuatro décadas, enseñando el monumento a generaciones de turistas llegados desde todos los rincones de España, especialmente de Madrid. «He visto pasar por aquí mucha gente, he hecho muchas amistades porque esto es como mi casa. Hay gente que recuerda haber venido hace muchos años con sus padres y vuelve ahora a visitarlo», explica. «Riofrío es el gran desconocido de los palacios reales», subraya.

La antecámara, la habitación con la cama, el despacho con la mesa de trabajo o la cámara oficial son otras de las estancias que se recorren en esta visita en la que se puede apreciar las chimeneas y las llamativas estufas de bronce del siglo XIX a las que se echaban las ascuas para calentar las estancias durante los fríos inviernos en este palacio, ubicado en uno de los más bellos parajes naturales de la provincia.

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