Amelia Criado y Mari Cruz Salamanca vistiendo a la Virgen de la Palma. Mónica Rico

Ochenta años vistiendo a la Virgen de la Palma

Amelia Criado continúa, ahora con su hija Mari Cruz, el legado que inició con su abuela

Mónica Rico

Cuéllar

Lunes, 22 de septiembre 2025, 11:41

El cuellarano barrio del Salvador vive estos días sus fiestas, unos días que son conocidos como la fiesta del Henarillo, ya que se suelen celebrar ... el domingo posterior a la romería del Henar, aunque en esta ocasión ambas festividades han coincidido. Tanto una como otra están llenas de tradiciones, y cuentan con una imagen que cuenta con numerosos fieles. En el caso del Salvador, se venera a la Virgen de la Palma, una talla gótica.

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Dentro de todas las tradiciones festivas que se celebran en el barrio durante estos días, destaca la de vestir a la Virgen con sus ropajes especiales para salir en procesión el domingo, un cometido que lleva realizando Amelia Criado desde hace ochenta años. Ahora cuenta con 88, y una memoria privilegiada, pues recuerda cómo siendo una niña de unos ocho años ya acompañaba a sus familiares hasta la iglesia a vestir a las imágenes.

Primero, según señala, lo hacía su tía abuela Cruz, una hermana de su abuela. Al fallecer la primera, fue su abuela la que se quedó con el legado, y se encargaba de los ropajes de la Virgen junto a una vecina del barrio de Santa Clara, «la señora Emilia». «Yo era muy jovencita y venía con ellas, por lo menos llevo ochenta años», asegura. Cuando las dos camareras fallecieron, fue su madre la que tomó el relevo, también con otra mujer, y al fallecer ambas fueron Amelia y su hija Mari Cruz Salamanca quienes cada año acicalan a la Virgen de la Palma para su día grande. También Mari Cruz comenzó desde pequeña, pues acudía con su abuela y «la señora Eusebia» a ayudar con la Virgen.

Amelia recuerda también cómo hace décadas en la iglesia del Salvador no se celebraba misa, por lo que el templo estaba muy descuidado, por lo que antes de las novenas que se decían a la Virgen de la Salud y a Santa Rita, imágenes que se encuentran en el lugar, ya iba con miembros de su familia «con un palo muy largo a quitar las telarañas. Estaba de pena», señala, recordando que incluso los bancos eran muy precarios, sin respaldo.

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Ahora las novenas a Santa Rita y la Virgen de la Salud han desaparecido y apenas queda devoción por esas imágenes, pero el barrio mantiene viva la de la Virgen de la Palma, que incluso cuenta con una cofradía de hermanos, a la que solo pueden pertenecer hombres. Amelia apunta que su abuela y 'la señora Emilia' contaban que esto se debe a que la imagen de esta Virgen se encontró durante una guerra y acompañó a varios hombres en varias batallas. A su conclusión, trajeron la talla a Cuéllar y desde entonces la cofradía está solo formada por varones.

Si bien, las mujeres, aunque no pueden ser hermanas, sí participan en distintos actos como la procesión, donde también pueden portar a la Virgen. También lo hacen en otros actos, como la preparación de la iglesia o de la Virgen, cuyo ajuar lo guarda Emilia en su casa durante el año y lo prepara los días previos para que la imagen luzca perfecta en su día. Mientras Mari Cruz se encarga de limpiar la corona de plata de la Virgen, Amelia apunta que el traje es sencillo, formado por el manto, cedido por una devota que donó su traje de novia para realizarlo, y una toca. Ambas piezas se encajan sobre la cabeza de la Virgen y se cierran con una corona.

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