Segovia
Los libreros atisban dificultades para el relevo generacionalEl sector, con una edad media de unos 50 años, busca en el Día del Libro el equilibrio entre llevar los 'best'-sellers' y mostrar la identidad de cada comercio
El sector del libro tiene en el horizonte un reto que marca el futuro de todo el comercio segoviano: el relevo generacional. Con excepciones como ... Ícaro, con unos libreros jóvenes que recogieron el testigo de un padre que cultivó la profesión de librero en La Granja de San Ildefonso, la edad media de los profesionales segovianos está en los 50 años. No es una amenaza inmediata, pero no se atisba recambio a la vista. Así lo resume la presidenta de la Asociación de Libreros de Segovia, Judith Pérez: «El comercio es muy esclavo. Horarios de lunes a sábado, mañana y tarde, te quitan la vida por cuatro perras. Nunca vas a tener un sueldo de CEO, ni siquiera de funcionario. La gente no quiere eso, y yo lo entiendo. El relevo generacional es difícil».
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Sentimientos encontrados, como su resumen del Día del Libro: «Es una fiesta fabulosa. Vivirla como lector es una pasada. Y como librero también. Porque estamos en la calle y es algo que no hacemos nunca. Conoces a gente que pasa por allí, no son tus lectores habituales. Pero montar una librería en la calle para 12 horas es una burrada de curro». Porque toca desmontarla y abrir la librería física el día siguiente –también abren durante el propio día 23– y exige mucha venta para amortizar los descuentos. «Así como la Feria del Libro no funciona bien, el Día del Libro sí que funciona. Pero si nuestros márgenes son muy justos, cuando sales a la calle se reduce un 10%. Cuenta la cantidad de libros que hay que vender para que ese día te salga rentable». Con el precio medio del libro a 18,50 euros, los libreros se quedan con en torno al 20% de cada unidad vendida.
El relato del Día del Libro es positivo porque los negocios ganan más que un día convencional. A eso se une la parte vocacional que mantiene al sector en pie, las semanas previas organizando la lista de los libros que sacan a la calle. «Todos llevamos mucho más de lo que vas a vender. Nunca sabes lo que te van a pedir y siempre te van a pedir lo que no llevas». Incluso las que no se caracterizan por el 'best-seller' tienden a subir a la Plaza Mayor un poco de todo. «En tu librería tienes muy definida tu línea, pero en la calle viene gente distinta, tienes que ampliar mucho más». Novedades como los últimos libros de Paul Auster, Jesús Carrasco, Murakami o Fernando Aramburu hacen que la oferta de cada puesto se parezca mucho. «Esos los vamos a llevar todos. Es lo que más demanda la gente».
Con el precio medio del libro a 18,50 euros, los libreros se quedan con en torno al 20% de cada unidad vendida
A partir de ahí, cada librería trata de diferenciarse con lo que más distingue a su catálogo habitual. El género mayoritario de todas es la narrativa, aunque la oferta se complemente en menor o mayor medida con ensayo o poesía. A partir de ahí, Diagonal apuesta más por lo infantil; Antares, por la naturaleza, mientras Intempestivos trabaja la edición independiente. Es el equilibrio entre una oferta amplia para atender a los clientes genéricos y, a la vez, mostrar su identidad para llevarles otro día a la librería. «Es una pena no tener ese día más tiempo para poder pasearte y ver qué han llevado tus compañeros. Todos buscamos poner un escaparate en el que se refleje nuestra personalidad».
Un día pendiente del cielo. «Subimos siempre y cuando el tiempo lo permita. Abril es un mes muy inestable porque nosotros llevamos material sensible, no llevamos naranjas. Libro que se estropea, libro que pierdes». Habrá firmas de autores locales ante la dificultad para atraer grandes nombres. «Están todos en Madrid y Barcelona».
El género mayoritario es la narrativa, aunque la oferta se complemente en menor o mayor medida con ensayo o poesía
La Asociación de Libreros de Segovia fue uno de los colectivos culturales a los que el Ayuntamiento de Segovia retiró el convenio de colaboración en pos de un proceso de concurrencia competitiva para mantener su subvención. Los libreros cuentan para el día 23 con unas carpas municipales desde hace unos años que unifican los puestos –años atrás cada uno subía con su mesa y las casetas eran muy desiguales–, mientras que la subvención afecta a la celebración de la Feria del Libro.
«Más allá de ir al Salón o la concurrencia, nosotros lo que solicitamos es que se pague la feria completa. Que sea un evento organizado por el Ayuntamiento. Como eso no está previsto, no hemos concurrido a nada. De momento no es algo que nos quite el sueño». Su intención es presentar en los próximos meses un proyecto en este sentido.
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