La conductora del autobús accidentado en Vía Roma en 2018 se querellará contra la alcaldesa «por difamación»
«Las personas tienen que entender que no pueden arruinar la vida de otras por antojo. Yo tuve que largarme de Segovia por salud mental», asegura Nuria Palomar Matarranz
No ha habido recurso y la sentencia es firme: el accidente del autobús que hirió a cinco personas en la avenida Vía Roma la tarde ... del 14 de agosto de 2018 no se debió a un fallo de la conductora, Nuria Palomar Matarranz, que ha quedado absuelta de los delitos por imprudencia grave de los que el Ministerio Público la acusaba. La jueza ha considerado probado que la conductora del autobús urbano de Segovia siniestrado apreció en el panel de mandos el aviso de una avería y que, siguiendo las instrucciones del mecánico de la empresa, se bajó del vehículo y desconectó la batería, lo que dejó inutilizados los sistemas de seguridad. A los pocos segundos, el autobús comenzó a desplazarse por sí mismo en sentido descendente, sin el control de la conductora, que intentó al menos en dos ocasiones subirse y detenerlo. Ahora, casi cuatro años después y con la sentencia favorable en la mano, Palomar se siente con la fuerza de pedir responsabilidades, pues ha vivido «un calvario» que tardará tiempo en olvidar. De momento, anuncia que demandará a la alcaldesa de Segovia, Clara Luquero: a las pocas horas del accidente y «sin prueba alguna», la regidora se «aventuró» a atribuir lo ocurrido a un «fallo humano» que extendía toda la culpa sobre la trabajadora.
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«El autobús no estaba en condiciones de circular. ¡Ibas circulando y se le abrían las puertas!... Curiosamente, solo se me imputó a mí. ¿Por qué no se imputó a la empresa por el mal estado de la flota de autobuses? ¿Por qué no se imputó a la alcaldesa, en cierto modo responsable de la empresa que había contratado? ¿Por qué no se imputó al mecánico que me mandó efectuar una maniobra que jamás debiera haberme ordenado? ¿Por qué no se imputó a la propia Policía Local, que puso en peligro a toda la vía pública autorizando que el autobús saliera de allí andando? Es curioso que me hicieran la única responsable de un accidente de semejante magnitud, cuando los informes dicen que ese autobús estuvo circulando con fallos, que ese mismo día circulaba con fallos, que yo había llamado ya varias veces al mecánico para informarle de lo que pasaba y que a pesar de ello siguió circulando», señala Nuria Palomar, dolida y golpeada por lo ocurrido aquella aciaga tarde del verano de 2018.
«Tardé dos años en poder volver a coger mi propio coche, porque era misión imposible con la taquicardia que me daba, y no he vuelto a conducir un autobús. Tuve que marcharme de Segovia porque no aguantaba las preguntas y comentarios dolosos del vecindario, los cuchicheos que oía perfectamente cuando pasaba delante de alguien... Me tuve que largar de mi ciudad natal, la que me ha visto nacer y crecer y en la que he dejado tantos años de trabajo... Me tuve que largar por salud mental, porque me destrozaron la vida, completamente. Me gustaba muchísimo conducir. Era mi trabajo, mi profesión, y me lo han quitado, porque a día de hoy no disfruto conduciendo. Voy con miedo», confiesa la exconductora.
Las secuelas psicológicas son grandes. Y persisten. El recuerdo del accidente regresa en cualquier momento, también en forma de pesadilla: «Sueño que pasa una furgoneta blanca y se lleva a mi padre por delante, o que voy en coche, se me descontrola y no consigo frenarlo. Eso sigue ahí y no se va. Empecé las consultas con el psiquiatra de la Seguridad Social y con el psicólogo de la mutua. Al principio, los primeros días, era incapaz de ordenar mis recuerdos, incapaz de expresarme. Me aconsejaron que me tranquilizara y lo pusiera todo por escrito. Y eso hice».
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Ser mujer
La mella que las palabras de la alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, hicieron en Nuria Palomar sigue presente y no quiere que quede impune. «Tendrá su conveniente querella. También denunciaré al presidente de Asetra [Juan Andrés Saiz Garrido], que a los pocos días del accidente defendió la hipótesis del fallo humano. Y a los medios de comunicación que hablaron de la conductora que no echó el freno de mano... Con la alcaldesa llegué a hablar; le pedí que se retractara, que sus palabras podían hacerme muchísimo daño, que la investigación y la propia instrucción estaban en curso... Pero al día siguiente se ratificó en lo expresado. Difamar no puede resultar barato. Las personas tienen que entender que no se puede arruinar la vida de alguien por antojo», afirma. A Nuria Palomar, el hecho de ser mujer tampoco le ha beneficiado en todo este costosísimo proceso que ha vivido: «¿Cómo es posible que una alcaldesa del PSOE tan sumamente feminista y que mira tanto por la mujer arruine la vida y la carrera profesional de una persona, que además es mujer, sin aportar pruebas irrefutables?», se pregunta. «Jugaron con mi pan, siendo madre soltera como lo era entonces, que tenía a mi hija trabajando en Valladolid y debía ayudarla porque su trabajo no era muy boyante. Solo yo sé lo que me hicieron pasar, y gratis no les va a salir. No puedo perdornarlo. Eché el freno de mano, claro que lo eché, pero todo el mundo decía que no, y llegué a dudar de lo que realmente había hecho. Pero lo cierto es que mi profesión acabó ahí. Ahí se quedaron las ilusiones, los esfuerzos y el dinero invertido en la profesión que yo elegí y con la que estaba muy contenta. Ahora sé que nunca voy a volver a conducir un autobús. ¿Quién repara ese daño? No lo sé. Pero esto no puede salir tan barato».
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