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El aperitivo navideño, en familia y sin la Carrera del Pavo
Al día de Navidad le costó arrancar este año, sobre todo por la suspensión de la popular prueba de bicicletas sin cadena que reúne a miles de personas desde por la mañana en Segovia
Cuando decimos 'en familia' nos referimos a un acto más íntimo. Pues así, en un ambiente familiar literalmente y metafóricamente hablando, se fue desperazando la mañana del día de Navidad en Segovia. Este año faltaba un aliciente, el que suele sacar a los segovianos de casa desde bien temprano cada 25 de diciembre. Y es que la pandemia del coronavirus tampoco ha dejado que se celebrara la propular Carrera del Pavo, esa suerte de recorrido lanzado desde la plaza Día Sanz para habilidosos y esforzados ciclistas montados en bicicletas sin cadena. La inercia de la bajada paralela al Acueducto y luego sus golpes de riñón y su destreza les lleva lo más lejos posible entre cientos de personas que forman un pasillo humano en la Calle Real.
Esta vez, el espectáculo ha faltado a su cita anual y eso ha retraído a muchos segovianos, que hasta bien entrada la mañana no han empezado a dar ambiente a la ciudad. .Pedro Delgado, habitual de la carrera y uno de los reclamos de la prueba, lamentaba la suspensión. «Me da una pena enorme porque, no siendo un evento estrictamente deportivo, aunque sí curioso, es algo muy tradicional», manifestaba en declaraciones a la agencia Efe.
Quien también ganó dos vueltas a España, subrayaba que la Carrera del Pavo es un elemento integrado en las navidades segovianas. Además, a juicio del exciclista, el hecho de que, el último trazado se desarrolle a los pies del Acueducto «hace que ese monumento tan insigne sea un lugar muy especial, junto con cantidad de público al ser una tradición no solo para los participantes sino para los segovianos y visitantes».
Así pues, el aperitivo fue más familiar que otras navidades. Javier Rincón y su hijo, que trabaja en Dinamarca y que ha venido a pasar estos días con los suyos, también compartía su tristeza al ver desangelada la Plaza Mayor de Segovia, en una fecha emblemática. Otros 25 de diciembre es un bullicio de gente en el vermú previo a la comida, comentaba sentado en una de las terrazas.
Los padres con los retoños de la casa fueron poco a poco acercándose a este corazón de la capital segoviana que con la pandemia late más bajo. Los niños estrenaban los juguetes que les había dejado la noche anterior Papá Noel, mientras en los bares los mayores daban cuenta de un aperitivo mucho menos animado que otros años.
En otra de las terrazas, en dos mesas separadas pero contiguas, dos generaciones de los Hernández escenificaban a la perfección lo de pasar el día en familia. En una de las, los jóvenes, Blanca, Marta, Ana, Rodrigo, Cristina y Beatriz; detrás, los adultos. Ha sido el momento en el que han podido juntarse porque los festines los degustarán en casas diferentes.