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Juan Jesús Herranz Yubero, comisario jefe de la Comisaría Provincial de Segovia.

«En Segovia puedes vivir como un marajá, pero depende de si te implicas o no»

El comisario jefe Juan Jesús Herranz, trasladado a la División de Formación y Especialización, destaca que «hemos logrado una bajada acumulada de la delincuencia del 36% en Segovia»

Miguel Ángel López

Martes, 23 de mayo 2017, 19:43

Lo que queda de este mes andará entre Madrid, su nuevo destino, y Segovia. En junio del año pasado ascendió a comisario principal, máxima categoría profesional de la Policía Nacional, y esta cualificación le lleva a ser el segundo, el secretario general, de quien fue su jefe antes de que en septiembre de 2012 fuera nombrado jefe de la Comisaría Provincial de Segovia. Juan Jesús Herranz Yubero (Escalona del Prado, 1960) presume de segoviano, y ejerce como tal. Ha tenido la oportunidad de trabajar los últimos cuatro años y ocho meses en Segovia, y su balance es «muy positivo». «Tengo la sensación de que he sido profeta en mi tierra», comenta. Por partida doble, además, porque esta que está a punto de finalizar es su segunda etapa en la Comisaría de Segovia y en la primera, entre 2001 y 2005, fue secretario general de la Comisaría y «gocé de la confianza del comisario Rufino Espada». Enamorado de su profesión «es muy bonita, me ha gustado siempre», subraya, no ha dejado de formarse. Desde su licenciatura en Derecho su currículo ha seguido creciendo y los últimos títulos son recientes: en 2014 obtuvo el máster universitario en Dirección estratégica de la Seguridad Pública, y en 2015 el grado en Criminología. Ahora está en ese momento de recoger el despacho y preparar su nueva residencia, y declara como resumen: «Me ha ido muy bien en Segovia».

No es solo una sensación. Lo avalan los datos. Explica el comisario Herranz Yubero que «los datos son muy buenos, los objetivos que nos marca la Dirección (General de la Policía) se han conseguido plenamente. Hemos logrado una bajada acumulada del 36% de la delincuencia en el municipio de Segovia, y somos de las pocas plantillas que lo hemos conseguido estos cuatro años de forma consecutiva... Lo difícil casi es mantenerlo».

Indicadores

De hecho, los datos del último año, los indicadores estadísticos de 2016 facilitados por el Ministerio del Interior, confirman esta declaración. En la ciudad de Segovia el total de delitos y faltas descendió un 8,2% el año pasado respecto a 2015 (de 1.718 a 1.577), tampoco hay homicidios registrados, los robos con violencia e intimidación bajaron un 36,4% (de 22 a 14), los robos con fuerza en domicilios fueron un 5,4% menos (de 37 a 35), la sustracción de vehículos también bajó un 36,4% (de 11 a 7), los daños un 9,6% (de 291 a 263) y en los hurtos el descenso fue del 18,9% (de 613 a 497).

Solo hubo un repunte en los delitos por tráfico de drogas y aunque el aumento fue del 40% se debe a que de los cinco delitos de 2015 pasó a siete el año pasado, y es además un motivo más de satisfacción para el comisario jefe de Segovia, pues «confirma que hemos sido eficaces y eficientes», como en la última operación presentada hace unos días, la operación Oriental-Gupy, realizada en conjunto por la Policía Nacional y la Guardia Civil y que ha supuesto la detención de varias personas por producción y distribución de marihuana.

«Que la delincuencia está bajando en Segovia es un dato objetivo», afirma el comisario Herranz, «porque hace diez años podía haber tres mil infracciones y ahora estamos hablando de mil quinientas, pero no es solo eso, los objetivos no son solo la delincuencia. Cuando yo viene a Segovia, con toda la crisis económica, parecía que podía haber un repunte de las infracciones, pero no lo ha habido. Eran los tiempos de las asambleas del 15-M en la Puerta del Sol de Madrid, y de las concentraciones en la plaza del Azoguejo, pero ha sido más una cuestión de orden público, y hablo de Madrid, porque aquí un problema no ha habido».

«La colaboración con la Policía Local es muy buena»

  • Insiste Juan Jesús Herranz en que «es verdad que Segovia es una de las ciudades más seguras de España, aunque es verdad que la delincuencia itinerante nos puede afectar, pero también es cierto que acabamos con la oleada de robos que hubo en los polígonos industriales, y los delincuentes ya no vienen a los polígonos; también hubo una temporada de hurtos en comercios del llamado clan de las bosnias, pero aquello se cortó, y la realidad es que lo que hay que hacer es prevenir, estar presente para disuadir a los delincuentes».

  • La presencia en la ciudad se concreta en la colaboración con la Policía Local, que «es muy buena», destaca Herranz. Y en ambas direcciones, porque la ayuda es mutua y de la misma manera que el cuerpo local comunica su actuaciones, la Comisaría les traslada cualquier incidencia, por ejemplo, relacionada con el tráfico. Esta colaboración es «esencial» y es intensa en la vigilancia para proteger a los turistas en el eje Acueducto-Calle Real-Alcázar, donde «no hay nada especial, pero debido a la labor preventiva conseguimos que, antes que a Segovia, los delincuentes vayan a otros sitios».

  • «Objetivamente, yo diría que Segovia es una ciudad tranquila, segura, y se percibe», declara el comisario. Y agrega que «contribuir a la seguridad es responsabilidad de todos» porque, dice evocando a un profesor de Derecho Penal, «el crimen ha existido, existe y existirá». «Lo que hay que hacer es controlar para el desenvolvimiento de la vida social en libertad», apostilla.

Aun siendo segoviano, y por tanto conocedor de la realidad de la ciudad y la provincia, Herranz reconoce que poco después de tomar posesión como comisario, en enero de 2009, le sorprendió el primer homicidio que tuvo que investigar y pensó que podía haber un repunte de los delitos violentos. Fue el de un mendigo que mató a golpes a otro en el Tejerín, «pero por fortuna no ha habido otro».

Más felicitaciones que quejas

Asegura Herranz que en este tiempo como comisario provincial en la Comisaría de Segovia han recibido «más felicitaciones que quejas», que otro de sus logros ha sido reducir el absentismo y que «los excepcionales buenos resultados en la actividad operativa» son consecuencia «del esfuerzo de todos», y así lo dejó recogido en su carta de despedida a la plantilla de la Comisaría, en la que explicaba que ha tratado de atender y conjugar los intereses individuales de todos y de «valorar los intereses generales de la institución a la hora de tomar decisiones».

Aunque también advierte el comisario de que «nadie está exento de críticas» y matiza que, en esta etapa, ha mejorado la imagen corporativa, se ha dado visibilidad a la fiesta patronal, «se han solicitado más cruces al mérito policial que en ninguna etapa anterior y se han conseguido reconocimientos a la Comisaría de instituciones como la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento de Segovia y la Diputación», además de, entre otras cosas, «un refuerzo de la imagen corporativa de la Policía Nacional y de que hemos gozado de un agradable ambiente laboral y sin conflictividad sindical». Son logros obtenidos «en un contexto de escasez de recursos personales y materiales porque, en definitiva, con menos hemos hecho más, además de eficaces hemos sido eficientes».

Plantillas y mejoras

La gestión implica dirigir a una plantilla real de alrededor de 180 personas, entre funcionarios policías, de cuerpos generales y personal laboral. Son 37 personas menos de las que marca el catálogo de la Comisaría Provincial de Segovia, de 217 empleos, y si bien a la pregunta de si la plantilla es suficiente Herranz sostiene que «lo ideal es tener cubierto el catálogos de puestos de trabajo», también matiza que «de algún modo el déficit puede considerarse algo ficticio, porque en la administración, en general, se tiende a más». Cuando el comisario Juan Jesús Herranz habla de objetivos conseguidos no se refiere solo a la delincuencia y al conjunto de infracciones penales, sino también a la gestión, a saber «moverse» en los vericuetos de la administación y lograr presupuesto para mejorar las instalaciones de la Comisaría de Segovia.

«Hemos hecho unos vestuarios nuevos que son para enseñar, me he movido durante cinco años por todos los cuarteles de España y no hay un vestuario como el que tenemos aquí; el antiguo gimnasio, de doble planta, lo hemos reformado y dejado en una planta y hemos hecho unas oficinas con mucha luz; y nada más llegar reformamos los calabozos, todos con barrotes verticales y vigilados con cámaras, reformamos los aseos, que hicimos antivandálicos y ahora son de acero inoxidable y anclados en el suelo», apunta.

Por dentro y por fuera

Otra de las mejoras es la de gestión de los detenidos, que ya no son conducidos al interior de la Comisaría por la puerta principal, sino que entran directamente por el garaje y son llevados a la zona de calabozos y al cuarto donde puede entrevistarse con su abogado. Indica también Herranz que «de cara al exterior hemos arreglado la cubierta y en la planta baja, en la zona del Documento Nacional de Identidad, hemos acondicionado un aseo para personas con discapacidad. Se han cuidado todos los aspectos y, la verdad es que hemos presentado proyectos y nos han tratado bien».

De su tiempo en el País Vasco tiene una sensibilidad especial para que la sociedad en general reconozca el trabajo de la Policía, de ahí que «una de mis satisfacciones sea la instalación del monolito (en enero de 2016) que recuerda a los policías víctimas del terrorismo». Esta junto a la escalinata de entrada a la Comisaría, junto a la rotonda que enlaza la avenida del Acueducto con el paseo de Ezequiel González y la calle 3 de Abril (antes carretera de Ávila), que desde el mismo día figura en el callejero de Segovia con el nombre de glorieta de la Policía Nacional, otro motivo de satisfacción para el comisario porque la denominación que propusieron a la alcaldesa, Clara Luquero, «fue aprobada por unanimidad en el Ayuntamiento».

A la pregunta de si trabajar en una comisaría como la de Segovia puede considerarse una bicoca, Juan Jesús Herranz responde con rapidez y con el peso de su formación jurídica: «Puedes vivir como un marajá, pero depende de si te implicas o no, y yo lo hago, así que vivo como un comisario. Cada sábado y cada domingo vengo a la Comisaría, soy bastante trabajador y me gusta estar al tanto de todo y me implico, además, la potestas la tienes por razón del cargo (se señala los galones de las hombreras del uniforme), pero la auctoritas tienes que ganártela, y eso se consigue trabajando».

Tiene a su favor que le gusta la profesión de policía. «Me parece una profesión muy bonita, me ha gustado siempre, y porque me gusta, me implico. Entre los policías de mi generación hay una gran satisfacción porque cuando entramos en el cuerpo, estoy hablando de 1980, la gente no nos quería. Pero algo hemos debido de hacer bien para ganar crédito y que ahora la Policía Nacional esté entre las instituciones mejor valoradas de España».

Ha recorrido España y ha aprendido mucho de los inspectores. «Si cuando viajas vas a aprender, la inspección es una escuela estupenda; hay sitios con auténticos maestros de la policía», asegura. La perspectiva se la da su propia trayectoria, y ahora vuelve a la formación. Será el secretario general de la División de Formación y Perfeccionamiento del Cuerpo Nacional de Policía, el segundo jefe de la división que dirige quien ya fue su jefe, el comisario principal Javier Peña, que hasta hace dos meses era el jefe superior del Cuerpo en Castilla y León. Tendrá más responsabilidad (de la división dependen tres centros, el de Actualización y Especialización; el de Estudios Policiales, y la Escuela Nacional de Policía de Ávila, y también el departamento de Procesos Selectivos), pero este puesto «es una oferta a la que no podía decir que no , y no deja de ser una satisfacción que tu jefe cuente contigo».

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