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Elena Rubio
Martes, 8 de marzo 2016, 06:31
Los alumnos de Primaria del colegio Claret de Segovia seguirán llevando ropa de calle en su día a día. La consulta llevada a cabo para conocer la opinión de los padres sobre la implantación del uniforme escolar ha dado como resultado el no de la mayoría de los votantes, tras una votación que se estableció durante dos días.
La dirección del colegio se marcó como prioridad contar con una mayoría cualificada de, al menos, el 66% de la participación y que el voto afirmativo de quienes participaran superara, a su vez, el 66% para proceder a la implantación de una indumentaria escolar común para todos los alumnos. Ninguna de las dos circunstancias se ha cumplido. A esta decisión estaban convocados un total de 1.183 padres y madres cuyos hijos estuvieran escolarizados desde primero de educación Infantil hasta quinto de Primaria, de los cuales podían emitir un voto por cada hijo escolarizado en esas etapas.
Según el resultado del escrutinio, fueron 696 personas las que realizaron su derecho al voto, es decir, un 5883% de participación, ocho puntos por debajo de la mayoría cualificada que pedía la dirección del centro. El escrutinio de papeletas emitido también dio ganador al no. En total fueron emitidos 1.033 votos, con 555 votos en contra de la implantación del uniforme, 471 papeletas a favor del sí, seis votos nulos y uno en blanco.
La dirección del centro educativo hace una «valoración positiva de todo el proceso» porque «el centro estaba abierto a asumir la voluntad mayoritaria de las familias, fuese la que fuese», aseguró el director del colegio, Juan José Raya. Los colegios Claret son numerosos por la geografía nacional, pero de la Red de Colegios Claretianos de la Provincia de Santiago, al que pertenece el de Segovia, son un total de siete y solo está implantando en dos: en el de Gijón y en el de Valencia-Benimaclet. En otros centros, como en el de Zamora, la consulta también salió negativa hace un par de años.
La dirección del centro también destaca «la participación y la naturalidad» con la que se realizó la consulta, que se desarrolló sin incidencias. Los padres de los alumnos votaron durante dos días para decidir sobre la implantación o no de la indumentaria claretiana. El lugar de votación estuvo situado durante esos días en la zona de portería y el personal del centro fue el encargado del control de la votación, solicitando el carné a la hora de votar para introducir el voto en la urna. Las papeletas se encontraban también en esa zona, con una pregunta clara: «¿Desea que el equipo del centro solicite a la entidad titular la implantación de la uniformidad escolar en los términos establecidos en la convocatoria de la consulta? Sí o No».
Durante dos días
A pesar de que el horario de votación fue amplio los dos días el miércoles, de 8:45 a 20:00 horas y el jueves, de 8:45 a 18:00, el momento de mayor afluencia se registró ambos días coincidiendo con las entradas y salidas de los escolares, es decir, sobre las nueve de la mañana y en torno a las 16:00 y 16:30 horas de la tarde.
En las filas de las votaciones, opiniones de todo tipo, desde padres que aseguraban que era «más cómodo» porque «nosotros venimos de jesuitinas y era una de las opciones», como apuntaba Pablo del Barrio, hasta los que se declaraban antiuniforme, como Sonia Gómez, quien apuntaba que «elegí este colegio porque no lo tenía». Otros se mostraban ambiguos, ya que aseguraban que «no es algo crucial del colegio».
Transparencia
El proceso se realizó desde el centro con transparencia, a raíz de numerosas peticiones que fueron llegando hasta el equipo directivo, quien tomó la decisión de tomar el procedimiento más adecuado. «Nosotros queremos dar respuesta a las peticiones de las familias conocedoras de que hay colegios Claret y Corazón de María que lo tienen», puntualiza Raya. Por eso, instalaron en el tablón del centro las normas de la convocatoria y el pasado 17 de febrero se hizo público el censo de votantes. En portería, durante los últimos quince días, estuvieron expuestos dos uniformes del centro claretiano de Gijón, para que los padres pudieran ver cómo sería la indumentaria. Fueron muchos los que se acercaron para verlos y tocarlos de primera mano.
El uniforme, que solo hubiera afectado a los niños de educación Primaria, porque los de Infantil hubieran llevado a diario el chándal colegial ya implantado, constaba de falda de cuadros para las niñas y pantalón oscuro para los niños, con polo blanco y jersey o chaqueta roja. Incluso la dirección del centro colocó en el tablón de anuncios los precios de las diferentes prendas del uniforme: las faldas costarían entre 36 y 39 euros, en función de la talla; los pantalones, entre 30 y 33 euros; los polos, entre los 15 y 17 euros, en función de si eran de manga larga o corta; y los jerséis y chaquetas, con un precio que oscilaba entre los 25 y los 30 euros. El recuento se realizó el viernes a partir de la una de la tarde, haciéndose públicos los resultados en el tablón de anuncios del centro y a través de la plataforma del colegio Educamos, sobre las cinco de la tarde. El proceso se desarrolló antes de que llegara el fin de semana, para que «no existiera incertidumbre».
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