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Una de las escenas del rodaje con Gabriel Velázquez en el papel de un científico.

Velázquez recrea el cine mudo de los años 20 en ‘Análisis de sangre azul’

Luis Miguel de Pablos

Sábado, 21 de febrero 2015, 13:35

Pleno de actividad y de proyectos con los que sorprender al espectador, el curso académico está resultando especialmente activo para Gabriel Velázquez, que en el último año ha encadenado su éxito en la última edición de la Berlinale con Ärtico y el rodaje de Subterranean en Los Ángeles con el proceso de montaje y postproducción de Análisis de sangre azul, la próxima de sus cintas que verá la luz después de culminar en los últimos días el rodaje más laborioso de cuantos ha afrontado hasta la fecha a lo largo de su trayectoria.

Este último proyecto, puesto en marcha por el cineasta salmantino en enero de 2013, ha grabado escenas en los últimos días en la sierra de Béjar en super 8 milímetros y digital, dentro de una cinta que incluye a su vez imágenes de archivo en super 8mm de los años 40, 50 y 60 encontradas en la Filmoteca de Castilla y León, y rodadas por la familia Cabrera. Se trata de una película rodada en buena parte en blanco y negro y en un 80 por ciento sin palabras. Cine mudo que recrea el que se hacía en los años 30. «No se parece en nada a lo que había venido haciendo hasta ahora, en parte porque la historia lo requiere», explica el propio Velázquez, quien ha contado con material tanto de la Filmoteca de Castilla y León como de la Huesca. De hecho, además de la sierra de Béjar y Ledesma, la película presenta localizaciones en los Pirineos y Zaragoza.

Codirigida con Blanca Torres, la película incide especialmente en las localizaciones. «Algunas imágenes de Luis Cabrera sobre el microcosmos parecen rodadas por Félix Rodríguez de la Fuente. Nosotros hemos recreado a un científico un tanto trastornado que en los años 50 pasó sus últimos días estudiando los insectos y la flora de nuestra sierra», apunta el cineasta salmantino.

En cuanto al argumento, la cinta cuenta la historia de un forense que se encuentra unos huesos en unas pistas de esquí y en su investigación posterior da con un inglés con el que empieza a experimentar. El propio Gabriel Velázquez encarna el papel del científico, mientras que para el otro personaje ha contado con Anders Linstrom, reconocido modelo sueco que debuta de este modo en la gran pantalla. «Le ofrecimos el papel cuando estaba residiendo en Barcelona y después de leerlo, le gustó y no dudó en aceptar», asegura Velázquez, que no cree que Análisis de sangre azul tarde mucho tiempo en proyectarse en algún festival. «Por supuesto, me gustaría volver a Berlín, San Sebastián o Venecia», apunta, inmerso como está en su otro proyecto, Subterranean.

Codirigida con Manuel García, Subterranean retrata el día a día de Pablo y Marieta, una pareja de rockeros españoles que desde hace cinco años viven entre México y Estados Unidos con la casa a cuestas en su furgoneta, actuando en todo tipo de antros con una banda de nombre L.A. Drones.

Su rodaje se completará con las escenas tanto en Madrid como en Salamanca, aprovechando la gira por Europa que realizan los músicos protagonistas de la cinta. Por el momento, tanto Velázquez como Manuel García cuentan con más de cincuenta horas de material entre escenas de ficción y grabaciones de conciertos de más de veinte bandas de todas las partes del mundo que buscan su oportunidad: cumplir el sueño americano en Los Ángeles, la ciudad de las ilusiones y las estrellas.

Con estos dos proyectos en su última fase, el cineasta salmantino tiene también pendiente iniciar el rodaje de Folk, un proyecto que recuerda en buena medida a Ärtico, película que culminaba la trilogía sobre la familia iniciada con Amateurs e Iceberg, y en la que perseguía indagar en las tradiciones de Salamanca.

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