Real Valladolid vs Valencia: solo uno puede quedar en pie

Y me explico. El mismo escenario que en las últimas semanas ha sepultado al valencianismo y enterrado a su entrenador a falta de una vuelta entera del campeonato sería bien visto, incluso calificado de notable – «barbaridad» fue el término elegido por Pacheta–, si lo hubiera firmado el Real Valladolid. En realidad son 3 los puntos que separan a uno y otro equipo a fecha de hoy, y sin embargo el listón que se marcan unos y otros, apoyados en presupuestos dispares, les sitúa en las antípodas. Solo les acerca la crisis que atraviesan en la actualidad, y aún así, sufriendo como sufren una situación crítica, la reacción que ha generado esta situación no deseada ha llevado a ambos a los extremos.

En Valencia, dado la situación de inestabilidad institucional que vive el club, basta que salte una chispa para alimentar un clima bélico y los últimos resultados –una sola victoria en las últimas ocho jornadas de liga– se han traducido en escenas violentas a los pies de Mestalla.

En Valladolid, en cambio, la crisis es igual de latente, pero la respuesta es mucho más pacífica, conscientes de las limitaciones y falta de recursos con las que debe lidiar un recién ascendido.

Dos formas de entender una misma crisis con el descenso acechando y llamando a la puerta.

A este lado de la crisis, la respuesta al bache de juego y falta de gol que vive el equipo de Pacheta se ha dado en los despachos. En diez días han aterrizado tres jugadores cuando hasta hace bien poco se planteaba la posibilidad de refuerzo y medio en el mercado invernal.

Tres incorporaciones bajo un mismo patrón, el de la velocidad punta, que viven realidades distintas. Tanto el venezolano Darwin Machís como el canadiense Cyle Larin están ya inscritos y en disposición de debutar con la camiseta blanquivioleta, mientras que el marroquí Selim Amallah deberá esperar turno hasta que se produzca una salida –solo había dos fichas libres–. Al cierre de esta edición, el club no había anunciado ninguna baja –tanto Malsa como Sergi Guardiola y Narváez están en primera línea de parrilla–, por lo que el mundialista por Marruecos no podrá debutar al menos hasta el próximo domingo en San Sebastián.

En este contexto, hay que remitirse a la última aparición de Pacheta para intentar descifrar una posible alineación. El técnico, después de darle vueltas y más vueltas al once inicial en las últimas semanas, habló de «volver a la base» y esta aseveración se puede entender como un salto al pasado mes de agosto y a todo lo que funcionó en los primeros pasos dados en la temporada.

Y si retrocedemos cinco meses en el tiempo, nos encontramos con un esquema con Sergio León en punta de ataque, dos extremos muy verticales –Plata era uno de ellos y Toni Villa otro, que ahora podría tener como sustituto a Machís–, y una línea de tres centrocampistas engrasando la máquina formada por Aguado, Roque Mesa y Monchu. En aquel primer once de liga también se asomaban Luis Pérez y Olaza en los laterales, lo que vendría encajar perfectamente por los problemas que viene arrastrando Fresneda y la sobreprotección repentina que existe en el club sobre su figura.

Este sería un esquema tipo de la vuelta a los orígenes promulgada por Pacheta. Otro cantar es lo que pase por la cabeza del técnico de Salas a la vista de los últimos giros que ha dado en este mes de enero.

Si las crisis son importantes para ordenar el desorden, la que atraviesa el Pucela debe servirle al técnico para rescatar un bloque que fue capaz de derrotar a Celta y Real Sociedad en la misma semana.

Sobre este mismo boceto, el canadiense Larin podría tener su oportunidad a lo largo del partido. Amén de examinar la capacidad de dos de las adquisiciones, el partido servirá también a modo de despedida para determinados jugadores que están en la rampa de salida. Hablamos de Malsa, Narváez, Feddal, también de Guardiola, e incluso de Shon Weissman, cuya marcha lleva sobrevolando Zorrilla las últimas semanas.

Ya son 500 los minutos sin celebrar un gol que acumula el Real Valladolid, al que la victoria se le resiste desde el pasado 21 de diciembre (en Copa en campo del Arenas), 5 de noviembre si nos ceñimos al campeonato de liga.

El escenario es similar al que se contempla en Valencia, donde –amén de la Copa– no se canta una victoria desde el pasado 10 de noviembre (3-0 al Betis en Mestalla).

Preguntado ayer por el miedo a perder, Gattuso se refirió a la angustia en la que vive su equipo. «En mi idioma la palabra miedo no es correcta. Puedo hablar de ansiedad, inseguridad...», comentó el italiano, que calificó el compromiso en Valladolid como «importante», pero no decisivo. «Quedan muchos aún por jugar. Tenemos que tener la mente libre, tenemos que ir al campo sin problemas», reconociendo sin decirlo que e sun alivio jugar lejos de Mestalla. «A mi me gusta jugar en casa pero no es fácil jugar dentro de Mestalla con 45.000 personas que te aprietan al primer fallo», señaló.

El partido será dirigido por Figueroa Vázquez y desde la sala VOR por Iglesias Villanueva, que vuelve tras el error cometido en el Cádiz-Elche.