Indigestión táctica

Como si de algo mal digerido se tratase, gastroenteritis aparte, lo cierto es que el volver a una defensa con tres centrales lo único positivo que aportó fue el debut de David Torres. El resto de opciones técnico-tácticas resultaron fallidas; de esa manera, ni marcajes individuales, ni ayudas al marcador ni mucho menos coberturas sobre el poseedor de la pelota, eran capaces de proporcionarle al equipo seguridad en su área ni transición de la pelota en el medio campo.

Conclusión: el equipo naufragó tras irse empequeñeciendo y parecer un juguete a manos de un Atlético que parecía justo todo lo contrario de lo que viene demostrando en la liga.

Fue una primera media hora horrorosa donde ninguno atendía ni entendía lo que se le trataba de comunicar desde fuera, como si eso no fuera lo que antes, pizarra en mano, se había convenido como plan ideal de juego frente a un equipo en crisis de identidad... al que si le dejas hacer te acaba matando.

Desde mi silla de teleespectador, nunca como conocedor de ese vestuario, sigo sin entender la ausencia de Roque Mesa presidiendo la salida del equipo al terreno de juego.

Si alguien es capaz de echarse el equipo a la espalda, ése es el canario. Y si hay que aceptar que solo está para jugar quince minutos, por recordar el minutaje de ayer, pues que sean los del comienzo, porque como el maestro Julio Lasa decía: «los buenos desde el principio y hasta que duren».

Sin jugar con dos puntas natos adelantados y sin que los extremos o laterales te asedien con sus centros, el equipo no demanda tres centrales sino más bien tres volantes, dos extremos cercanos a los laterales y un punta que trabaje en el desmarque y la ayuda a los volante para dar continuidad.

No es bueno que el equipo opte por veleidades tácticas sino más bien por conceptos conocidos y afirmados en los cuales crean y sepan desenvolverse los futbolistas.

Si el equipo atisba dudas técnicas, pierde el convencimiento y cae en la indecisión. Fatal.