Manos que oran
Desde la Grada ·
Casillas es el mejor portero que he visto en mi vida, de los que dan puntos y campeonatos, pero es un tipo con suerteCarlos pérez
Miércoles, 5 de agosto 2020, 12:35
Cuenta una leyenda que dos hermanos querían estudiar en la escuela de arte, pero la familia era pobre y sólo había dinero para que estudiara ... uno de ellos. Echaron a cara o cruz quién sería el que fuera a estudiar a cambio de que cuando volviera pagase los estudios del otro con la venta de sus obras. Así que cuando el afortunado volvió al cabo de los años le hicieron una fiesta de bienvenida. Tomó la palabra y le dijo a su hermano que ahora era su momento y que él pagaría sus estudios. El hermano le dio las gracias pero le dijo que su tiempo había pasado, que sus manos se habían destrozado esos años trabajando en la mina, pero que era feliz por su éxito. El artista como homenaje dibujó sus manos convirtiendo ese dibujo en una de sus obras más conocidas. El artista es Alberto Durero y el grabado sus famosas 'Manos que oran'. Con esta leyenda (falsa como todas las leyendas), vemos lo importante que es la fortuna. Es importante el talento, pero más la fortuna.
Escribo esto el día que Iker Casillas anuncia su retirada como futbolista. Yo que crecí con Arconada como leyenda (esta no era falsa, tomo la tercera acepción de su definición en el DRAE), creo que Casillas es el mejor portero que he visto en mi vida. De los porteros que dan puntos y campeonatos. Pero es un tipo con suerte. Debuta siendo el tercer portero por las lesiones de Bodo Illgner y Albano Bizarri el año que el Real Madrid ficha a César, pero nos lo cede una vez empezada la temporada. Pierde la titularidad al año siguiente a manos de César, pero le da tiempo a convertirse en héroe de la novena por lesión de César en la final. Y ahí empezó su leyenda. Su suerte no acaba ahí, ya que en la selección española también la suerte le acompaña en forma de frasco de colonia en el baño de Santi Cañizares.
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Un tipo con suerte, pero con más talento que suerte. Y con habilidad. La habilidad de aprovechar sus ocasiones. Cuando pierde la titularidad en el Real Madrid a manos de César se rumorean un montón de causas, todas ellas pecados de juventud. Lo que es cierto es que él aprendió de errores y malas compañías y se convirtió en un portero legendario. La gente se acuerda del gol de Iniesta, pero se acuerda también de la parada a Robben, del penalti que le paró a Cardozo o de la tanda de penaltis contra Italia en la Euro de 2008. La gente recuerda a un buen deportista en su sentido amplio de la palabra. Tristemente parte de la que fue su afición es la que peor le recuerda por culpa de su enfrentamiento con un entrenador portugués que no merece ser nombrado en unas palabras que sólo quieren recordar la gloria de San Iker Casillas, alguien que habría ganado unas elecciones generales y que logró que la madre de un portero fuese alabada. Me habría gustado que Durero fuese contemporáneo de Iker para haber dibujado sus manos. O su pie derecho.
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