11 de enero de 1985. Ángel María de Pablos entrevista a Mágico González tras su primer entrenamiento en Valladolid, en un día de nieve. Foto cedida por Ramón Martínez

Mágico González y Onésimo, la mezcla del descaro

Onésimo asegura que el salvadoreño era Dios con un balón. Le sienta en la misma mesa que Maradona y Messi y cuenta las anécdotas con él en Cádiz, donde ambos se quedaban tras los entrenamientos solo para divertirse con el balón

José Anselmo Moreno

Miércoles, 5 de noviembre 2025, 20:04

La etapa de Onésimo en el Cádiz estuvo marcada por la mezcla ofensiva con Jorge 'Mágico' González. Dos jugadores descarados e insolentes que eran una ... especie de universo alternativo en un equipo modesto, que fuera de casa salía a encerrarse con Carmelo, el 'Beckenbauer de la Bahía', al mando de esos «cerrojazos» que proponía David Vidal a domicilio, no así en casa. Allí era otra cosa, ya que Mágico y Cádiz era una amalgama espectacular.

Publicidad

Según Onésimo, Mágico González era Dios con un balón. Lo dice él, que llegó a jugar con grandísimos jugadores, pero asegura que «El mago era otro rollo, estaba a otro nivel, al nivel máximo que hay en el fútbol. Era un jugador top, tanto en lo físico como en lo técnico, hablamos de un superdotado en todo y más allá no hay nada». Es rotundo, no duda un segundo y eso que One jugó junto a Laudrup, Hugo Sánchez, Bebeto o Prosinecki. También se enfrentó a Gullit o Van Basten.

Recuerda que al salvadoreño ya lo vio en Valladolid unos años antes de ir a Cádiz. «Siendo yo un chaval, él estaba en el primer equipo y ya había visto cositas suyas en plan furtivo porque entrenábamos al lado y encajábamos los balones adrede en el viejo Zorrilla para entrar a por ellos. Así veíamos a los mayores, que a veces aún se entrenaban allí», cuenta Onésimo.

Sobre la estancia en Pucela de Mágico, dice que al venir de Cádiz en pleno invierno él estaba un poco abrumado. «Es que era para asustarse, ven tú de Cádiz aquí en enero. Con lo delgadito que era sufría mucho con el frío. Ni había visto nunca la niebla, la primera vez pensó que no había nadie en la ciudad y que le habían dejado aquí solo», bromea el jugador criado en La Pilarica y, obviamente, acostumbrado a los crudos inviernos de Pucela.

Publicidad

Dice que Mágico aquí hizo tres o cuatro cositas, no hizo más, y que él lo descubrió realmente en su temporada en Cádiz. «Cuando yo voy allí, él ya tenía sus años pero era un prodigio físico, era pura fibra y resistencia. Sin entrenar demasiado, estaba físicamente rápido, fuerte y no cogía peso. Eso sí, él tenía una mentalidad de ser feliz sin muchas más ambiciones, no se planteaba hacer un año bueno en Cádiz e irse a un grande, solo quería disfrutar», asegura un Onésimo que desmiente esa leyenda de que salían juntos de juerga. «Se exagera mucho con eso en torno a Mágico, no era para tanto», dice.

Volviendo al fútbol, agrega que «futbolísticamente yo no he visto a nadie hacer las cosas que hacia él, a excepción de Maradona o Messi. Se podría sentar en la misma mesa con ellos, sin duda. Hacía cosas tremendas que solo hemos visto los que entrenábamos con él. No se pueden explicar. Había que verlas. A veces le salían detalles técnicos tan extraordinarias que yo pensaba si eran legales o los prohibía el reglamento. ¿Pero eso vale?», ironiza.

Publicidad

«Si Mágico te decía que daba diez veces en el larguero, no fallaba ni una. Calculaba hasta la dirección del viento. Era tremendo»

Onésimo Sánchez

Cuenta Onésimo que a veces le decían al utilero del Cádiz que dejara algunos balones escondidos para quedarse él y el jugador salvadoreño en Carranza, solo para «disfrutar» con la pelota tras aquellos entrenamientos físicos de entonces, en que «lo más parecido a un balón que teníamos cerca era un balón medicinal».

«Si Mágico te decía que daba diez veces en el larguero, no fallaba ni una. Le pegaba increíble a la pelota. Calculaba hasta la dirección del viento. Era tremendo». Como persona, asegura que era y es un gran chaval. «Es humilde y un buenazo, como un niño pequeño. Yo creo que vino un poco tarde a Europa, si hubiera venido con 17 años y se hubiera formado totalmente aquí habría sido otra cosa, pero él solo quería disfrutar de la vida. Era de otra cultura. En Cádiz era feliz. Cuando vino a Valladolid se asustó porque mira que hizo frío ese invierno. Yo creo que aquí vino con un mayordomo, incluso, pero es que vivía solo y necesitaba ayuda. Su lugar en el mundo era Cádiz. Allí tenía lo que quería: ser feliz».

Publicidad

Con la camiseta del Real Valladolid, año 85.

A su juicio, Jorge atesoraba todos los condicionantes para disfrutar del fútbol y disfrutaba, él y quienes estaban a su alrededor. «Te dejaba con la boca abierta en algunos entrenamientos. Luego en los partidos había veces que te los ganaba él solo, aunque se distraía mucho en el campo. Iba y venía de los partidos. A veces le mandaban jugar por una banda y estaba en la contraria, pero es que se despistaba porque él era así, no era por indisciplina».

«También es verdad que venía a recibir y era el mejor, como extremo era el mejor, pasando era el mejor y haciendo goles era el mejor, así que, por mí, podía hacer lo que le diera la gana en el campo», agrega.

Publicidad

Hablamos de que aquí Mágico se las tuvo tiesas con Redondo, incluso llegó a apartarle del equipo e intercedieron los compañeros para que jugara un partido contra el Barça, aquel día en que metió un golazo de falta y falló un penalti que elevó a los altares a Urruti. En un partido en La Condomina ante el Murcia, el salvadoreño recogió un saque de puerta de Fenoy e hizo una jugada brutal, yéndose de dos rivales y batiendo a Mora con un balón picado. Tras el gol, miró al banquillo y pidió el cambio. Era el minuto nueve. Las cosas de Mágico.

Lo último que Onésimo sabe de él es que está en El Salvador y que se encuentra trabajando para la Federación de Fútbol salvadoreña. No tiene su contacto ni Mágico es fácil de localizar porque «vive en su mundo» e insiste en que su único objetivo en la vida es ser feliz. «Es verdad que hay que gente que piensa que desperdició su carrera y su talento o que pudo hacer mucho más, pero si quieres ser feliz y lo consigues, hay que ponerlo en la balanza y tener en cuenta que también eso es tener éxito en la vida».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad