La historia de Samuel Obeng
Latasa debe ser el Villalibre del Racing; el Yeremay del Deportivo, el Melamed del Almería... O el increible Iuri Tabatadze del Cádiz que espera esta jornada
Esta semana me he acordado mucho de Samuel Obeng, delantero al que conocí en la última visita de la SD Huesca a Zorrilla. Sí, lo ... confieso, no había visto los ciento y un goles de su trayectoria en Ghana hasta llegar al fútbol español, tal y como se destila ahora en las ruedas de prensa, en la que tienes que saber si Obeng era un prometedor ariete en su etapa de juveniles y lideraba a las Estrellas Negras en el último Mundial SUB 20, disputado en La Patagonia... (¡qué fallo el mío!).
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A Samuel le conocí aquella tarde en la que el Real Valladolid ganó 1-0 al equipo oscense, en un partido en el que aún no se sabe como Lucas Oliveira podía ser el que le daba el «equilibrio» al Pucela de Pezzolano, y el hermano de Negredo le birlaba el puesto a Marcos André... Aquel día, me acuerdo que terminó el partido, y dije: «subiremos». Era un 28 de abril, y aún quedaba todo lo de Alcorcón, lo del Villarreal B... Pero esa es otra historia.
Volviendo a Obeng, que, por cierto, ahora juega en el Ceuta, me parecía imposible que hubiese un delantero tan justito para el fútbol profesional. En ese debate de barra de bar, lejos de las letras que salen publicadas, llegué a repetirle a mis compañeros en más de una ocasión que el delantero africano iba con nosotros, y que si Antonio Hidalgo no le cambiaba ese día, merecía que el malogrado Domingo Catoira tuviera al ahora entrenador del Deportivo entres sus papeles llegado el caso... A Obeng le pusieron los balones de todos los colores. Desde una banda. Desde la otra. Pases en profundidad, y los mandó todos fuera. A Masip no le hizo falta ni intervenir... «Es un delantero que nos da muchas cosas», reinvidicó durante la temporada el propio Hidalgo...
Es aquí donde viene esa evocación que viví el pasado viernes en la rueda de prensa de Guillermo Almada y el rol de Juanmi Latasa en el Pucela. «Es el jugador que más balones despeja», justificó el técnico como si el '9' blanquivioleta fuese el mejor Boyomo -por seguir con aquel partido de abril del 24- o el propio César Tárrega.
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A la SD Huesca no le daba para tener un recambio para el bueno de Obeng, al que a los dos meses le mandarían a Marruecos a jugar en Casablanca... Con el trabajo no les valía para un equipo que necesitaba goles (les empieza a sonar, ¿no?).
Los 22 equipos de Segunda tienen un Samu en sus filas. De hecho, me acuerdo que unos días antes, en Cartagena, al Pucela le pasó lo mismo con creo recordar un 'habilidoso' extremo llamado Arnau, que de apellido podía haber llevado Obeng... Solo ante Masip, la mando arriba y a un lado. Vamos, lo mismo que ayer Latasa, solo que con el '9' del Pucela.
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Al delantero del Real Valladolid se le exige mucho más que trabajo, «despejes» o lucha. Que está bien y que se le va a reconocer, como se le ha reconocido mientras ha habido otros compañeros que han atinado con la bolita, pero de eso hace más de un mes, y con la garra no basta, y más en Segunda.
No basta, por aquel mensaje de «Latasa y ocho más». No basta, porque el madrileño es uno de los fichajes más caros de la historia del club y una apuesta a largo plazo que de seguir en la categoría va mucho más allá de la 'broma' del salario del '9' justito de turno. Y no basta, porque el «Lata» de Almada es el Villalibre del Racing; el Yeremay del Deportivo, el Melamed del Almería... O el increible Iuri Tabatadze del Cádiz que espera hoy.
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