El copresidente del Real Valladolid, Gabriel Solares, junto a Jorge Santiago, el pasado sábado en Canterac. Alberto Mingueza
Partido de vuelta

Presidente de cara, equipo de nalgas

Los hechos son los que, finalmente, aportan verdad o mentira al relato. De momento, Solares y su equipo no van de farol. Su apuesta por el valor de lo auténtico no es una farsa

Miércoles, 8 de octubre 2025, 12:49

Ronaldo se quedó en la escena de Míster Marshall. Ahí terminó su legado. Su gestión le fue afantasmando hasta convertirle en un personaje áspero y ... distante con la ciudad y con su propio club. Gabo Solares ha hecho más en un puñado de días que su antecesor en el cargo durante los últimos siete años. El copresidente del Real Valladolid vive Valladolid y se deja ver allí donde se cuece algo importante. Nada más aterrizar, en vez de parapetarse en la típica tiniebla protocolaria, se estrenó en el pádel. Ahí, en el corazón de la urbe, aguantando el calor como el resto de los aficionados. No rehuyó una foto, una arenga, un consejo, una sonrisa. Va de frente y no tiene por qué esconderse. Su actitud de cara al exterior no es una pose. Este fin de semana el Betis, un clásico del fútbol modesto, se jugaba en Canterac una plaza en la Copa del Rey. Histórico. Ahí estaba Solares. Al día siguiente, El Quesos libraba un apasionante derbi contra el Burgos. Gabo, en el palco con una sudadera engalanada con el escudo de la selección española.

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Los hechos son los que, finalmente, aportan verdad o mentira al relato. De momento, Solares y su equipo no van de farol. Su apuesta por el valor de lo auténtico no es una farsa. Es la mejor forma de convertir al Real Valladolid en el motor del deporte de la ciudad, en ese estandarte imprescindible para que el resto de los actores encuentren cobijo en la entidad más grande y con más incidencia en todos los aspectos. El mérito de Gabo no es solo estar ahí y acercarse al pópulo, sino hacerlo cuando el primer equipo se tambalea sobre el alambre desde hace más de un mes. Lo fácil es desaparecer y guardar la cara. No tengo una bola de cristal y no sé si su gestión se plasmará en resultados. Si el Pucela ascenderá y se consolidará por fin en Primera. Lo que tengo claro, hasta que me demuestren lo contrario, es que al menos hay una dirección sincera.

Ahora solo falta que el equipo responda. Y ahí Almada y Orta tienen mucha plancha. El primero en la ubicación de las piezas y la recomposición general de un vestuario que va a menos, y el segundo para no perder de vista los retoques que necesita el conjunto blanquivioleta en el mercado de invierno, sobre todo en el área de creación y en la posición de 'nueve'. El último duelo ante el Mirandés regaló varias certezas al técnico uruguayo. La primera es que solo con Latasa no da. El ariete vive más pendiente del desmayo que del juego. En el olvido quedan sus actuaciones como estilete y gladiador en las primeras jornadas. El problema es que no tiene recambio, aunque las ganas de Arnu deben darle una oportunidad, minutos para ver si es alternativa real o sigue siendo una promesa. También ha comprobado que Garri va en serio, que tiene proyección, ambición y profundidad, y que Chuki aporta mucho más filo que otros en el enganche. En resumen, que tal vez tenga que revisar la pizarra y mirar más a Los Anexos. Visto lo visto, los canteranos elevan la intensidad y las ganas en un contexto de aplatanamiento general que ha derivado en los primeros rasguños en la moral colectiva de los futbolistas y los hinchas. Ahora que la dirección va de cara, sería imperdonable que el equipo siga de nalgas.

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