Disfrazados de pagafantas antes de Halloween
«Almada volverá a desplegar el diván esta semana después de una derrota surrealista. Un síntoma evidente de que el Pucela continúa sin encontrar una versión equilibrada que le permita soñar con el ascenso»
1
El plan de Borja liquida la revolución de Almada
A la pizarra de Almada se le vieron las costuras con el paso de los minutos. Borja lo tuvo mucho más claro. El Sporting rentabilizó ... los errores del Pucela y, con el marcador a favor, ajustó su dibujo, repobló el entramado defensivo y al cuadro castellano se le fueron fundiendo los plomos. El técnico uruguayo no estuvo fino. Intentó remover su planteamiento, pero los cambios ligaron menos que un litro de agua con otro de aceite. El Real Valladolid hizo el primo. El típico pagafantas que se pasa toda la noche mareando la perdiz y se va a casa midiendo el terreno, pero solo, sin compañía. No encontró la forma de transformar su dominio en ocasiones y tampoco tuvo lucidez para escapar del error en espacios prohibidos, esos lugares donde solo los alevines cometen ciertos traspiés que se convierten en el mejor aprendizaje. La diferencia es que los soldados de Almada ya tienen vello en aquella zona, no son precisamente chavales en plena formación.
2
Dos gazapos impropios de un aspirante a algo
Ver achicar el espacio a la defensa del Pucela en el preámbulo del 0-1 me eriza el pelo. Me vienen a la mente dos de mis primeros entrenadores, Iñaki y Argimiro. Uno era la paz, el otro puro nervio. En mi época no había fútbol-7 y era habitual trabajar los movimientos mecanizados, ofensivos y defensivos, para encontrar la espalda del rival en posición legal o dejar en 'orsay' al delantero contrario. Éramos benjamines, pero las voces aún retumban en la Granja Escuela, camino de Zorrilla. Me imagino a los dos con la vena en el cuello a punto de brotar pidiendo explicaciones a la zaga del Pucela, desnuda de madurez en una salida hacia ninguna parte que terminó con el primer tanto en contra. El segundo gazapo que condenó al Pucela también habría desgañitado a mis primeros mentores. Y lo peor es que llevó la firma de Juric. Si el croata también falla, las canillas empiezan a temblar porque su fuerte no son los equívocos, sino las certezas.
3
Jorge Delgado enseña el camino a Latasa
Hizo más Jorge Delgado en cinco minutos que Latasa en todo el partido. El canterano enseñó el camino al ariete titular, que sigue recibiendo la confianza ciega de Almada, aunque cerró un partido más con el ábaco vacío. Delgado se desmarcó, corrió al espacio, armó la diestra y partió la monotonía con un caño seco, preciso. El madrileño se desgasta demasiado en la pelea. Tal vez sea la mejor manera de esconder sus carencias. A Almada se ve que le vale, aunque la lógica dice que el 'nueve' está para marcar y decidir partidos, no para pasarse medio encuentro en el suelo y la otra mitad con tortícolis. Es lo que hay. Si el técnico es el primer valedor de un delantero centro que apenas remata entre los tres palos, el resultado no puede ser otro. Mientras, Marcos André sigue resucitando, Arnu vive en el banquillo y Delgado se postula con goles como el de ayer. No estuvo fino Latasa ni en el aperitivo del empate. Tiró al muñeco, con el viento a favor, en el borde del área pequeña. Menos mal que la diestra de Federico afinó la partitura con un golpeo mordido.
4
Federico se crece con el gol del empate
El gol es al fútbol lo que la pócima de Panorámix a los cómics de Astérix y Obélix. El que prueba el brebaje parece un ser superior. Peter Federico no llegó al clímax completo, pero el tanto le rehabilitó y le llenó de confianza. Hasta el empate a uno, el extremo blanquivioleta no se apeó de esa versión atractorada que le acompaña desde que Almada le regaló un sitio en el once. Sin chispa ni tino para el desborde, todas sus acciones terminaban en alguna bota rival. Tras hacer diana, esta vez con la derecha, se atrevió con más determinación y engarzó alguna jugada de mérito. Sigue muy lejos de ser un futbolista desequilibrante, pero al menos salió vivo de alguna gambeta. En la otra orilla, también a contrapié, Biuk se conformó con el epílogo. Controló bien, atinó en el primer regate, pero se enroscó en la definición. Ni buenos centros ni remates aseados. Como el resto del equipo, se quedó en el amago, en esa sensación de que vas pero no llegas, de que dominas, pero no sirve de nada.
5
El calendario pierde hojas de reseteo en reseteo
Almada tendrá que desplegar de nuevo el diván esta semana. Será la tercera vez en lo que va de temporada. Si asociamos la terapia a los tropiezos, podemos concluir que el Real Valladolid está muy lejos de ser un aspirante al ascenso. Sobre todo, porque hace mucho tiempo que no gana en Zorrilla. El abecedario de un club que quiere abandonar el sótano pasa por tres pilares inquebrantables. El primero es convertir tu estadio en un fortín. El del Pucela es una feria. El segundo pasa por asegurar el cero en la puerta propia. Vistos los gazapos, la solidez tampoco parece una virtud estable del conjunto de Almada. La última habita en el área contraria. Allí es donde emerge la figura del killer. Javi Guerra, Mata, Peternac, Llorente… Aquí está Latasa, que mete menos miedo que Batman disfrazado de Barbie. Pues eso. Mucha plancha y pocos argumentos para seguir creyendo.
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