El coro y la parroquia del Real Valladolid

Y aunque sean muy entendibles y estén justificados, es obligado hacer un análisis en busca de los porqués y el como de la posible solución.

Un equipo es lo que son sus futbolistas junto a lo que su técnico es capaz de sacar de ellos merced a su trabajo diario. A ello se une una correcta elección de los jugadores en cada partido buscando siempre elegir a los mejores y colocarlos en su verdadera demarcación.

Algo que en nuestro equipo se ha visto reducido de forma drástica por mor del tremendo fracaso de la Secretaría Técnica en su trabajo de confección de plantilla. Siendo ya de sobra conocido y teniendo nombres y apellidos no vamos pues a repetirlos. Tanto en Nervión como en Zorrilla el equipo ha dejado clara su escasa solvencia defensiva; algo que se ha acrecentado en base a unos fallos impropios de futbolistas de primer nivel en algún caso y otros corales que dejan en entredicho el trabajo de grupo como tal.

Si los dos jugadores procedentes del Valencia, con quien tenemos un 'acuerdo de centrales' al parecer, no han mejorado de momento a lo que se fue, no es menos cierto que Rosa y Pérez lo han jugado todo hasta ahora, y que solo la lesión de Luis ha propiciado los primeros minutos del canterano Chasco.

Por medio queda el culebrón portugués de un futbolista que no cumplía parámetros clínicos en su reconocimiento y su ocultación en una entidad hostelera. Para estudiarlo.

En esta tesitura, David Torres, no ha gozado de la plena confianza del entrenador y Javi Sánchez es un futbolista lesionado que solo juega de manera ocasional desde hace más de un año. Esta es la realidad.

Uno de los dos descubrimientos positivos que ha tenido el equipo, Karl Hein, ha demostrado una importante y esperanzadora solvencia. Mérito, sin duda, de quien le trae.

La otra nota altamente positiva es la irrupción de Juma Bah, el central de Sierra Leona, que ha surgido de la nada para hacerse con el todo de un puesto en el cual el equipo quedó cojo e inválido tras la reciente marcha de Boyomo.

Si la obligación del entrenador es la de poner siempre a los mejores, Pablo Pezzolano tiene ya tres de los cuatro puestos de la línea adjudicados. Lucas y Luis en los laterales no se pueden discutir y el león de la Sierra, tampoco. El otro puesto es cosa suya.

Un centro del campo donde Amallah es indiscutible y Kike, Martín y Juric deben complementar, tampoco ofrece muchas más dudas. Y aunque está bien hablar de nombres, no es menos cierto que estos deben de correr y pelear hasta morir, y que su técnico es el responsable de que así ocurra.

Futbolistas blandos, con la cabeza agachada que no son capaces de retener un balón con el partido en tu mano, no son aptos para este juego. Luchar o morir. Hoy el Real Valladolid se reduce prácticamente a eso.

Como en el ataque hemos concretado extremos importantes, es absurdo que la pierna contraria sea la utilizada para poner centros a un '9' rematador. El centro que espera Latasa no le puede llegar de la pierna inhábil de su extremo… si es que le llega.

Y si finalmente vamos a tirar de los chicos del coro de la cantera, la parroquia lo va a agradecer y mucho. Pero ahora mismo, veteranos y noveles, o se dejan todo en el empeño o este coro no clasifica para los conciertos de la próxima temporada.