El ataque imprescindible en el Real Valladolid

Posicionados en el campo de Butarque el pasado sábado seremos conscientes de que uno de los dos asertos, el defensivo, se vino a cumplir de forma clara frente a un Leganés tan líder como escaso de recursos.

¿Ello viene a restar méritos al punto conseguido? No, jamás. El éxito tuvo como protagonistas principales a una línea defensiva seria y sobria –a considerar el excelente trabajo de Tárrega por recién llegado y poco conocido– , así como al trabajo coral del resto, enormemente atento en esa labor.

Salvo Sylla y Meseguer, descolgados más arriba que el resto en busca del gol que no terminó de llegar, el equipo, con sus jugadores de banda incluidos, realizó unos perfectos movimientos de repliegue tras la pérdida del balón y jamás perdió la cara al contrario ni el frente al juego.

Dicho esto, es evidente que el cuerpo técnico planificó una magnífica tarea en posición y ordenamiento de los hombres, y estos lo llevaron al éxito.

Recalcaba en mi análisis posterior al partido que me había gustado esa disposición a la pelea desde los inicios del partido, junto a una apuesta valiente del técnico, valorando esa intención de querer jugar en campo contrario el mayor número de tiempo posible.

Así pues, el área propia conquistada y, a partir de ahí, en espera de hacer lo propio en la contraria para poder rematar la faena. Sin embargo, estos ya fueron 'otros López'.

Para dominar el área rival, lo primero, ¡y principal!, es llegar de verdad; es decir, con peligro de gol real, y además hacerlo de manera reiterada si eres dominador o en contraataques vertiginosos si eres dominado.

Para ello hay que gozar de la posibilidad de tener en el césped a los jugadores idóneos para tal menester. A mi no me cabe la menor duda de que el entrenador quería atacar… pero llegando arriba con hombres que pudieran defender de inmediato. Un 'ya sé como me dices, pero defendiendo de primeras'.

Para ello, nadie como Amath Ndiaye por izquierda e Iván Sánchez por derecha. Amath corriendo y luchando como un jabato para volver sin dilación a su área, si se perdía la pelota; algo que Sánchez en el otro lado ejecutaba de igual forma, aunque más en modo de posesión y toque, que de penetración por el espacio lateral asignado.

No creo pues, que ni Sergio ni Luis se puedan quejar de los fieles escuderos que tuvieron por delante y bien cerquita; algo inversamente proporcional a la queja silenciosa, eso sí, de Mamadou Sylla, viendo como sus asistentes le cambiaban sus asistencias en forma de centros por 'ayudas defensivas' de esas que 'doblan lateral' según la jerga.

Como los cambios lo cambiaron todo, menos lo sustancial, se quedaron en anécdota peligrosa ¡ojo al dato! al perder la creación y a su volante –me refiero a Monchu– y juntar dos volantes defensivos en clara intención resultadista.

En lo referente al fichaje de Álvaro Negredo, entiendo ¡y aplaudo! que se busque un '9' de contrastada calidad y efectividad, aunque de corto minutaje; pero lo ovacionaré, cuando, de paso, se coloquen por la banda Moro… y otro.

¡Vamos, con dos extremos y un '9'!. Ahí, sí.