Un domingo cualquiera para el Real Valladolid
Costará que estos veinticinco vuelvan a ser la piña que parecía que eran los veinticinco del año pasado, pero no me cabe duda de que se logrará
cARLOS PÉREZ
Viernes, 30 de octubre 2020, 08:47
Hace mucho que no escribo una columna en estas circunstancias. En nueve años he dado mi opinión en momentos muy buenos y momentos menos buenos. ... Quizá sólo me acuerde de lo bueno y por eso me cuesta más expresarme en estas circunstancias. El caso es que os escribo esto desde lo más profundo de la tabla clasificatoria y lo que se me ocurre es copiar y pegar el discurso de Al Pacino en 'Un domingo cualquiera'. «O nos curamos como equipo o moriremos como individuos». Así, a modo de resumen.
Es muy recurrente en estos momentos sacar mensajes recurriendo al ardor guerrero como si fuésemos soldados de infantería, pero no se trata de ir a la guerra o de partirnos la cara con 11 tíos vestidos de amarillo. Se trata de sacar esto jugando al fútbol. De curarnos como equipo. Decía la semana pasada que los callejones sin salida sí tenían salida y hablaba de la calma por encima de las decisiones precipitadas. Pero con la calma no se ganan partidos. Con el discurso de Al Pacino tampoco. Se ganan partidos jugando al fútbol. Y sí, claro que es importante curarse como equipo para jugar al fútbol. Es la primera piedra. Esa piedra estaba puesta, pero la hemos cambiado. Costará que estos veinticinco vuelvan a ser la piña que parecía que eran los veinticinco del año pasado, pero no me cabe duda de que se logrará. O al menos eso espero.
Mi esperanza es que estos ya han demostrado que lo pueden hacer bien. No han demostrado que haciéndolo bien ganen partidos, pero todo llegará. A nadie se le castiga tanto cuando hace las cosas bien. Pero es necesario volver alcanzar el nivel de partidos como los de la Real Sociedad (actual líder que marca muchos goles y que aquí no tiró a puerta), Celta o Real Madrid. Y por qué no los ratitos de buen fútbol de Huesca o Éibar.
El problema es que el aspecto anímico es el que es y tenemos lo justo para recibir un golpe. Ya no sé si tenemos miedo a perder, a no ganar, a jugar mal o a qué, pero lo cierto y verdad es que cuando las cosas se tuercen somos muy cobardes. Como dice Sabina, que 'ser valiente no sea tan caro, que ser cobarde no valga la pena'. En esas estamos, en lograr ese objetivo, pero desde el pozo de la clasificación.
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